El secretario de Energía de la Nación, aconsejó al público hacer piquetes contra el desabastecimiento de gas en garrafas, para presionar a los comerciantes especuladores. La insólita recomendación de Daniel Cameron no sólo es condenable como metodología, al ignorar las instancias administrativas y judiciales que protegen al consumidor sino por la experiencia que deja al Gobierno el caso de Gualeguaychú.

Tras participar la semana pasada en la reunión plenaria del Consejo Federal de Energía, en Paraná, Cameron hizo declaraciones a la prensa local, abordando el problema de la escasez de gas en garrafas e instó a la gente a que "le hagan piquetes en la puerta (a los distribuidores de garrafas) para no dejarlos salir y para que vendan el producto en el lugar que lo tiene que vender y al precio que lo tiene que vender". El funcionario justificó su polémico punto de vista recordando que "la realidad es que estamos en un país donde la sociedad se manifiesta con piquetes por mil temas, así que si algún distribuidor comete la picardía de abrir para expender garrafas de 8 a 10 y después venden con delivery y cobran el envío 10 pesos más por la misma garrafa, (que la gente) le haga piquetes en la puerta para no dejarlos salir y que venda el producto en el lugar y al precio que lo tiene que vender", sostuvo Cameron.

El exabrupto del secretario de Energía paradójicamente coincidió con la decisión presidencial de iniciar acciones penales y civiles a los asambleístas que mantienen cortado el tránsito con piquetes en el puente internacional, en la misma provincia. Es otra grave contradicción de la política oficial para solucionar cuestiones que deben encauzarse dentro de la ley y con la cautela que deben tener los hombres públicos.