Rosita, Celeste, Cinthia y Mara, son madre, nieta e hijas aficionadas a las Harley Davidson. (Fotos: Maximiliano Huyema)


Casi emulando el trabajo que hizo la familia Davidson junto a su amigo William Harley-, en el patio trasero de su casa donde instaló el taller para construir el primer modelo de la ahora mítica Harley Davidson, Carlos Ludueña hizo lo mismo, pero para continuar dando vida a la leyenda que sigue quitando el sueño a más de un motociclista. El taller sanjuanino, también ubicado detrás de su vivienda, ha visto -y sigue viendo-, el resurgimiento de varias motos de distintas épocas de la Harley gracias a su pasión por la marca, y sobre todo a la continuidad de la historia, ahora encarnada en sus hijas y su hijo. Cinthia Paola, Mara, Constanza y Diego son quienes tomaron la posta de una tradición que también sigue vigente en su nieta Celeste de sólo 14 años. Luego llegará el turno de Abril, Delfina, Nahuel y Luciano (en camino), los otros nietos que, seguramente, recibirán esta herencia cultivada con tanto respeto, valores y convicciones que le han permitido tener unas cinco motos en marcha y otras que seguramente verán la luz en algún momento.


Carlos cedió esta vez el protagonismo a las mujeres de la familia ya que ellas fueron pilares fundamentales para llegar a un presente soñado: tener casi una Harley Davidson para cada Ludueña.


Claro que para arribar a este punto, hubo que empezar desde muy abajo ya que se trata de una familia de trabajadores. Todo comenzó cuando Carlos a los 14 años tuvo el primer flechazo con una moto de la marca que aparecía en una revista. Y realmente era un sueño para un chico que hasta debía trabajar para terminar sus estudios básicos. Por ese entones las cosas no marchaban bien en la economía familiar, y si ganaba diez pesos, siete estaban destinados a su mamá quien se encargaba de sostener la casa.


El tesón y la organización fueron claves para demostrarse y demostrar a sus seres queridos, que "las cosas siempre se pueden lograr".

Cinthia y Mara Ludueña en plena ruta con sus Harley
Davidson 1937 y 1947.

Luego de varios años pudo comprar la primera Harley, o al menos lo que quedaba de ella, para después de otro largo tiempo dejarla como nueva y en plena marcha. Un resultado que logró tras criar a sus hijos y darles estudios en una universidad privada.


Ahora, son ellos los que con el mismo cariño y dedicación se encargan de continuar la pasión por las dos ruedas de la que muchos señalan como "la mejor marca mundial de motos".


Todos comenzaron a hacer los primeros "pininos" a los 15 o 16 años, pero de una manera bastante didáctica. "Lo primero que teníamos que aprender es a limpiar minuciosamente la moto. Esa era la manera de empezar a cuidarla y conocerla. Más tarde llegaron las clases de manejo que no eran sencillas por el tipo de mecánica de los antiguos modelos", explica Mara a punto de recibirse de licenciada en Enfermería, y a la par trabaja en un estudio jurídico.


El encanto por las motos, por conocer cada detalle, su cuidado, y sobre todo para tenerla en condiciones para pasear los fines de semana, es el leitmotiv de cada hermano, tanto que Diego no dudó en convertirse en Técnico en Motores para poder continuar por el camino de la mecánica y poner en condiciones todo aquello que cae en sus manos.


Cinthia, médica terapista y mamá de Celeste, la nieta mayor de Carlos, junto a su marido David Narváez, no dudó hace poco tiempo en sacar un préstamo para comprar una Harley Davidson Iron, modelo 2017, HD 883 cc para compartir con su familia.


"Los cuatro hemos estado siempre al pie del cañón. Hoy no nos pudo acompañar Diego por razones laborales y Constanza está embarazada de siete meses (ella es Kinesióloga), pero siempre estamos juntos en esto. Las motos son un punto de encuentro", dice Cinthia, que a los 21 recién pudo adquirir permiso para conducir una Harley 1.200 cc y una coupé Torino.


Si bien para ellos tiene muchísimo valor haber recuperado la Harley Davidson modelo 1947, 750 cc WL; la UL, 1200 cc, modelo 1937, y otra 1922, también sumaron una Fat Boy 2011 que es otro orgullo familiar.
 


Y siguen rodando

Celeste es la primera de la tercera generación que intenta comenzar a incursionar en las Harley. "Ella, por ahora es copiloto, y está en la etapa de la limpieza", cuenta Cinthia muy risueña, parodiando a su hermana que con tanta seriedad contó que es el primer paso antes de conducir una, y lógicamente cumplir con la edad para poder sacar la licencia. 


Salir a dar una vuelta por cualquier lugar de San Juan montados en una moto de este tipo, siempre despierta la curiosidad del transeúnte, tanto que para hacer esta nota luego de la producción fotográfica, se eligió un restó vidriado. Desde allí no sólo se cuidaban los rodados porque cada pieza "vale una fortuna", si no que se podían ver muchos curiosos que filmaban las cuatro máquinas en las que llegaron Mara, Cinthia, David, Carlos y Rosa.


Precisamente Rosita, la mamá, es otra de las mujeres que aportaron mucho para llegar a tener esta pequeña flota de Harley. Desde sumarse a conocer cada una de ellas, aprender a valorarlas, hasta ahorrar seis años junto a su esposo Carlos para poder adquirir una. La misma que ahora mira con orgullo a sus hijas profesionales y motociclistas admiradas en cada paseo familiar.


"Papá no pudo concretar su sueño en los tiempos que hubiera querido, pero nos enseñó que con esfuerzo y sacrificio pudo lograr su objetivo, y no fue sólo una sino varias. Ese concepto nos lo transmitió a cada uno de nosotros, sobre todo como hay que ganarse las cosas dignamente. Tanto que cada uno tiene su trabajo, su familia, sus valores, todo inculcado por él. Nunca perdimos el sentido de estudiar y trabajar para ganar lo que queremos y tener las motos como un hobby", cuenta Cinthia.

Los paseos

El placer de los Ludueña son los paseos de los domingos, o entre semana cuando Carlos se hace un tiempito para salir con Celeste a dar una vuelta, casi a modo de pre bautismos hasta que le toque el turno de ser la nueva motociclista.


Otra de las salidas favoritas de Mara y Cinthia, es a presentar las motos a las bandas de rock que llegan a la provincia, un motivo para visitarlos en semejantes ejemplares que dejan con la boca abierta hasta los más conocedores. De hecho Pappo Napolitano, los integrantes de La Renga, por citar un par de ejemplos, han visitado lo que más que un taller es un museo en el fondo de la casa de los Ludueña. Allí conviven modelos del año 22, 37, 47, restauradas por él y su hijo Diego.


Están en condiciones de afirmar que en el país no hay otra familia en esta sintonía, mucho menos en una familia de trabajadores. "Hubo una correcta administración, primero anduvo sólo una por años porque las prioridades eran otras, incluso hice andar la 1200 cc sin pintar y hasta sin el dínamo funcionando porque eran gastos que no se podía asumir hasta que los chicos no terminaron la facultad", cuenta Carlos.


Una familia, en la que las mujeres tienen un papel protagónico, no sólo por haber heredado la pasión sino porque hasta sin querer-, rompieron los esquemas tradicionales de andar en motos "gigantes", y hasta conformar el primer grupo de mujeres motociclistas de San Juan.


Reliquias 



En San Juan hay aproximadamente una treintena de motos de la marca soñada por tantos moticiclistas desde el modelo 2000 en adelante, mientras que de los diseños antiguos no hay mucho más de cinco rodando. El motivo es sencillo, las que habían fueron vendidas a otros países y ya están en manos de coleccionistas que son verdaderos buscadores de estas reliquias.


Por supuesto que está casi demás decir que no están en los planes de la familia Ludueña desprenderse de algunas de estas motocicletas.


El rescate de la HD modelo 22


Diego Ludueña restauró una Harley Davidson modelo 1922, que estuvo parada por más de 30 años desde que fue adquirida por su papá. Quedó impecable, tanto que obtuvo un premio en la exposición On the Road realizado en la cervecería Ancestral. Su primera salida, su primera copa.
 

Mujeres motociclistas

Mara y Cinthia Ludueña se han dado el gusto de conformar el primer grupo de mujeres motociclistas de alta cilindrada de la provincia. El objetivo es salir a despuntar el vicio que en algún momento parecía exclusivo de varones. Son unas seis o siete chicas que tienen motos de distintas marcas que disfrutan de la libertad de andar en dos ruedas.


Relevo Mundial

Las hermanas Ludueña se preparan para recibir al grupo de mujeres que forman parte del "Relevo Mundial de Mujeres Motociclistas"- Women Riders World Relay 2019-, que llegará a la Argentina el 30 de noviembre desde Chile.
No se trata de identificar a un modelo de moto en particular sino que trata de unir en un sentimiento a todas las mujeres motociclistas con cualquier tamaño y tipo de moto.


Por medio de un viaje alrededor del mundo programado para que, durante un año, cientos de mujeres motociclistas vayan pasando de mano en mano, a través de cada país que se cruza, una batuta, un bastón de mando como un testimonio en las carreras de postas. Las que se encargan de entregar y recibir el bastón son las llamadas "Guardianas", que también lo harán dentro de cada país por un sistema de postas.


Esta vuelta al mundo comenzó el 27 de febrero de 2019, desde John o"Groates, un punto al norte de Escocia, en Gran Bretaña, y finalizará en enero de 2020, luego de recorrer más de 100 países y miles de ciudades.


El origen de esta idea nació de Hayley Bell, una motociclista británica de 28 años, en agosto de 2018. La idea es concientizar a la industria que hay una demanda gigantesca y en crecimiento que son las mujeres, crear un sentimiento de unión a nivel mundial de las motociclistas e incentivar la hermandad entre las riders, la solidaridad y alentar a las demás mujeres a entrar en el mundo del motociclismo. Todo esto sin distinciones de edad, nacionalidad o tipo y tamaño de moto.

En el garaje
El programa televisivo "El garage", hizo tres programas con la familia Ludueña en los que mostró al país sus "Harley Davidson". Verdaderos tesoros mecánicos (y del corazón).

Origen de la leyenda

La compañía Harley-Davidson Motor Company, fue fundada en 1903 por William Harley y los hermanos Arthur, Walter y William Davidson en un pequeño garaje de Milwaukee, Wisconsin, EEUU, lanzando su primer modelo en septiembre de 1904.


En ese año se construyeron 3 motocicletas con motores de 10 pulgadas cúbicas, monocilíndricos, de tres caballos de potencia. En 1909 fue introducido el motor de dos cilindros en V con ángulo de inclinación de 45 grados, de 49.5 pulgadas cúbicas que producía siete caballos de potencia y lograba alcanzar una velocidad tope de 60 millas por hora el que caracteriza desde entonces el famoso motor V-Twin. En 1920 Harley-Davidson se consolidó como el fabricante de motocicletas más grande del mundo.


Las dos guerras mundiales ayudaron a la Harley-Davidson a difundir su producto a través del mundo y así hacer crecer la fábrica a niveles de producción de 90 mil unidades por año. En 1929 Harley se posicionó como el fabricante de motocicletas más sólido.


En la década de los 50 y 60, estas máquinas se convirtieron en un símbolo del rock and roll a través de Elvis Presley, James Dean y otros artistas. Hollywood se encargó de llevar al público la imagen de "rebeldes" con sus vestimentas de chaquetas de cuero con estoperoles, camisetas arremangadas y los famosos jeans, se convierten en la indumentaria de los motociclistas.


En 1983 se conformó el H.O.G. (Harley Owners Group) Grupo de Propietarios Harley, para involucrar más a sus clientes a la pasión del motociclismo. Esta asociación sin ánimo de lucro, es la única agremiación patrocinada por un fabricante de motocicletas en el mundo y cuenta con más de setecientos mil socios.