Verónica Talamé es una figura destacada en el ámbito de los estudios bíblicos en Argentina. Es reconocida por ser la primera mujer laica en el país con el título de Doctora en Biblia y la primera teóloga en especialidad bíblica, lo que la convierte en una de las voces más autorizadas para abordar las Sagradas Escrituras desde una perspectiva académica y de fe. Además, durante tres años fue presidenta de la Asociación Bíblica Argentina, un rol que le permitió profundizar su conocimiento y contacto con otros biblistas.
Su pasión por la Palabra de Dios la llevó a formarse durante nueve años en Roma, completando su bachillerato, licenciatura y doctorado en Teología Bíblica. Y aunque su sustento proviene de una empresa de transporte familiar, su vida está marcada por la vocación de difundir la Palabra de Dios. Con esa misión volverá a San Juan, invitada por los Equipos de Formación Espiritual Cristiana (EFEC) de San Juan y la Universidad Católica de Cuyo (UCCuyo), donde dictará un seminario en el que compartirá claves de lectura del Apocalipsis para develar su verdadero mensaje de revelación y esperanza. Será los días 23, 24 y 25 de octubre, en la UCCuyo (ver aparte).
“Sí ya es difícil comunicarse entre personas, imagínate con un escrito que tiene más de dos mil años. El esfuerzo que tenemos que hacer es ir nosotros al escrito y no pretender traer el escrito al hoy sin ninguna decodificación, sin ningún tamiz. Hay que pasar por el estudio y la interpretación correcta que nos sugiere el Magisterio de la Iglesia para leer los textos lo mejor posible, dentro del límite que tenemos, porque somos humanos y esto es palabra de Dios en palabra de hombres”, marcó en diálogo con DIARIO DE CUYO.
– ¿Y qué te cautivó del estudio de la Biblia, que te hizo dedicarse a esto?
– La verdad que yo me enamoré de la palabra haciendo ejercicios espirituales ignacianos, que tienen básicamente la palabra de Dios como centro. Ahí comprobé cómo la palabra te va sanando, te va dando luces. Bueno, la palabra se hizo viva para mí, me quedé cautivada con su poder, con la fuerza que tiene en la vida del que se acerca a ella con fe, que era lo que yo estaba haciendo en los ejercicios. Entonces me dediqué a buscar dónde poder estudiar la Biblia más seriamente.
– Después de todo este camino de estudio, ¿qué descubriste en la Biblia que te maraville?
– No descubrí, si bien el estudio me dio nuevas herramientas para abordar la Palabra, lo que pasó es que constaté su poder, cómo Jesús está vivo en ella, una Palabra viva que te sana, te salva, te restaura, te pone de pie.
– ¿Cómo se logra que la Palabra de Dios llegue de una manera tan viva a quienes profesan la fe, pero no han leído la Biblia?
– Yo creo que no hace falta leerla toda, del Génesis al Apocalipsis, lo que importa es que uno vaya a orar con el texto y que crea que Jesús está vivo ahí, que te está esperando para hablarte, así como estamos hablando y escuchando nosotras. Hay que hacer la experiencia. Creo que a la Palabra se puede ir para estudiarla o para orarla, y cuando uno va para orarla con estudios, encuentra una riqueza mayor.
– En tiempos de “rápido y fácil”, de soluciones mágicas que hasta compiten con la Palabra de Dios, ¿cómo se promueve este encuentro?
– El Magisterio siempre nos dijo que la manera de abordar un texto es la lectura orante o la lectio divina. Entonces es bueno comunicarse con la Palabra haciendo las cinco preguntitas básicas: qué dice el texto, qué me dice a mí, qué le digo, que es orar; después disfrutar un ratito de contemplación y pensar a qué me llama o a qué me invita, que sería la acción. Son los cinco momentos que siguen tan vigentes y creo que probar esta manera de abordar la Palabra es sencilla y da fruto.
– ¿Son la Biblia en general, y el Apocalipsis en particular, tan interpretables como se cree?
– A toda la Biblia hay que interpretarla. Así como cuando uno lee el diario, no es lo mismo el horóscopo, que la necrológica, que una crónica, bueno, en la Biblia tampoco es lo mismo leer el Apocalipsis que el Génesis. Si uno no distingue y no tiene herramientas para abordar el género, le hace decir al texto cualquier cosa, mensajes catastróficos que no tienen nada que ver con la realidad del texto.
– En general se asocia el Apocalipsis a catástrofe, destrucción, tragedia…
– El Apocalipsis demanda la comprensión de símbolos, imágenes, códigos, números, colores, que si no se estudian, no se saben. Por obra y gracia del Espíritu Santo no podés acceder. Podés leerlo y entender lo que vos quieras entender, pero de ahí a que sea lo que el autor te quiso decir hay un gran paso. Hay libros que tienen géneros literarios más complejos, como es el Apocalipsis, que requieren de un mayor estudio. Y por eso es que ofrecer un curso de Apocalipsis es acercar herramientas a las personas que estén interesadas en leer la Biblia con el respeto que se merece, brindarles elementos para no manipular, para no hacerle decir al texto lo que uno quiere en lugar de lo que en verdad dice.
Ofrecer un curso de Apocalipsis es acercar herramientas a las personas que estén interesadas en leer la Biblia con el respeto que se merece, brindarles elementos para no manipular, para no hacerle decir al texto lo que uno quiere en lugar de lo que en verdad dice. Verónica Talamé
– ¿Y cuál es el mensaje central del Apocalipsis?
– Apocalipsis quiere decir “revelación”, es una palabra griega que quiere decir que hay un mensaje cifrado que hay que descifrar. Y hay que descifrarlo a la luz de este género particular. Es un mensaje de que Dios tiene en sus manos la historia, nuestra historia y la historia del pueblo, que Dios está triunfante y que nos invita a triunfar con él, poniendo nuestra fe en Él. El Apocalipsis es una invitación a la esperanza, no a temer o a tener pánico, como muchos piensan. Lo que yo voy a proponer es una lectura general y algunas claves y me voy a centrar en las 7 cartas del Apocalipsis, las cartas a las 7 Iglesias. Voy a dar una lectura exegética pero espiritual de las cartas, y después les voy a mostrar cómo uno, leyendo con seriedad el texto, le saca mucho más provecho que cuando deduce como le parece.
– ¿Qué significan esas 7 cartas?
– Son un itinerario de conversión. Ese itinerario de conversión es lo que vamos a tratar de compartir. Primero, el número 7 significa “universalidad, plenitud”, así que decir 7 cartas alude a toda la Iglesia. Son paradigmas, cada carta es un paradigma, no de un modelo de católico, sino un paradigma de Iglesia. Cada una tiene algunas características, que no voy a decir porque si no, no irán al curso (risas).
– Finalmente ¿Cómo revertir la percepción de la Biblia como algo difícil, complejo, aburrido?
-Mirá, me viene responderte como les dijo Jesús a los dos que lo seguían: “Vengan y vean”. Para quien no haga la experiencia de encontrarse con la Palabra, con el Jesús resucitado y vivo en la Palabra, todo lo que se le diga va a ser externo. Tienen que hacer la experiencia y una vez que la hacés no podés salir de ella, porque es apasionante. Ahora, si vos no querés experimentar eso, por más que yo te lo diga, no lo vas a creer. Hay que hacer la experiencia, hay que ir y ver, hay que ir y encontrarse. Yo desafío a que lo hagan. Si van con apertura de corazón, con fe, con deseo de encuentro, dudo que no lo hayan encontrado. ¿Cómo? Si el Señor está ahí esperándonos… Todos los que lo buscan, lo encuentran. Pero sí, tiene que ser con una cierta disposición, no como los fariseos que ponían todo el tiempo a prueba al Señor. Esa no es la actitud. Hay que ir con apertura, con fe y verán cómo el Señor se revela.

Tomá nota:
- Verónica Talamé dará un Seminario-Taller de Biblia: “Introducción al Libro del Apocalipsis. Cartas a las 7 Iglesias”, con aval académico del Instituto Santa María de la UCCuyo.
- Será los días 23, 24 y 25 de octubre, en el SUM de la Universidad Católica de Cuyo (Ignacio de la Roza 1516 oeste, Rivadavia)
- Para inscripciones, ir al enlace https://forms.gle/Pnuq7crUtFu6HWyy6
- Informes: comunicarse a los teléfonos 2644526013, 2645128960 y 2644742549

