Las manifestaciones de la cultura tradicional sanjuanina, rica en matices y curiosidades, tienen en las celebraciones populares, un soporte de primer orden para conservar la identidad de los pueblos. En forma idealizada o inconscientemente, el pasado sigue presente en los diferentes acontecimientos populares que mantienen vivos los ecos del pasado remoto, que felizmente se niega a desaparecer y resiste los embates de los tiempos modernos.
Desde muy antiguo en nuestro medio, las fogatas de San Juan, encendidas anoche, alcanzan gran atracción y algarabía. Esta novedosa manifestación cultural se gesta en Alicante, España, con la fiesta de las Hogueras de San Juan, aniversario del natalicio de San Juan Bautista, en la noche del 23 al 24 de junio. El origen está asociado a la celebración pagana del solsticio de verano, en las culturas orientales y mediterráneas, judías y árabes, como así también en las de procedencia hindú, nórdica y báltica.
En el escenario geográfico provincial, las esperadas fogatas de San Juan, requieren una prolija preparación, en la que participan niños y adultos que con la debida antelación, efectúan el acopio de ramas y pastos secos que ornamentan grandes leños sujetos al terreno. La alimentación de la fogata, se completa con maderas, objetos sin valor y de fácil combustión y algunas hierbas cuyos componentes explotan sonoramente por acción del calor, como el "quillo”, planta característica de nuestra flora autóctona. Circundando la hoguera, los espectadores, individualmente o en coro, dan reiteradas vivas a San Juan, al tiempo que ensayan algunos movimientos danzantes, a la espera que las llamas disminuyan para poderlas saltar.
Para epilogar la tradicional festividad, los lugareños que protagonizaron lo acontecido, solían reunirse en la morada de algún vecino, previa invitación cordial, para evaluar los pormenores de la fiesta, ocasión donde el mate y las artesanías culinarias se daban cita.
