'La Casa Rosada aplicará un recorte fiscal adicional al previsto. Será del orden de los 200.000 millones de pesos: unos 8.000 millones de dólares que Mauricio Macri deberá podar del Presupuesto bianual (2018-2019) para cerrar el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional'. El párrafo anterior es el comienzo de una nota de opinión que publicó el periodista Marcelo Bonelli en el diario Clarín el jueves pasado. Y es un llamador de aquélla frase que Álvaro Alsogaray utilizó para anunciar uno de los planes de ajuste más importantes que tuvo el país. 'Hay que pasar el invierno', le decía a los argentinos el exministro de Economía de Arturo Frondizi. En el gobierno de la provincia no quieren admitirlo públicamente por cuestiones políticas casi obvias, pero ya hacen planes porque saben que los meses venideros no serán económicamente cómodos, gracias a las maniobras macristas. En la cabeza de Roberto Gattoni hay proyectos para ayudar a las pymes con las tasas de interés crediticias o los descubiertos, o ambas cosas. Además, en las entrañas del uñaquismo creen que este podría ser un momento indicado para aprovechar una industria que viene repuntando de manera silenciosa: el turismo. Eso en el aspecto institucional, porque como es lógico después de semejante remezón, también hay y habrá una afectación política-electoral. Si las encuestas del país y específicamente las de esta provincia no fallan, la imagen de Mauricio Macri está por el suelo, incluso en los departamentos donde tiene intendentes fuertes. Entonces, la pregunta es: ¿cuánto de este mal momento presidencial impactará en las elecciones?


Ojalá el lector no se haya apurado en creer que la idea de este artículo de opinión es hacer una comparación entre el momento que vivía el país a finales de 1950 con el actual. No es la intención. Para hacerlo habría que comparar los contextos, tanto dentro como fuera del país. Probablemente sea una comparación válida, o no, pero no es algo que se vaya a dilucidar aquí. La frase que perseguiría al padre de la tristemente célebre María Julia durante el resto de su vida remite al lejano junio de 1959, cuando fue llamado casi de apuro por Frondizi a ocupar el Ministerio de Hacienda, convencido de que con esa designación ataría políticamente con militares y liberales, en un momento dramático para la economía y a poco de haber arrancado su corta gestión, ya que asumió en 1958 y fue derrocado en 1962. Alsogaray, futuro fundador de la Unión del Centro Democrático (Ucede), dijo aquélla vez: 'Lamentablemente, nuestro punto de partida es muy bajo. Muchos años de desatino y errores nos han conducido a una situación muy crítica. Es muy difícil que este mes puedan pagarse a tiempo los sueldos de la administración pública. [...]. Todavía seguiremos por algún tiempo la pendiente descendiente que recorremos desde hace ya más de diez años. Se ha cometido un error en definir a este programa como un programa de austeridad, dejando que cada uno de los habitantes del país viva como pueda y como quiera [...]. Las medidas en curso permiten que podamos hoy lanzar una nueva fórmula: hay que pasar el invierno'. Años después y siendo diputado nacional, amplió detalles de los fundamentos de aquéllas palabras: 'Cuando pronuncié esa frase [...] no esperaba el ofrecimiento del cargo. Yo era su principal opositor intelectual -de Frondizi-. Como siempre, creí en la necesidad de informar a la población sobre mis planes, debía ir a la TV para explicar por qué había aceptado. En el viaje hacia el canal se me ocurrió: 'Hay que pasar el invierno'. En vez de pedir ajustes y sacrificios, la idea era solicitar un voto de confianza. Quería decir: 'Denme tiempo y saldremos. Pasar el invierno para que llegue la primavera'', contó en una entrevista en 2003, dos años antes de morir.



El recorte que Bonelli anuncia en su nota son más de cinco túneles de Agua Negra, más o menos. Es imposible que semejante poda no haga ruido en la armonía económica. Hoy quienes están sufriendo el impacto de las decisiones que ya se tomaron más que cualquier otro sector, son las pymes. No hay que olvidar que con las maniobras para frenar al dólar, el Banco Central subió la tasa de política monetaria a niveles siderales y provocó que el acceso al crédito se torne imposible. Acto seguido, las comisiones de los bancos por los descubiertos treparon al 80 o 90 por ciento. Hoy el descuento de cheques a las pymes puede llegar hasta casi el 90 por ciento, si se calcula el costo financiero total. En este contexto, y a sabiendas de que las pequeñas y medianas empresas dominan la plaza sanjuanina, en el gobierno elucubran por estos días ayudas extras a esas empresas. Por la información que circuló la semana pasada, no se sabe bien adónde apuntará el gabinete local, pero saben que deben hacer algo. Días atrás un conocido productor vitivinícola planteó que una de las peores noticias es el interés por descubierto, porque hasta hace poco era la forma en la que los empresarios solucionaban problemas de coyuntura, como las bajas ventas estacionales, por ejemplo. Pero con estos nuevos porcentajes, todo se pone cuesta arriba.


Toda esta situación presiona a los gobiernos y la plata que aportan para subsidiar tasas, la forma más común para desarrollar políticas de ayuda estatal a los privados. Hoy la provincia está recibiendo carpetas para nuevos préstamos, y va a cumplir con los ya pactados, pero los nuevos serán en un escenario distinto, con distintas ayudas. Ya no se puede subsidiar de la misma forma en la que se prometió con un dólar a 17 pesos. En este complejo teatro, donde todo es peor de lo que parece, hace unos días corrió el rumor sobre una supuesta comunicación del Banco Nación a algunos empresarios, advirtiéndoles que el interés de créditos productivos ya contraídos iban a modificarse hacia arriba. Y es ahí donde tendrá que haber ayuda de la provincia. Como aliciente se puede decir que San Juan está en condiciones financieras envidiables, y haciendo algunos retoques probablemente no haya problemas mayores. Incluso, algunos fantasean con la posibilidad de que la suba del dólar resulte un envión a nuevas inversiones mineras, demoradas por la Ley de Glaciares y por situaciones particulares de algunas compañías. Si eso ocurriera, bienvenido sea, si no, la provincia y sus ahorros tendrán que salir a ayudar, no habrá otra salida.


Pensando en esas salidas, algún sector del gabinete del gobernador Sergio Uñac pide a gritos poner plata en la promoción turística. Los que defienden esa teoría aseguran que el sanjuanino ya no enloquecerá por los tours de compras en Chile, y que con semejante inestabilidad muchas personas que viajaban al exterior con frecuencia ahora lo pensarán dos veces, porque no sabrán si el gasto que harán hoy, mañana será el mismo. Vienen meses en los que la provincia puede ser foco de visitas. Sin ir más lejos, este fin de semana 'largo' pudo haber sido una señal positiva, debido a la gran concurrencia de público a las actividades propuestas para los días libres (ver página 10). Esa idea crece en las entrañas del entorno de Uñac.



> La política

Seguramente la política partidaria, a pocos meses de una elección tan importante como la del año que viene y con semejantes temblores económicos, sufrirá una afectación. Hoy lo dicen las encuestas: según la consultora Analogías la desaprobación presidencial en el país alcanza el 60,1%, contra una aprobación del 38,8%, lo que arroja un diferencial negativo en 21,3 puntos porcentuales. En el mismo sentido, la consultora Gustavo Córdoba y Asociados marcó una desaprobación de la gestión del gobierno nacional del 63,5%. La aprobación para esa empresa es del 34,2%.


¿Qué pasa en San Juan? Un sondeo que llegó a algunos cafés del centro y oficinas de dirigentes políticos de distintos partidos exhibió números preocupantes para el macrismo sanjuanino, sobre todo en municipios dominados por dirigentes de esas filas: en Rivadavia desaprueban la gestión de Macri el 56,8%, y la aprueban el 20,3%; en Santa Lucía el 53,3% le baja el pulgar, contra el 20,8% con pulgar hacia arriba; en Caucete la desaprobación crece respecto de los dos primeros, probablemente por la ayuda del intendente Julián Gil: 61,8% contra el 19,2%; en Capital, un departamento esquivo al peronismo, Macri ostenta su mejor marca, aunque también con diferencial negativo: 31,7% de aprobación contra el 46,6 de desaprobación; en Chimbas dan el OK presidencial el 14,6%, pero lo reprueban el 68,4%; y en Rawson el 58,2% no quiere la gestión del macrismo, contra el 16,8% que sí lo acepta. En Angaco, San Martín y Valle Fértil los números son similares a los anteriores. Y el peor resultado se registró en 9 de Julio, departamento cuya comuna es gobernada también por Cambiemos: sólo el 9,6% aprueba a Macri y el 66,1% lo desaprueba. Al hacer un promedio, más o menos la provincia va en el mismo sentido del país: 59 o 60 por ciento de desaprobación. Muchísimo para un presidente que viene de obtener un espaldarazo enorme en las últimas elecciones, hace sólo siete meses.


¿Eso impactará en la imagen o la campaña de Cambiemos en San Juan? Es difícil predecirlo, pero de arranque los macristas deberán salir a explicarle a la gente lo que está haciendo Macri. 'Me considero macrista', le dijo el diputado Sergio Miodowsky al sitio de información damenoticias.com. Habrá que ver si muchos de ellos se animarán a repetir esa frase, sobre todo en campaña.