Con un fuerte llamado a la reconciliación y a la mejora de la educación, el arzobispo de Tucumán Alfredo Zecca encabezó el Tedeum por el Día de la Independencia en la Catedral en la capital provincial, en una misa de la que participaron la vicepresidenta Gabriela Michetti y el gobernador Juan Manzur. La vicepresidenta reemplaza a Mauricio Macri, que pasó el 9 de Julio en la Fragata Libertad, en Alemania, tras la cumbre del G20.

"Nos debemos una reconciliación", aseguró Zecca, que dijo que "hay que hablar menos y hacer más". Además advirtió que la educación argentina "está en emergencia". "El diálogo exigedivergencia y capacidad de escuchar", afirmó el arzobispo, que consideró que "todo poder es bueno cuando es bien usado".

"Ningún triunfo social se logra sin postergar los intereses propios, aún cuando sean muchas veces legítimos", en pos del bien común, pidió Zecca, que convocó a "gobernantes, sindicalistas y empresarios" a dar el ejemplo y a los ciudadanos a no depender de las "dádivas" del gobierno sino a tomar una actitud de "esfuerzo".

Además llamó a la reconciliación y a cerrar "la grieta": "La Iglesia no cesará jamás de exhortar a los argentinos al diálogo, a la reconciliación que todavía nos debemos, al cultivo de una cultura del encuentro. Pero hemos de ser conscientes de que el tan ansiado diálogo social se dará en la medida en que nos acostumbremos a mirar en la misma dirección para alcanzar elcrecimiento de esta casa común, que es la Nación, que todos compartimos y de la que somos solidariamente responsables", afirmó.

También advirtió que la educación argentina "está cuando menos en emergencia, por no decir 'tragedia'", y pidió que haya una fuerte mejora. "Un buen gobierno debe generar las condiciones para que todos los ciudadanos puedan crecer como personas. Se trata de condiciones sociales, económicas, jurídicas y, sobre todo, culturales. Ningún pueblo saldrá de sus dificultades si no toma en serio la educación", reclamó.

"Quisiera recordar a los políticos, a los empresarios, a los sindicalistas, a toda la dirigencia, que el poder tiene, necesariamente, una función social, y que sólo cuando es ejercido desde esa función social que deja atrás intereses personales y partidistas siempre secundarios ante lo que constituye, en definitiva, lo primordial, dicho poder puede tener consecuencias constructivas", dijo.