El exfiscal de la causa AMIA, Alberto Nisman, fue encontrado con un disparo en la cabeza en el baño de su departamento en las torres Le Parc el 18 de enero de 2015, cuatro días después de denunciar a la entonces presidenta Cristina Kirchner y otros imputados por encubrimiento agravado a raíz de la firma del Memorándum de entendimiento con Irán. Siempre quedó la sospecha de que su muerte, a pocas horas de presentar su caso en el Congreso, no fue un suicidio como se quiso hacer creer entonces. Casi diez años después, la Justicia está más cerca de hacer justicia: La fiscalía que investiga la muerte del fiscal Alberto Nisman ratificó que se trató de un homicidio vinculado a su investigación del atentado a la AMIA y a su denuncia por la firma del Memorándum con Irán, en un informe sobre el estado de la causa penal publicado a ocho días del décimo aniversario del hecho.
‘El fiscal federal Natalio Alberto Nisman fue víctima de un homicidio y que su muerte estuvo motivada en su labor en la UFI-AMIA y, concretamente, con su accionar vinculado al Memorándum de Entendimiento con la República de Irán’, concluye el informe de 56 carillas en la investigación que lleva adelante el fiscal federal Eduardo Taiano.
Los investigadores remarcan que a la fecha ‘se encuentran en curso la producción de medidas tendientes a determinar la identidad de aquellos que ejecutaron el hecho y de quiénes lo ordenaron, conforme a la hipótesis de la fiscalía’. Se apunta, entre otros aspectos, al rol de los servicios de inteligencia en el gobierno de Cristina Kirchner además del desarrollo de medidas de prueba para dar con los autores materiales y con quienes ordenaron el crimen.
En el informe de 52 páginas recuerda que en la investigación de la muerte del fiscal, “se corroboró la participación activa de terceras personas, las cuales ingresaron al departamento y, luego de reducirlo (a Nisman), lo trasladaron hasta el baño ubicado en el cuarto principal de la vivienda. Allí, con la intención de simular un suicidio, lo obligaron a colocarse de rodillas y le dispararon en la cabeza, en el horario comprendido entre las últimas horas del 17 y la madrugada del 18 de enero de 2015″.
“De inmediato se verificó que como parte del plan criminal tendiente a simular un suicidio fue necesario facilitar el ingreso al domicilio de un arma con un vínculo verificable que permitiera franquear accesos y controles hasta el Dr. Nisman e inicialmente implantar la duda respecto del fatal desenlace -concepto conocido como “arma amiga”-. En el caso, el plan homicida se llevó adelante con la utilización de un arma registrada a nombre de Diego Ángel Lagomarsino”, quien era colaborador del fiscal y prestaba servicios en la UFI-AMIA.