Más relajado. El presidente de la Cámara Baja, Emilio Monzó (izquierda) junto a los diputados Agustín Rossi (centro) y Fernando Espinoza, durante un debate más relajado.

La Cámara de Diputados se encaminaba a aprobar anoche el proyecto de reforma tributaria, que contempla una discusión de ganancias para las empresas que reinviertan sus dividendos, grava la renta financiera, y disminuye los aportes patronales, con el fin de poder disminuir la presión tributaria de manera gradual en un plazo de cinco años.

Este proyecto forma parte del paquete de iniciativas económicas impulsadas entre el gobierno y los mandatarios provinciales, que está integrado por el Pacto Fiscal, el consenso fiscal, el Presupuesto 2018 y la reforma previsional.

Uno de los puntos centrales del Pacto Fiscal acordado entre el Poder Ejecutivo y los mandatarios provinciales prevé la eliminación de Fondo del Conurbano y de la asignación específica para el Anses, que será solventado de aquí en más por los ingresos generados a través del denominado impuesto al cheque.

El acuerdo fiscal y el consenso fiscal para bajar la presión tributaria ya fueron aprobados por el Senado y mañana serán convertidos en ley. A esto se suma que mañana recibirá media sanción el proyecto de Presupuesto 2018 para que la Cámara alta lo convierta en ley la próxima semana.

Por lo pronto, la Cámara de Diputados se encaminaba a votar en horas de la medianoche para darle media sanción al proyecto de reforma tributaria que propone medidas para incentivar la inversión empresaria al establecer la rebaja en las alícuotas del 35% al 25% para las empresas que reinviertan sus ganancias, gravar la renta financiera y aumentar impuestos internos a la cerveza y el cigarrillo.

La iniciativa cuenta con el respaldo de Cambiemos, Argentina Federal, Evolución Radical, Frente Cívico de Santiago del Estero y con disidencias parciales en el massismo. Diputados del kirchnerismo y la izquierda rechazarán el proyecto.

El presidente de la comisión de Presupuesto, Luciano Laspina (Pro), aseguró ayer que el proyecto de reforma tributaria impulsada por el Gobierno nacional busca reducir la "pesada mochila que tiene la economía" en materia impositiva.

En tanto, el exministro kirchnerista Axel Kicillof, denunció que se trata de "una reforma neoliberal donde se bajan los aportes patronales y ponen esa carga tributaria en los consumidores".

La iniciativa inicial presentada por el Poder Ejecutivo recibió significativos cambios en las discusiones previas, como fue el caso de las bebidas azucaradas, a la que se le intentó poner una alícuota del 17% y finalmente se mantuvo el actual impuesto de 4 por ciento para aquellas gaseosas que tienen jugo de limón y 8 por ciento para las analcohólicas, con o sin azúcar.

Un cambio significativo fue rebajar a la mitad el IVA de los pollos, cerdos, y conejos, con el fin de permitir que bajen los precios de esos productos alimenticios.

Otro de los cambios estuvo vinculado a los impuestos internos de la cerveza, que, a propuesta del justicialista Diego Bossio, se elevó desde el 8% actual al 17 por ciento.

El proyecto prevé, además, que las empresas no pagarán aportes patronales hasta una remuneración bruta de $12.000 para 2022, en una escala que comienza el año próximo con $2.400 pesos, prosigue en 2019 con $4.800, en 2020 con $7.200 y en 2021 con $9.600 pesos.