Cuando en temas de salud una idea simple cala hondo entre las personas, es porque tiene verdad en su definición. Algo de esto pasa con la noción de llamar al intestino, “segundo cerebro”. Hay que saber que el intestino tiene más neuronas que la espina dorsal y actúa independientemente del sistema nervioso central.
Ese otro cerebro “independiente” en nuestras entrañas y su compleja comunidad microbiana influyen definitivamente en nuestro bienestar general.
Un grupo de investigadores argentinos, liderados por el doctor Facundo Pereyra, publicaron un nuevo estudio en la prestigiosa revista Neurogastroenterology and Motility que arroja luz sobre la naturaleza compleja de los trastornos intestinales y sus ramificaciones en síntomas extra digestivos.
Los hallazgos suman evidencia al nuevo paradigma que propone que aquello que altera o equilibra nuestra microbiota -el ecosistema de microorganismos que habitan en el intestino humano- tiene una estrecha relación con el sistema nervioso y el cerebro.
El médico gastroenterólogo Pereyra se desempeña en el Servicio de Gastroenterología del Hospital Cipolletti en Río Negro, ciudad de la que es oriundo. Está formado en su especialidad en la Universidad del Salvador, el Hospital de Clínicas y el Hospital Udaondo, y, con el transcurso de los años la experiencia en la práctica clínica lo llevó a adoptar un enfoque integral del paciente ya sea en estado de salud o enfermedad.
Este abordaje se inscribe en la denominada medicina funcional, una perspectiva médica incipiente, que ya cuenta, nada más ni nada menos, que con un departamento de investigación y abordaje clínico en la prestigiosa Cleveland Clinic, de Estados Unidos.
Para analizar los detalles del nuevo estudio, Infobae entrevistó al doctor Pereyra, quien fue el autor principal del estudio, y al doctor Luis Bustos Fernández, ex presidente de la Sociedad Argentina de Gastroenterología (SAGE), quien también participó de la investigación titulada “Prevalencia de síntomas extraintestinales según subtipo de síndrome del intestino irritable”.
El eje cerebro-intestino
“Este es el primer gran trabajo científico que describe las manifestaciones extradigestivas asociadas al Síndrome de Intestino Irritable (SII), un aspecto que aún no está tratado en profundidad por la comunidad médica”, dijo Pereyra en diálogo con Infobae.
El estudio se realizó en 4.862 personas y reveló que más del 70% de los pacientes con SII experimentan síntomas no digestivos, como dolor de articulaciones y de cabeza, hormigueos en manos y pies, dermatitis atópica, así como síntomas de depresión.
Estos hallazgos, confirman que el eje cerebro-intestino y sistema inmune, como sostiene el doctor Pereyra, es fundamental para entender los problemas de salud. “El paciente que tiene síntomas digestivos y extradigestivos asociados es un persona que presenta una activación del sistema inmunológico y digestivo, lo que genera malestar general y enfermedades”, señaló el gastroenterólogo. Por eso, enfatiza en que el tratamiento adecuado debe estar dirigido a “aplacar la respuesta inmunológica”.
Desde la perspectiva de Pereyra, considerar que el aparato digestivo incuba el “germen” de otros trastornos que impactan en resto de los sistemas del organismo, abre “esperanzas de tratamiento” para personas afectadas por una larga lista de enfermedades consideradas, en principio, “no digestivas”. Y esto abarca desde la ansiedad, depresión, migraña, fatiga, infertilidad, problemas autoinmunes, problemas articulares o en la piel, como alergias.
“Entender el intestino como un órgano que puede enfermar al resto del cuerpo es el primer paso de un nuevo enfoque que ya desde hace años trata la medicina funcional de Estados Unidos. Ya lo dijo Hipócrates hace más de 2500 años: ´Toda enfermedad empieza en el intestino´”, explica.
El médico gastroenterólogo Bustos Fernández es uno de los autores del estudio y consideró en diálogo con Infobae que esta investigación dio evidencia científica a una realidad que los médicos ya observaban en el consultorio: “La sintomatología de tipo intestino irritable se acompaña de una gran cantidad de síntomas extra digestivos, que no deben ser tratados de forma individual, sino que se debe plantear un tratamiento más integrador y generalizado”.
Bustos consideró que los hallazgos están en sintonía con un abordaje que gana terreno en gastroenterología y otras disciplinas: el equilibrio en el eje cerebro-intestino-microbiota es garante del buen estado de salud. Esto implica que el equilibrio (o la alteración) de los microorganismos de nuestra microbiota intestinal tiene una relación estrecha con la estabilidad dentro de nuestro sistema nervioso central.
Los hallazgos del estudio
La investigación indagó en la prevalencia de síntomas extraintestinales en pacientes con el Síndrome del Intestino Irritable (SII), y evidenció diferencias significativas según el subtipo de este trastorno. Según los criterios de Roma IV (que se aplican para evaluar los trastornos funcionales intestinales), los participantes fueron clasificados en SII con predominio de diarrea (SII-D), estreñimiento (SII-E) y hábitos intestinales mixtos (SII-M). Los datos fueron relevados entre julio de 2022 y abril de 2023.
Los hallazgos mostraron que los pacientes con estreñimiento presentan una menor gravedad en los síntomas del SII y una menor prevalencia de obesidad en comparación con los otros subtipos. Por otro lado, aquellos con predominio de síntomas diarreicos mostraron una mayor incidencia de intolerancia alimentaria, antecedentes de colecistectomía e incontinencia fecal.
En tanto, los pacientes con SII y hábitos intestinales mixtos -que alternan entre períodos de diarrea y constipación- registraron la mayor prevalencia de síntomas extraintestinales, con mayor frecuencia de artralgias, dolores de cabeza, hormigueos en extremidades y dermatitis atópica. Además, este grupo evidenció mayor prevalencia de síntomas de depresión en comparación con otros pacientes con enfermedades digestivas.
Las conclusiones de la investigación subrayaron la importancia de una comprensión detallada de los distintos subtipos de SII para el desarrollo de estrategias terapéuticas más personalizadas y efectivas, destacando la necesidad de más investigaciones al respecto.
El vínculo de la microbiota y el sistema nervioso
— ¿Cuáles son las razones detrás de la alta prevalencia de síntomas extradigestivos en los pacientes con problemas intestinales?
— Doctor Pereyra: Existen distintas hipótesis. La primera, refiere a las alteraciones de la permeabilidad del intestino, las filtraciones de toxinas y alimentos mal digeridos que impactan el sistema inmunológico enfermando el resto del cuerpo.
Por otro lado, se manifiesta una activación del sistema nervioso central a través de la activación del eje cerebro-intestinal, esto significa que se activan ciertos neurotransmisores que generan información en el cerebro. También las intolerancias alimentarias por fenómenos inmunológicos generan impacto a distancia también. Esos son las tres principales razones.
— Doctor Bustos Fernández: El organismo vive en un estado de salud o de enfermedad que se basa en lo que llamamos estado inflamatorio, no en el sentido de “se me hinchó la panza”, sino en la liberación de distintos marcadores proinflamatorios o antiinflamatorios. Y la principal puerta de estos marcadores inflamatorios en el organismo es el tubo digestivo, a través de su relación con la microbiota intestinal.
Cuando por distintas razones nos empezamos a llevar mal con nuestra microbiota, empieza a producirse una liberación de estos neurotransmisores que van a producir este estado proinflamatorio y un estado de enfermedad. Pero de la misma manera, una correcta microbiota intestinal puede producir microorganismos que son antiinflamatorios y nos van a proteger.
Esto significa que distintos tipos de enfermedades, no solamente del tubo digestivo, sino enfermedades de todo el organismo, van a depender en forma absoluta del estado de nuestra microbiota intestinal.
El estudio “Prevalencia de síntomas extraintestinales según subtipo de síndrome del intestino irritable” fue publicado en la revista Neurogastroenterology and Motility. Participaron de la investigación los doctores Facundo Pereyra, Luis María Bustos Fernández., Francisco Schlottman, Rafael Zamora, Agustina Marconi, Leandro Steinberg y Lisandro Pereyra.
Fuente: Infobae