¿Quién no disfruta de la calefacción a leña? Si con sólo ver el fuego ya transmite una sensación de hogar, de calidez, de familia, sin contar una cuota importante de romanticismo.


Sensación que puede caer abruptamente si se analiza la eficiencia y los costos que demanda el uso de madera en los llamados hogares, tan decorativos y pintorescos. Pero ¡a no asustarse!, porque existen diversas opciones de artefactos que ofrecen las mismas sensaciones pero con alta eficiencia en el uso de la materia prima. Se trata de las estufas rocket y también de las rusas que ya están siendo construidas con éxito en San Juan. Todo comenzó hace un par de años en Mogna donde se instalaron con el asesoramiento de los técnicos del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA). Una idea digna de copiar por aquellos que quieren usar este tipo de calefacción más eficiente, económica y sin gases contaminantes. Ni hablar si se le suma al mismo artefacto otro nivel para cocinar alimentos, una alternativa que las convierte en una verdadera opción para zonas donde la leña es un material de uso cotidiano o para quien quiera hacerlo en su hogar. 


Sebastián Sosa, ingeniero mecánico, desarrollador de tecnologías e integrante del Instituto para la Agricultura Familiar, del INTA, en el área de maquinarias y energías renovables-, junto con un equipo de profesionales, comenzó a trabajar hace un par de años en la localidad jachallera de Mogna. Por ese entonces, a través de un programa de la Secretaría de Ciencia y Tecnología, desarrollaron una investigación que puso en evidencia que la gente del lugar usaba leña para tres necesidades básicas: calefacción de ambientes, calentamiento de agua para uso sanitario, y para cocinar los alimentos.


Posteriormente, y con el fin de hacer más eficiente el uso del leño (cuando se logra ese objetivo se habla de recurso renovable), propusieron a los moquineros, trabajar en conjunto para poner en marcha tecnologías adaptadas y específicas para cubrir sus necesidades de una manera eficiente.


Es ahí cuando el equipo del INTA ofrece la posibilidad de construir estufas "rusas" que tienen similitudes con las llamadas "rocket", ambas originarias de otros países. Claro que la que prevaleció fue la rusa porque también se puede convertir en cocina.


Las rocket (Ver infografía y fotos), también están siendo usadas a muy baja escala en San Juan, como por ejemplo en una casa de Zonda, donde la construyó un cordobés que ya regresó a su provincia.


"Luego de la investigación, nos sumamos a un programa de Pro Huerta que financia construcción y equipamiento de tecnologías para las familias rurales. Así conseguimos para lo que en principio serían 25 artefactos, aunque lamentablemente con el aumento de precios e inflación del 2018 se nos complicó mucho porque el presupuesto original quedó corto. Los diseños realizados comprenden dos tipos de artefactos: estufa y cocina. Recién ahora estamos retomando de a poco. Se hicieron varias con el apoyo de los vecinos que recibieron capacitación para su construcción", cuenta Sosa, un apasionado de este tipo de trabajo y comprometido con los integrantes del Centro de Productores Agropecuarios y familias de Mogna.Precisamente, ellos, son los que tras una capacitación convirtieron esta idea en un hecho concreto. 

El sistema


Tanto las rusas como las rocket son estufas de inercia térmica, es decir que son grandes masas de mampostería que acumulan energía y luego la entregan al ambiente. "Es como una batería, es decir que uno hace fuego, tanto en la rusa como en la rocket, y una vez que se apaga ese calor queda acumulado y sigue en el ambiente. Es muy interesante porque, por ejemplo en la noche, uno se va a dormir no queda el fuego prendido y la casa sigue calentita. En el caso de la rocket entrega calor en las tres formas que existen, por radiación, por convección y por conducción. Es la única que lo puede hacer. Si bien la rusa es similar no tiene el banco de masa donde uno puede sentarse o acostarse. Es más completa", indica el ingeniero Sosa.


Si es por ventajas, fluyen como una llama. Una de ellas es que ambas pueden construirse con materiales muy económicos, y se pueden adaptar a la estética de cada hogar. A esto se suma que si están bien construidas no hay peligro de intoxicación por monóxido de carbono y son muy eficientes. Tanto es así que cuando una estufa abierta sólo aprovecha el 20 por ciento de la energía liberada, éstas lo hacen en un 70 a un 80 por ciento.


Al intentar encontrar una desventaja se puede señalar que por ser estufas de inercia y guardar el calor, son indicadas para la época más fría del año porque en temporadas estivales u otoñales con días cambiantes entre frío y calor, la casa sigue tibia.

Estufa rocket ubicada en una casa de Zonda. Estética, funcional y eficiente.

En cuanto al tiempo que demanda su construcción, sólo hacen falta un par de días para la mampostería de la estufa rusa, aunque puede demorar un poco más la parte metálica. Las rocket demandan un poco más de tiempo.


Otra buena nueva es que si bien el equipo del INTA de agricultura familiar está orientado a colaborar y capacitar a familias rurales, asesora a personas que cuenten con recursos para construir en viviendas ubicadas en cualquier punto de la provincia. 


La elección particular también depende del espacio con el que cuenta ya que una rusa exige al menos un metro por 50 cm de base y hacia arriba un metro más aproximadamente. Se debe calcular que es un poco más grande que una salamandra. Por su parte la rocket demanda más espacio porque lleva un banco de masa para aprovechar la energía.


Este trabajo que continuará en Mogna apenas existan los recursos necesarios para colaborar con su instalación, tendrá un segundo destino ya que el INTA acordó con la Secretaría de Ambiente de San Juan llevar las capacitaciones a comunidades de pueblos originarios de 25 de Mayo, ahora suspendidas por la pandemia del coronavirus.Grandes opciones para elegir una calefacción sin riesgos, eficiente y con grandes ventajas económicas.


El contacto


Las personas interesadas en conocer estos sistemas alternativos de calefacción -estufas rocket y rusa-, pueden contactarse con el INTA San Juan -Instituto para la agricultura familiar (IPAF): 492 1079 / 492 1191; o al 264 501 3051 /Ingeniero Sebastián Sosa.


La investigación 


Mogna es una localidad que pertenece a Jáchal, se encuentra a 90 kilómetros de esa ciudad y cuenta con alrededor de 300 habitantes. En su mayoría son agricultores familiares dedicados a la cría de ganado caprino y bovino (en menor proporción), con manejo de tipo extensivo. En este contexto, investigadores del INTA realizaron una investigación exploratoria que, financiada por la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación (Setici) de la provincia, permitió comprender las estrategias de vida de la comunidad referidas al uso energético. "El objetivo fue tratar de entender cuáles son los factores y los actores que influyen en el deterioro del bosque y las estrategias familiares desplegadas, con foco en el uso de las energías en el ámbito doméstico y su posible vinculación con el estado de dicho recurso", detalla el ingeniero Sebastián Sosa, en la investigación realizada oportunamente.


Luego del estudio, basado en metodologías de tipos cuantitativas y cualitativas, se verificó que los pobladores de Mogna dependen en gran medida del bosque para llevar a cabo sus actividades domésticas y que, a pesar de tener acceso a la red de energía eléctrica y al gas envasado, utilizan artefactos a leña para resolver las tareas básicas.


Sin duda que el uso de leña para cubrir necesidades básicas como la cocción de alimentos, la calefacción del hogar y la higiene personal, es algo totalmente lógico si uno piensa que esta madera es tomada de su bosque nativo. Allí no hay gas natural y el gas envasado es difícil conseguir. Por esta razón, la recolección de leña es una tarea doméstica ineludible que exige caminar grandes distancias y trasladar cargas de hasta 80 kilos en carretillas.


"Es el combustible más seguro del lugar y se quema en fogones abiertos construidos fuera de la vivienda y sin mayores reparos, en general. Las llamas y brasas sirven para calentar las ollas que contienen el alimento y también para calentar recipientes con agua, que luego se emplea para aseo personal, lavado de ropa, de vajilla, entre otros. Al mismo tiempo, las brasas producidas se colocan en braseros, unos recipientes metálicos que se ponen dentro de las viviendas para calefacción", agrega el investigador.


La posibilidad de cocinar con mayor comodidad y bajo techo es una ventaja reconocida por las personas de Mogna, quienes deben cocinar a la intemperie, con bajas temperaturas en invierno y muy elevadas en verano propias del ambiente árido. 


Gracias al financiamiento del programa ProHuerta, que llevan a cabo el INTA y el Ministerio de Salud y Desarrollo Social de la Nación, en 2018 se compraron los materiales para la fabricación de 25 artefactos, cuya construcción está en manos de algunos albañiles y un herrero de la comunidad, quienes fueron capacitados por los técnicos del INTA. Actualmente, se avanza en la construcción e instalación de las cocinas en los hogares de los productores.
Fuente: Comunicación INTA

Integrantes del INTA y vecinos de Mogna que construyeron  las estufas rusas en esa localidad.



El equipo del INTA


Los encargados de investigar, comunicar y llevar adelante el diseño de las estufas rusas del INTA son: Carlos Sebastián Sosa, Ana Karol, Yanina Rodríguez, Mario Cañadas, Nicolás Serafini, Natalia Silva, Mariana Laura Allasino, Juan Pablo Alberghini y Paula Aguilera.