Mucho se ha dicho y escrito sobre los usos de desinfectantes para manos, ropa, calzado y objetos de contacto frecuente. Desde comienzos de la pandemia Covid-19 numerosas instituciones se han encargado de dar amplia difusión a las recomendaciones para una correcta desinfección de las manos, el calzado, la ropa, las superficies y los objetos con los que estamos en contacto. Se trata siempre de indicaciones fundamentales que contribuyen a una buena salud pública y que resultan sencillas de llevar a la práctica. Todos y cada uno de los esfuerzos por mantener la buena salud deben ser bienvenidos.


En la actualidad, el método más consolidado para inactivar de manera rápida y efectiva una amplia gama de microorganismos potencialmente dañinos, que están presentes en las manos y en superficies inanimadas, es el uso de formulaciones evaporativas, sin enjuague, compuestas por alcohol etílico o alcohol isopropílico (etanol o isopropanol, respectivamente).


En Argentina, y en diversas partes del mundo, el medio desinfectante más usado en el contexto de la pandemia Covid-19 es una solución acuosa de etanol al 70% v/v. Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) sugiere, también, el uso de dos formulaciones con mayores concentraciones de alcohol, la formulación OMS-1 que contiene 80% v/v de etanol y la formulación OMS-2 que contiene isopropanol 75% v/v. 

Para cumplir con el efecto microbicida pretendido, las formulaciones en base alcohólica sin enjuague (conteniendo etanol o isopropanol) deben superar pruebas de efectividad in vitro e in vivo frente a patógenos nosocomiales, estandarizadas por Normas Europeas (EN) o las Americanas (ASTM).


De acuerdo con las EN, los estudios in vitro refieren a ensayos cuantitativos para demostrar actividad bactericida (contra Staphylococcus aureus, Enterococcus hirae, Pseudomonas aeruginosa y Escherichia coli) y viricida (contra poliovirus tipo 1, adenovirus tipo 5 y norovirus murino) según las normas EN 12054 y la EN 14476, respectivamente, que implican la exposición de una suspensión del patógeno al producto en evaluación, durante, al menos, 30 segundos. En etapas posteriores, las formulaciones antisépticas se someten a estudios in vivo en seres humanos, en los que se evalúan condiciones prácticas de uso simuladas, según la EN 1500 (higiene por frotación de manos artificialmente contaminadas con Escherichia Coli K 12, tiempo de aplicación: 30 o 60 segundos) y la EN 12791 (antisepsia quirúrgica de manos para reducir la flora microbiana transitoria residente y eventualmente presente, tiempo de aplicación: 60 segundos-5 minutos). En ambos casos, el desempeño del producto en evaluación no debe ser inferior al de una solución de isopropanol al 60 % v/v, tomada como referencia.


Según las EN, se considera que un producto es suficientemente eficaz contra un patógeno si los ensayos muestran una reducción de la carga microbiana en estudio mayor o igual al 60%.


Se ha demostrado que una solución de etanol al 70% en agua es usualmente efectiva como desinfectante de manos contra un amplio espectro de virus si el tiempo de contacto por frotamiento está en el orden de los 20 a 30 segundos.

¿Cuál es el mecanismo de acción del alcohol como desinfectante y del jabón ?



En su gran mayoría, los virus están formados por tres constituyentes fundamentales: ARN, proteínas y lípidos. El ARN es el material genético viral. Las proteínas cumplen varias funciones, entre ellas intervenir en el ingreso a la célula-objetivo y ayudar a la replicación del virus. Son compuestos clave en toda la estructura del virus. Los lípidos forman una capa alrededor del virus tanto para protegerlo como para ayudarlo a su propagación e invasión celular. El ARN, las proteínas y los lípidos se autoensamblan para formar el virus.


El jabón está formado por moléculas que poseen una estructura constituida por un sector hidrofílico (afín al agua) y un sector hidrofóbico (no afín al agua) o lipofílico (afín a los lípidos). Las moléculas de jabón actúan "disolviendo" la estructura lipídica del virus. Como consecuencia de ello, el virus resulta inactivado. 


Los productos desinfectantes a base de alcohol, que incluyen productos que se etiquetan como "desinfectantes' y "antibacterianos" contienen una solución con un alto contenido de alcohol, típicamente etanol al 60-80%, a veces también con un poco de isopropanol, agua y un poco de jabón. El etanol y otros alcoholes no sólo forman fácilmente "puentes de hidrógeno", un tipo de enlaces entre moléculas, con el material del virus sino que, como solvente, son más lipofílicos que el agua. Por lo tanto, el alcohol también disuelve la membrana lipídica del virus e interrumpe su actividad. Sin embargo, se requiere que la concentración de alcohol sea bastante alta (más del 60%) para obtener una disolución lo suficientemente rápida de la estructura lipídica del virus.


Los alcoholes, entonces, actúan destruyendo la membrana celular, por reducción de su tensión superficial y desnaturalizando las proteínas. Su eficacia está basada en la presencia de agua, ya que así penetra más fácilmente en las células y microorganismos permitiendo el daño a la membrana y rápida desnaturalización de las proteínas, con la consiguiente interferencia con el metabolismo y lisis celular. Su acción es rápida, a partir de los 20 segundos de contacto, principalmente en concentraciones de 70% v/v. Los alcoholes poseen una acción rápida y de amplio espectro, actuando sobre bacterias gram negativas y gram positivas, incluyendo microbacterias, hongos y virus, pero no son esporicidas. Dado su nulo efecto esporicida, los alcoholes no se recomiendan para esterilización, pero sí son habitualmente usados para desinfección de superficies o antisepsis de la piel. 


En general, el alcohol isopropílico es considerado más efectivo como bactericida, y el etílico más potente como virucida. Esto es dependiente de la concentración de ambos agentes activos. El etanol 70% destruye alrededor de 90% de las bacterias cutáneas en dos minutos, siempre que la piel se mantenga en contacto con el alcohol sin secarlo. Tal vez, como conclusión primera de este aspecto, puede decirse que el lavado de manos con jabón es un medio efectivo y muy accesible en casa para inactivar el virus. En situaciones en que el lavado de manos no es posible, el uso de una solución al 70% de alcohol en agua constituye un excelente desinfectante para manos.



¿Cuáles son los factores que afectan la capacidad de desinfección?


Varios son los factores que afectan la capacidad desinfectante de un agente químico:


- Concentración y tiempo: la efectiva desinfección depende fuertemente de ambos factores. Si se disminuye la concentración del desinfectante deberá aumentarse el tiempo de contacto para garantizar el mismo resultado. Dado que los ensayos para establecer actividad bactericida y viricida utilizan tiempos mínimos de 30 segundos, se debe prestar atención tanto al volumen de formulación administrado como al tiempo de frotado. Como recomendación general, si las manos se secan luego de una fricción o frotado de 10-15 segundos, es probable que el volumen de formulación aplicado haya sido insuficiente, en cuyo caso se sugiere repetir la aplicación.


- El pH: la acidez del medio afecta tanto a la carga superficial neta del microorganismo como al grado de ionización del agente. En general, las formas ionizadas de los agentes disociables pasan mejor a través de las membranas biológicas, y por lo tanto son más efectivos. 


- La temperatura: normalmente, al aumentar la temperatura aumenta la potencia de los desinfectantes. Para varios agentes químicos la elevación de 10 grados supone duplicar la tasa de desinfección.


- La naturaleza del microorganismo y otros factores asociados a la población microbiana: según la especie empleada, por ejemplo: el bacilo tuberculoso resiste los hipocloritos mejor que otras bacterias. Según la fase de cultivo: dependiendo de la presencia de cápsulas o de esporas (suelen conferir más resistencia); dependiendo del número de microorganismos iniciales.


- Presencia de materiales extraños: La existencia de materia orgánica en el material a tratar (por ejemplo: sangre, suero, pus) afecta negativamente a la potencia de los desinfectantes de tipo oxidante (como los hipocloritos) y de tipo desnaturalizante de proteínas, hasta el punto que pueden llegar a hacerlos inactivos en cuanto a su poder desinfectante o esterilizante. 


¿Cuál es la diferencia entre antiséptico, desinfectante, sanitizante y otros términos usados al referirse a la limitación de microorganismos para evitar una infección?



- Un antiséptico es una sustancia capaz de destruir o inhibir el crecimiento y la actividad de los microorganismos que contaminan los tejidos vivos. Los antisépticos son un amplio grupo de productos, de naturaleza muy diversa, destinados a ser aplicados tópicamente sobre superficies corporales íntegras o lesionadas para minimizar la presencia de microorganismos que podrían dar lugar a procesos infecciosos. Se denomina antisepsia a la eliminación o inhibición de microorganismos en los tejidos, fluidos corporales u objetos. Los antisépticos se usan ampliamente en la vida cotidiana para la limpieza de pequeñas heridas, como así también para la prevención de infecciones en un quirófano (técnica aséptica quirúrgica). Entre las características que debe reunir un buen antiséptico pueden mencionarse: alto poder bactericida (que actúe a grandes diluciones), amplio espectro, estabilidad (período activo durante un mínimo de 3 a 6 meses), acción bactericida rápida, disponibilidad y buena relación costo-riesgo-beneficio, entre otras.


- Un desinfectante es un agente químico utilizado para inhibir o eliminar microorganismos de objetos, superficies y ambiente, ejemplos de tipos de desinfectantes usados: alcoholes, cloro y compuestos clorados, aldehídos, peróxido de hidrógeno, compuestos yodados, compuestos fenólicos, compuestos de amonio, entre otros.


- Un sanitizante es un agente desinfectante que reduce el número de microorganismos a un nivel seguro. No necesita eliminar el cien por ciento de todos los organismos para ser efectivo. A raíz de la pandemia de Covid-19 se ha popularizado el término "sanitizante" y el verbo "sanitizar", los cuales son calcos provenientes del verbo inglés sanitize. Algunos fabricantes han empleado el término para referirse a los geles desinfectantes y las sustancias relacionadas con la eliminación del virus. Sin embargo, las instituciones de la lengua como la Real Academia Española, redactores de diversos medios de comunicación y otras entidades se han pronunciado al respecto, haciendo énfasis en lo innecesario de la adopción del término ya que existen muchos otros términos que lo reemplazan, como desinfectante, germicida, biocida, entre otros.


- La desinfección: es la inhibición o eliminación de microorganismos en objetos inanimados, que asegura la eliminación de las formas vegetativa pero no la eliminación de esporas.


- La esterilización:  es la eliminación completa de toda forma de vida microbiana que puede obtenerse a través del uso de métodos químicos o físicos.


¿Es seguro exponer un desinfectante a base de alcohol a altas temperaturas?


Cualquier producto para desinfección elaborado con alcohol etílico, representa un riesgo potencial para la salud si no se lo manipula y/o almacena adecuadamente, ya sea ante un posible contacto con los ojos, ingesta accidental o los riesgos de incendio y explosiones.


Cuando se trata de analizar las propiedades de una sustancia, los peligros que su manipulación representan para la salud y las normas de protección personal que se requieren para su correcto uso, es frecuente recurrir a la "ficha de datos de seguridad", en inglés, Safety Data Sheet o SDS. Las mismas han sido elaboradas para gran cantidad de sustancias y traducidas a gran cantidad de idiomas de modo que sean accesibles para toda la población. Esta hoja o ficha contiene las instrucciones detalladas para el manejo de una sustancia y persigue reducir los riesgos laborales y medioambientales. Está pensada para indicar los procedimientos ordenadamente para trabajar con las sustancias de una manera segura. Contienen información del producto como, por ejemplo, su punto de fusión, punto de ebullición, etc.; también incluyen su toxicidad, efectos a la salud, primeros auxilios, reactividad, almacenaje, disposición, protección necesaria y, en definitiva, todos aquellos cuidados necesarios para manejar los productos peligrosos con seguridad. El formato de estas fichas puede variar dependiendo de su fabricante o según las legislaciones de los diferentes países. 


En la ficha de seguridad del etanol puede leerse que se trata de un líquido muy inflamable que debe mantenerse alejado del calor, de chispas y de cualquier fuente de ignición. Además, pueden leerse los medios de extinción apropiados, no siendo el agua uno de ellos. 


Un aspecto muy importante a tener en cuenta con los productos de base alcohólica, y entre ellas cuentan también el alcohol en gel y otros desinfectantes con alcohol, es que el etanol presenta un punto de inflamabilidad bajo, lo que lo convierte en un factor de riesgo ante temperaturas ambientales elevadas.


La inflamabilidad de una sustancia es la facilidad de encenderse en presencia de un comburente (oxígeno del aire, etc.) y desprender llamas. El punto de inflamabilidad o punto de destello está dado por el conjunto de condiciones (presión, temperatura, mezcla de gases de una sustancia combustible-inflamable), normalmente de un líquido, en el que se producen suficientes vapores, los que al mezclarse con el aire se inflamarían al aplicar una fuente de calor. Como puede apreciarse en la ficha de datos de seguridad, la temperatura de inflamación para el etanol al 70% se encuentra alrededor de los 15 ¦C.


Cuando una sustancia combustible se calienta mediante una fuente de calor externa, comienza a oxidarse; la reacción de oxidación es exotérmica, luego añade calor al de la fuente externa; conforme aumenta la temperatura se oxida más rápidamente, hasta que en cierto punto, el calor desprendido por la oxidación es suficiente para mantener la ignición (combustión) sin ayuda de la fuente exterior. Las condiciones alcanzadas en ese momento determinan el punto de ignición.



 ¿Qué pasa con llevar estos productos en los automóviles?


Dado el caso en el que se deje un recipiente con desinfectante a base de etanol dentro de un recinto pequeño y no ventilado, como puede ser el interior de un automóvil cerrado expuesto a los rayos solares, comenzarán a desprenderse vapores de etanol que se distribuirán en todo el volumen del habitáculo. Dependiendo del tipo de recipiente, la emisión de vapores hacia el interior del vehículo se verá más o menos facilitada. En el interior de un auto cerrado y expuesto al sol, la temperatura comienza a elevarse paulatinamente. A mayor temperatura del ambiente, mayor número de moléculas de etanol pasan del estado líquido al estado gaseoso, en el mismo tiempo. Esto constituye un peligro potencial importante, dado que ante una mínima chispa, llama o fuente de temperatura elevada, toda la masa de vapores del alcohol se encenderá, pudiendo provocar una explosión.


El RACE (Real Automóvil Club de España) ha presentado los resultados de unas pruebas en las que analiza cómo sube la temperatura interior de un vehículo cuando lo dejamos al sol. Dichas pruebas se realizaron a una temperatura ambiente de entre 27 y 29 grados. Se tomaron tres referencias con coches idénticos: con el habitáculo completamente cerrado, con una ventanilla abierta 5 cm y con dos ventanillas abiertas 5 cm para formar corriente de aire.


Con todas las ventanillas cerradas completamente, en 30 minutos la temperatura es ya el doble de la inicial, y a punto de alcanzar las 2 horas de medición la temperatura interior es ya de más de 60 grados. 


Cuando se queda una ventanilla abierta, a los 80 minutos la temperatura es 5 grados menor respecto a la medición anterior, y 10 grados al cabo de 110 minutos. Con dos ventanillas abiertas, el descenso es ligeramente mayor. Sin embargo, en los casos en los que se abre la o las ventanillas para aliviar el interior del coche, la temperatura interior sigue siendo aún extrema, superándose los 50 grados. Aunque no se alcanzan cotas como las vistas en el primer supuesto, las condiciones siguen siendo muy peligrosas.


Como recomendación general podría indicarse no dejar recipientes que contengan alcohol, en cualquiera de sus presentaciones, dentro de vehículos o recintos pequeños cerrados. Y que en caso de necesidad de transportar estas sustancias se haga en lugares ventilados. Nunca exponer estas sustancias inflamables a altas temperaturas.



Fuente:
Magister Myriam Edith Giménez: Máster en Tecnología del Agua de la Universidad Politécnica de Cataluña (España). 


Profesora de Enseñanza Media y Superior en Química. Docente e investigadora de la Universidad Nacional de San Juan, con una antigüedad de 25 años en la función. Cargos actuales: Profesora Asociada de la Cátedra "Química Orgánica" Facultad de Ingeniería - UNSJ; Profesora Titular de la Cátedra "Química General" del Profesorado de Tecnología FFHA-UNSJ; Responsable del área calibración del Laboratorio de Análisis de Productos Regionales de Ingeniería Química (LAPRIQ) - Facultad de Ingeniería - UNSJ.