A los 27 años, Luciano Gabriel Buffagni Borchert, un joven ingeniero civil nacido en Caucete, logró algo que pocos sanjuaninos pueden contar: presentar una investigación propia en un congreso internacional de ingeniería.
Fue en el HACBAC 2025 – VI Congreso Iberoamericano de Hormigones Especiales, celebrado el 18 y 19 de septiembre en Faro, Portugal, donde expuso su trabajo titulado “Estudio de la Dosificación de Hormigones de Ultra Alto Rendimiento en San Juan”, una investigación que nació como tesis de grado junto a su colega Rocío Sánchez, y que hoy se posiciona como un avance inédito dentro de la ingeniería argentina.
Un proyecto que nació en el corazón de la UNSJ
El proyecto, que tuvo su punto de partida en septiembre de 2023, surgió en el marco de una beca CICITCA y se desarrolló íntegramente en el Instituto de Materiales y Suelos (IMS) de la Facultad de Ingeniería de la UNSJ, bajo la dirección del Dr. Ing. Sergio Yazzar.
“Fue un proceso de casi dos años, repleto de obstáculos de todo tipo que, gracias a un gran equipo de laboratoristas y becarios, y muchísima valentía y determinación, se pudo concretar. El proyecto cumplió con lo establecido en la beca, trascendió como tesis de grado y, finalmente, llegó a Portugal”, cuenta Lucho, todavía emocionado.
El desafío no fue menor. Desarrollar en San Juan un hormigón de ultra alto rendimiento (UHPC) —una tecnología constructiva de vanguardia a nivel mundial— requirió creatividad, recursos escasos y mucha cooperación.
“Lo más difícil fue conseguir los componentes y equipamiento para realizar las mezclas. Fue una verdadera odisea, lograda casi completamente gracias a donaciones de distintas empresas del país e incluso del extranjero”, explica.
Un material que revoluciona la ingeniería
El UHPC (Ultra-High Performance Concrete) es un tipo de hormigón con resistencia, durabilidad y capacidad estructural muy superiores a las del hormigón convencional. Luciano lo resume así: “En estado fresco es autocompactante, es decir, se moldea solo, sin necesidad de vibración, lo que permite lograr piezas muy precisas y de gran calidad. En estado endurecido, su resistencia a la compresión supera los 130 MPa, frente a los 20 o 30 de un hormigón tradicional. Además, tiene una permeabilidad tan baja que lo hace ideal para ambientes exigentes o agresivos”.
Estas propiedades lo posicionan como un material estratégico para múltiples aplicaciones: desde la construcción de infraestructuras más livianas y duraderas, hasta el uso en piezas arquitectónicas, estructuras premoldeadas o proyectos mineros.
“El impacto potencial es enorme. Representa una alternativa de alta performance que abre nuevas posibilidades en el diseño y la ejecución de obras”, destaca.
De San Juan al mundo
La presentación de Buffagni en el congreso internacional de Portugal fue un momento de fuerte carga emocional y profesional. “Fue un vendaval de emociones. Nunca había disertado en un congreso, y tuve la suerte de hacerlo rodeado de profesionales de gran renombre mundial”, recuerda.
Las devoluciones, asegura, fueron “todas muy positivas”: “Nos felicitaron y sentí que esto recién empieza. Es el puntapié inicial de un largo camino”.
Representar a la Universidad Nacional de San Juan y a una universidad pública argentina en un foro de esta magnitud fue, para él, un orgullo profundo. “Es un honor inconmensurable. Es mostrar que también podemos hacer cosas grandes desde nuestro rinconcito, del otro lado del charco”, dice con una sonrisa.
Un trabajo en equipo y una familia académica
El logro no fue individual. Luciano resalta constantemente la labor compartida con Rocío Sánchez, su compañera de tesis: “Formamos un equipo imbatible. Estudiamos juntos toda la carrera, así que trabajar en el proyecto fue algo natural. Ya teníamos una gran sincronía, y eso hizo que todo fluyera con mucha facilidad”.
También subraya el rol del Instituto de Materiales y Suelos (IMS): “Más que un equipo, el IMS se convirtió en una segunda familia. Ingresé en 2021, en segundo año de la carrera, y desde entonces compartimos logros, desafíos y muchas experiencias. Su acompañamiento fue fundamental para mi formación”.
Durante la investigación realizaron ensayos de caracterización en estado fresco y endurecido, con pruebas de extendido, J-Ring, medición de aire y resistencia a compresión y flexotracción. “Contamos con la valiosa colaboración del Dr. Pedro Serna Ros, de la Universidad Politécnica de Valencia, quien nos asesoró en reuniones virtuales y nos ahorró muchísimo tiempo”, recuerda.
Un sueño que empezó como una charla
La posibilidad de presentar en Europa nació casi de casualidad. “Todo comenzó en una conversación entre Sergio y Pedro sobre una edición pasada del congreso. Después lo vimos anunciado en Portugal, y la idea empezó a tomar forma: ‘¿Te imaginás si…?’. Finalmente, enviamos el resumen, el comité científico lo aceptó, y en septiembre todo se concretó”, relata.
Cuando recibió la confirmación, sintió “una mezcla de nervios y alegría”: “La posibilidad de llevar el nombre del IMS a lo más alto fue una motivación inmensa”.
El salto a Europa: una nueva etapa en Valencia
Luego del congreso, Luciano se instaló en Valencia, España, donde comenzó a cursar el Máster Universitario en Ingeniería del Hormigón en la Universidad Politécnica de Valencia (UPV), una de las más prestigiosas de Europa en el área de ingeniería estructural.
“Elegí la UPV por recomendación del Dr. Yazzar, porque los profesores de este máster están a la vanguardia de la investigación en hormigones, y porque la universidad tiene un gran vínculo con el ámbito empresarial. Hoy es la universidad española con mayor impacto social y económico del mundo”, explica.
Por ahora, planea quedarse en España hasta 2027 y, si todo sale bien, continuar con un doctorado en la misma institución. “Si todo marcha según el plan, ojalá pueda volver a San Juan y aplicar lo aprendido”, dice con esperanza.
El costado humano: el equipaje invisible
El joven ingeniero no oculta la nostalgia que le genera estar lejos de su gente. Sin embargo, ante la pregunta sobre qué aprendió de sí mismo en todo este proceso, responde con una madurez admirable: “Todo miedo se supera con valentía. Si uno cree en algo, tiene que animarse, por más difícil que parezca. La soledad enseña sobre la compañía más de lo que la compañía jamás podría. Y aprendí que si sobrevivís al aeropuerto de Barajas y a los trámites en España, sos inmune a cualquier cosa”.
“Mi sueño siempre fue ayudar, desde la ingeniería, a mejorar la calidad de vida de la gente”, cierra Lucho con la misma convicción que lo llevó a representar a San Juan en el congreso europeo. Su historia combina ciencia, esfuerzo y vocación de servicio: una muestra de que la ingeniería también puede transformar realidades.

