Seguramente habrá quienes optarían por titular en plural. Y así hablar de las misiones que cumplen las universidades: investigación, docencia, extensión y transferencia de los resultados de I+D (Investigación más desarrollo). Personalmente prefiero hablar de una sola misión que engloba a todas: procurar el mejoramiento de la sociedad a través del conocimiento.
En el cumplimento de esta misión, la universidad, tanto las de gestión estatal como las de gestión privada, tiene una meta y una compañera de ruta. El conocimiento debe asumir como meta la promoción de la dignidad humana. Es difícil pensar en procesos de mejoramiento social vulnerando el último bastión de la persona: su dignidad. Pero además de ello, su compañera indispensable de ruta, es la verdad. Su mejor manera de servir a la sociedad es consagrarse con espíritu crítico y riguroso, a la causa de la verdad. Sería una metáfora de lo absurdo que el esfuerzo humano en su intento por comprender la realidad, le dé la espalda a la verdad que habita en ella. El mejor testigo de esta premisa es el investigador. En un laboratorio el investigador dialoga con la realidad, de allí que la búsqueda de la verdad está en el inicio de su esfuerzo y lo acompañe en todo el proceso. Por eso podemos afirmar que la investigación universitaria es la primera caja de resonancia de la verdad que luego deberá nutrir las aulas de contenidos ciertos y debidamente fundados.
Aporte de las universidades católicas
En ese sentido, las universidades católicas, por su rigen e identidad, asumen una importancia y una urgencia cada vez mayores, como enseñaba Juan Pablo en su Constitución apostólica sobre las Universidades Católicas Ex Corde Ecclesiae (1997). Efectivamente, los nuevos conocimientos científicos y tecnológicos con impacto en la sociedad, requieren los cimientos que aporta la filosofía sobre qué es el hombre y la visión humanista de la ética. Sin ellas sería como caminar a tientas, sin raíces y sin rumbo. Estos criterios garantizan que los conocimientos promuevan el auténtico bien de la persona y la construcción de una sociedad más equitativa. Prescindir de ellos puede hacernos caer en reduccionismos simplistas que proponen como postulado la disyunción entre ciencia y filosofía o entre ciencia y fe. A veces, por prejuicios o desconocimiento se sostiene que la formación humanista que brindan las universidades confesionales son un mero adoctrinamiento religioso. Y aunque así fuera, cosa que se debe reencauzar, no justifica la ausencia de otras dimensiones del conocimiento humano en la formación que brindan algunas universidades. Caso contrario, todos nuestros intentos por conocer y comprender la realidad se reducirán a un solo aspecto de la misma. Y si bien la realidad conforma un único paisaje, las distintas miradas: científica, filosófica, ética y religiosa, nos permiten una imagen más completa de aquel paisaje.
Las universidades en tiempos de relativismo y conflictividad
Ahora bien, no son tiempos amigables para este servicio a la verdad. Las universidades despliegan sus proyectos en tiempos convulsionados, donde priman posiciones radicalizadas en una cultura signada por los antagonismos. Sin embargo, estos contextos de relativismo y conflictividad resultan el mejor escenario posible para "su misión en la constante búsqueda de la verdad mediante la investigación, la conservación y la comunicación del saber para el bien de la sociedad" (San Juan Pablo II, Ex Corde Ecclesiae, 30).
Ninguna Universidad pueden claudicar en su misión. Por el contrario, la adversidad debe ser la fuerza que impulse nuevas estrategias en la búsqueda de la verdad y en su necesario diálogo con la cultura. En ese sentido, están llamadas a ser protagonistas de estos tiempos. Ni por defecto ni por exceso, unas y otras, pueden abdicar de este servicio a la verdad. Claro es, que esta misión debe transitarse por caminos de encuentro y respeto. No somos dueños de la verdad. Sólo y solamente a veces, la descubrimos. Por eso somos servidores y no árbitros de la misma.
Por Miryan Andújar
Abogada, docente e investigadora
Instituto de Bioética de la UCCuyo
