Ya está todo listo para que el presidente Mauricio Macri brinde su discurso de apertura del 137° período de las sesiones ordinarias del Congreso. Hay mucha expectativa dado que, según se prevé, ratifique allí su intención de reelección y los ejes de campaña del oficialismo. Habrá quienes, dentro del recinto, esperan que sea su última alocución congresal, y por eso la oposición también estará atenta a las palabras del mandatario.

Sin embargo, si se tienen en cuenta sus discursos anteriores, los pronósticos elaborados a esta altura del año suelen contrastarse con la realidad. Por ello, y a la espera de sus palabras,  un repaso.

La pesada herencia

La polarización con el kirchnerismo fue (como en la campaña) protagonista en la presidencia de Mauricio Macri desde el inicio. Tal es así, que la polémica por el traspaso de mando ocupó durante varios días la atención de la opinión pública, dado que la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner se negó a ceder la banda presidencial en Casa Rosada (como pidió Cambiemos), porque sostenía que el acto debía hacerse en la apertura de la Asamblea Legislativa. Finalmente Macri tuvo traspaso de mando sin Cristina.

El primer discurso de Macri ante los legisladores fue ensayado hasta el mínimo detalle. Eso no le impidió el papelón de leer dos veces la misma hoja frente a todo el Congreso. Ante un murmullo que iba creciendo, el mandatario reconoció: “Esto ya lo leí”. "Muchas gracias, muy atentos en su acotación", dijo provocando los festejos del oficialismo.

Justamente de festejo era el clima que se vivió aquel día. El entonces nuevo Gabinete y los legisladores oficialistas estaban exultantes pese a los carteles de la oposición en las bancas, en los que se leía “Calcaterra es tu primo” (para entonces, el primo del Presidente se había visto forzado a desprenderse de IECSA, la constructora que fundó Franco Macri en 1977 y que él le compró tres décadas después, en 2007 y que recién terminó de pagar en 2015), y “No hipoteques el futuro”.

Fueron 61 minutos (record de Macri) de discurso pero también de cruces en el recinto, en cuyos palcos se asomaban por aquel entonces dirigentes sindicales como Hugo Moyano, o Gerónimo “Momo” Venegas.

Los diputados de la oposición, entre quienes estaba el exministro de Planificación Julio De Vido, no le perdonaron su referencia al “sinceramiento” de las tarifas de gas, y ahí llegaron los chiflidos más fuertes. Un Macri envalentonado les retrucó: “Hay que respetar la democracia”, desatando los aplausos del oficialismo al coro del canto de campaña “¡Sí se puede!”.

El eje principal del discurso en esa oportunidad fue “la pesada herencia”. El primer mandatario reconoció que el país “no está bien”, pero responsabilizó al kirchnerismo por la situación económica.

Entre los principales datos que citó, estuvo la cifra de pobreza que difunde la Universidad Católica Argentina (UCA). Lo que el primer mandatario no sabía en ese entonces, es que cuatro años después el archivo le jugaría una mala pasada. En ese momento Macri dijo que según este Observatorio el 29% de los argentinos era pobre y el 6%, indigente. Según los últimos datos existe un 33,6% de personas que viven por debajo de la línea de la pobreza mientras que hay un 6,1% que se encuentran en la indigencia.

Otra de las definiciones que dejó su discurso fue acerca de la inflación. Macri cuestionó que Argentina era “uno de los países con mayor inflación del mundo, con un promedio del 20% anual”. En enero, INDEC anunció que la inflación de 2018 fue de 46,7%. “La inflación es perversa, destruye la confianza y la previsibilidad, promoviendo la especulación y la falta de información”, señaló en 2016.

¿Cuáles eran las propuestas? “Volver a vincularse al mundo”, universalizar de la educación a partir de los tres años, mejorar el acceso a internet, devolver el IVA a los productos de la canasta básica alimentaria “para ayudar a los que menos tienen", reforma del Código Procesal Penal, Ley de Acceso a la Información Pública, y reforma electoral.

¿Cuál fue el pedido al recinto? Recién asumido el cargo, el Presidente no abusó en esta ocasión de los exhortos a los legisladores, pero les pidió “construir los consensos necesarios” para “cerrar el conflicto con los holdouts, que lleva 15 años”. Semanas después la ley de pago a los fondos buitre salió sancionada del Senado, dando la primera victoria congresal.

Tono electoral

Sin duda el segundo discurso de Macri ante el Congreso estuvo marcado por las elecciones legislativas de octubre de ese año. El mensaje presidencial reconocía que el terreno no era el mejor, pero pidió “tiempo”, “no aflojar” y “ratificar el cambio”.

Su valoración sobre la situación de la economía se resumió en una frase: “Lo peor ya pasó”. En este marco, aseguró que la inflación iba en descenso, e instó a empresarios y trabajadores a discutir las paritarias con las (entonces) nuevas metas de inflación del Banco Central (BCRA) entre el 12 y el 17%.

Para el 1 de marzo de 2017 el BCRA tenía como objetivo para 2019 llegar a menos de 5% de inflación. “Argentina se está poniendo de pie. Ya aparecen señales de mejora en la economía para el 2017. Cada año vamos a estar mejor", prometió entonces el primer mandatario.

La denominada “pesada herencia” también fue mencionada en esta oportunidad. Macri hizo hincapié en la idea de kirchnerismo como sinónimo de “corrupción en la obra pública”, y remarcó la “transparencia” en las licitaciones y del Estado.

Habiendo transitado ya el primer año legislativo, el mandatario fue crítico con los diputados y senadores que “ponen palos en la rueda”. Y exigió al Congreso la aprobación de varias leyes.

¿Cuáles fueron las exigencias a los legisladores? “Aprobar la reforma impositiva y una nueva ley de coparticipación federal”, elaborar una nueva Ley responsabilidad penal juvenil, con reducción de la edad de imputabilidad, y “mayor sanción para las personas que agraden a los docentes”.

También insistió con la reforma electoral y del Código Procesal Penal. Al mismo tiempo, pidió al recinto una Ley de Responsabilidad Empresaria. "La ética y la transparencia no es sólo una obligación del sector público, sino que también compromete al sector privado", justificó un año antes de que se conocieran los denominados “cuadernos de la corrupción”.

Feminista tardío

Meses antes de la megadevaluación, Mauricio Macri se presentó ante el Congreso y defendió el gradualismo. El mandatario se repitió: volvió a asegurar que “lo peor ya pasó” al referirse al estado de la economía.

Al mismo tiempo, insistía en que lo mejor estaba por llegar, y que se avecinaban “los años en los que vamos a crecer”, y volvía a prometer que la inflación iba a bajar.

Sin duda uno de los tramos más importantes de su discurso, que comenzó haciendo un homenaje a los 44 tripulantes del submarino ARA San Juan, fue aquel en que hizo mención a la legalización del aborto, al señalar que era uno de los “debates maduros y responsables que como argentinos tenemos que darnos”.

Para ese momento el grupo de “las sororas” (integrantes de distintos bloques que impulsaron el seguimiento del debate en recinto), el Presidente pidió a los legisladores escuchar “todas las voces y que se tomen en cuenta todas las posturas”.

Consciente del feminismo como el nuevo actor político, Macri se explayó sobre la cuestión de género, y anticipó la presentación de la Ley de inclusión laboral. “Tienen mi compromiso para que el salario igualitario que establecen nuestras leyes sea una realidad”, prometió.

En este marco el mandatario habló sobre embarazo adolescente y remarcó la importancia de la educación sexual. “Estamos trabajando en una iniciativa integral para que haya profesionales que acompañen y asesoren a los chicos en educación sexual, salud reproductiva y métodos anticonceptivos”, sostuvo.

Sobre la agenda legislativa, en 2018 Macri pidió por la extinción de dominio, confirmó la división en tres proyectos de la reforma laboral, y anticipó el anteproyecto de reforma del Código Penal (se estima que los dos últimos se traten este año).