Se podría decir que los productos de Papelanta -el nombre de este emprendimiento ecológico y original por dónde se lo mire- dejan boquiabiertos y fascinados a más de uno. Igual que un acto de magia. Es que si bien no hay pases mágicos ni trucos de ilusionismo, ellos logran con algunas técnicas y herramientas, convertir hojas de papel en papel reciclado. Papel que, nuevamente con el agregado de semillas más algunos cuidados y dedicación, dará brotes y al cabo de un tiempo, crecerá una planta, un árbol o un fruto. Y, por qué no, hasta una huerta.


Lo positivo de todo esto, es que ese papel (que se conoce como papel plantable) se hace de principio a fin en San Juan y es la materia prima para elaborar desde tarjetería, etiquetas y otros elementos gráficos hasta objetos, envases y contenedores de todo tipo en reemplazo de los de plástico que son altamente contaminantes. Y algo más, la base de este papel son folios, hojas y cartones reutilizados. 


Pero además de eso, sus ideólogos no tienen drama de compartir sus saberes, al contrario, fomentan multiplicar sus conocimientos. De hecho, ya han dado el primer paso. Por estos días están dando un taller virtual, organizado por la Secretaría de Producción y Empleo del Municipio de Rawson (ver Curso Virtual). Y lo que es mejor aún, es que piensan cómo lograr que su emprendimiento llegue a ser un verdadero proyecto socio-productivo que pueda generar trabajo sustentable (por ejemplo sueñan que las personas que se dedican a juntar cartones y desechos sean sus proveedores aliados o que quienes hagan sus cursos les vendan los papeles que ellos utilizarán para hacer sus productos), crear huertas domiciliarias sin límites a partir de sembrar estos papelitos y con ello, aportar un granito para hacer un mundo más vivible y sano. "Usar papel plantable para tener una plantita es más efectivo que sembrar las semillas directamente en la tierra. Da mejores resultados porque mantiene la humedad, lo que no quiere decir que no haya que regarla. Por eso nosotros decimos que es algo mágico porque es la metamorfosis del papel en un ser vivo', explica Agustín Arena sobre el tesoro que han creado con sus compañeros de equipo.


Un buen papel


Papelanta no tiene mucho camino recorrido, pero sí ya ostentan buenos y sostenidos resultados. Inclusive un premio internacional. La iniciativa nació hace menos de un año, de la mano de una bióloga muy curiosa y un estudiante de Diseño Industrial que se maravilló con su propuesta. Patricia Luna se interesó en este tipo de papel reciclado luego de hacer algunos cursos y talleres. Entonces fue a tocar la puerta en un estudio de diseño para que le ayudaran a pasar esos saberes aprendidos a un producto concreto, el que hasta ese momento no sabía ni siquiera explicar cuál podía ser. Ahí se encontró con Agustín Arena que, aunque desconocedor absoluto del reciclado y de los ciclos vitales de las plantas, dijo que si de inmediato. Sería el modo de aplicar, investigar y hacer propuestas en base a esos conceptos que le daban vuelta en la cabeza a partir de las clases en la universidad: las nuevas tecnologías para el desarrollo de materias primas o lo que en la jerga del diseño se llama biomateriales. Justamente de la mano de Patricia, había descubierto un nuevo elemento que le hacía pensar en el papel plantable como un material en sí mismo.


Recién hace 5 meses se sumó al proyecto Silene Aubone que es la comunity manager que maneja todas las redes y contactos de la iniciativa. El último en incorporarse, hace unas cuantas semanas, fue Ventura Acosta que, como diseñador gráfico, hace todo el aporte para el desarrollo de las etiquetas y otros productos.


A esta altura de las circunstancias, el grupo no sólo aprendió a hacer el reciclado del papel y el agregado de semillas (ver Paso a Paso), sino que con esas láminas incursionaron en etiquetas para comercios y artesanos (desde los identificadores de los platos de un restaurante vegetariano hasta los packs de aritos de una orfebre), tarjetería (han hecho hasta tarjetas de casamiento, además de las personales, profesionales y de souvenirs de cumpleaños), objetos concretos como posavasos para un distribuidor de bebidas y una marca de fernet. También convirtieron sus papeles plantables en todo tipo de packaging como cajas y envoltorios. 


Ahora están haciendo pruebas y tramitan ensayos químicos en la Facultad de Ingeniería para lograr que esos contenedores de papel plantable puedan funcionar como envases de líquidos y de productos alimenticios. Además para que puedan servir de platos y bandejas descartables. 


"Patricia veía que tenía potencial este material. Pero nunca nos imaginamos que tanto. Ella como bióloga y nosotros como integrantes de una comunidad que es consciente de que tenemos que cambiar nuestros modos de consumo, estamos convencidos que el camino es lo sustentable. Y no como un concepto teórico sino como una necesidad del planeta en el que vivimos. Por eso queremos explotar este material al cien por ciento, ya que estamos descubriendo cada vez más posibilidades. Con algunos agregados se lo puede hacer más rígidos, de mayor grosor, impermeables, se puede imprimir en ellos, aplicar sellos, se pueden serigrafiar, dibujar, pintar, teñir con tinas naturales como beterava o té', ejemplifica el diseñador.


Es más hasta desarrollaron su producto estrella, las bombas plantables que son cápsulas de papel reciclado que contienen varios ejemplares y que funcionan como auténticas incubadoras de semillas ya que las protegen de animales, plagas y otros agentes externos y además al introducirlas en el agua, retienen la humedad más tiempo que el sustrato y eso las mantiene hidratadas a las semillas. "Fueron pensadas y diseñadas para la reforestación social y cultivo de huertas, son el producto perfecto para introducirse en el mundo del cultivo urbano', según explica Agustín.


Eterna materia prima

El papel plantable se puede hacer con cualquier tipo de hoja. Inclusive con cartón y hasta con cartones de huevos, que son los ideales porque ya pasado por otros reciclajes entonces resulta un material mucho más maleable. No importa el gramaje, ni tampoco si está escrito o impreso con tinta, si es blanco o de color (que le dará luego un acabado visual con otras tonalidades). Se usa todo. Salvo el papel que tiene manchas de grasa o restos de comida u otros residuos que lo convierten en un papel sucio y debe desecharse. De hecho, los integrantes de este proyecto trabajan solo con donaciones de papel, hasta ahora no compran (eso lo harán cuando sumen al proyecto a los cartoneros). Entonces suelen recibir los cartones de huevos que por docenas les regala el verdulero de la esquina de dónde vive Patricia o los compañeros de la facultad que les entregan los apuntes y cuadernos de la facultad o los negocios del barrio que les guardan todo el envoltorio que descartan. Han llegado a juntar más de 100 kilos de papel en la oficina. Ellos calculan que necesitan 1 kilo de papel -equivalente a desarmar 3 cuadernos grandes- para obtener unas 50 hojas de papel plantable. Con lo que sí tienen un cuidado especial es con las semillas. Los miembros de Papelanta hacen una selección para que las que agreguen puedan dar sus frutos ni bien se plante la tarjeta, el envoltorio o la bomba plantable. Tienen en cuenta las temporadas de siembra y cosecha. Por ende tienen colecciones según la etapa del año. Inclusive ofrecen diferentes líneas para incorporar a sus productos: semillas hortícolas (ahora están plantando rúcula, aunque han trabajado con albahaca, pimiento, tomate, quinoa, zanahoria, hinojo, lechuga), ornamentales (como los copetes que son flores hasta ceibos, timbó y ceibo) y nativas como acacia, espinillo y retamo.

6.000 kilos papel , se juntan por mes por el Programa Misión Buen Ambiente (en oficinas públicas y escuelas) además de municipios y el aporte de los privados, según informan desde Prensa de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable.
 

Paso a paso


Las hojas de papel -no importa la calidad ni la cantidad aunque es importante clasificar y dividirlas según sus características para que la pasta que se obtenga sea homogénea- se deben introducir en un recipiente con agua. Ahí deben permanecer por varias horas, hasta un día para que el material se humedezca bien al punto de ablandarse. Luego esas hojas blandas se procesan en una licuadora -puede ser doméstica o en el caso del emprendimiento en una semi industrial que tiene más capacidad y potencia- hasta obtener pulpa de celulosa que se debe volcar en otro contenedor con agua. Se agregan las semillas y se mezcla bien. Ese material se lleva a un tamiz, una especie de colador que a su vez le dará la forma de la hoja de papel reciclado y plantable. Después de unas horas, se pone a secar al sol.

Se puede colocar entre vidrios o inclusive colgar de la soga. No hay que desmoldar antes de al menos un día de secado, según recomiendan los expertos de Papelanta. Antes de este punto se le puede agregar otros ingredientes a la mezcla, como por ejemplo almidón de maíz, para hacerlo más maleable. Depende de lo que se busque será el elemento a agregar para darle elasticidad, ductilidad, inclusive permeabilidad. También antes de poner a secar se le puede dar diferentes formas y hasta moldear a mano. Una vez utilizada la información del papel plantable se puede sembrar. Para eso hay que humedecer el papel en un agua durante 10 minutos. Colocarlo en una maceta y espolvorearlo con tierra negra, hasta cubrirlo y regarlo. Al cabo de un tiempo, dependiendo del tipo de semilla, comenzarán a germinar los primeros brotes. Hay especies que tardan 20 días pero otras que de un día para otro dan sus primeros indicios verdes. Esta explicación viene impresa en cada producto y hasta se puede, escaneando un código QR, conocer más detalles de la semilla y del proceso en la página web del emprendimiento.


Para saber más


Papelanta tiene su propia página web (www.papelanta.org) donde muestran todos los productos y explican que es el papel plantable. También sus redes: @papelanta (en Instagram) y papelanta (en Facebook)


Premiados

Los hacedores. El estudiante de Diseño Industrial Agustín Arena, la bióloga Patricia Luna, la comunity manager Silene Aubone y el diseñador gráfico Ventura Acosta son el alma máter de Papelanta.


Hace un mes fueron informados que habían sido elegidos en Ecuador entre los 500 mejores proyectos sustentables de América Latina y eso los hacía merecedores del premio "Latinoamérica verde', tras haber pasado la decisión de un jurado experto en desarrollo sostenible de Naciones Unidas.


Lamentablemente la pandemia les imposibilitó viajar. Ahora mismo están participando de un congreso internacional con charlas de exponentes de toda la región, de manera virtual. Ese era fue el premio.


Curso virtual

Los resultados. Usar el papel plantable como materia prima da muchísimas posibilidades para crear productos. Desde tarjetería hasta objetos como platos, cuencos y posavasos.

 

Hace apenas unos días las 54 personas que se habían inscripto en la Secretaria de Producción y Empleo del municipio de Rawson, recibieron el video con la capacitación virtual para reciclar papel, incorporarle semillas para convertirlo en papel plantable. Según adelantó Mariela Arancibia, titular de esa dependencia, en el mes de septiembre se subirá ese material a sus redes sociales para que cualquier persona pueda verlo y entusiasmarse en armar su emprendimiento.


La idea de esta dependencia municipal es capacitar especialmente a mujeres vulnerables, víctimas de violencia pero a su vez a personas desocupadas para que puedan encontrar en esta técnica una salida laboral rápida, fácil y sustentable, sin tener que moverse de la casa. El curso es gratuito. Además están dando capacitaciones de otras temáticas como monotributo, facturación electrónica, oficios y armado de la huerta. Los interesados pueden contactarse para saber más detalles en la página de Facebook de la Secretaría municipal o en www.municipio derawson.gov.ar.


Se vende


La provincia de San Juan, consciente de la problemática ambiental y la contaminación que genera la producción de papel, lleva adelante una campaña especial que promueve la reutilización del mismo. Es por eso que todo papel de desecho de oficinas públicas que hasta el 2017 se descartaba quemándolo o cortándolo en tiritas -nobleza obliga decir que aún hay dependencias que siguen haciéndolo, según reconocen los funcionarios de la secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable- ahora se recolecta en contenedores especiales, se selecciona y se prensa para vender como material para reciclar. Según adelantaron Ariel Pittavino del Parque de Tecnologías Ambientales y Anabella Cortez, coordinadora del Programa Misión Buen Ambiente, la semana próxima habrá una licitación para empresas privadas para concretar esta venta. Habrá 32 ítems de venta, entre ellos, el de papel y cartón recolectado en el Centro Cívico, Legislatura, dependencias del Poder Judicial, municipio pero también hipermercados y shopping, comercios e instituciones de todo tipo. El 90 por ciento del papel que se recepciona, sirve para reciclarlo.



Por Paulina Rotman
Fotos: colaboración Papelanta