Después de largas y difíciles negociaciones, la Argentina y Brasil acordaron hoy la prórroga del régimen automotor que está vigente desde 2015 y vencía en junio del año próximo. El ministro de Producción, Dante Sica, y su par brasileño, Paulo Guedes, firmaron el acuerdo tras un encuentro en el país vecino.

De esta manera se pone fin a un período de incertidumbre en el sector, agravado por la tensa relación del presidente Jair Bolsonaro y el candidato del Frente de Todos, Alberto Fernández, que tiene altas posibilidades de comandar el país los próximos cuatro años.

Tal como anticipó Ámbito, el convenio se extiende por 10 años y el coeficiente de intercambio comercial entre los dos países irá creciendo paulatinamente hasta pasar de 1,5 a 3. Habría un beneficio para las empresas que no lleguen a cumplir con el equilibrio comercial exigido hasta el 2020. El “perdón” que recibirían las empresas evitaría que paguen multas.

Del acto de firma participaron el ministro de Economía de Brasil, Paulo Guedes, y el ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica.

Concretamente, se modifica de manera retroactiva el Flex al pasar de 1.5 actual (por cada dólar que se exporta se puede importar por u$s1,5 sin arancel) a 1.7 para el período 2015/2020. De esta manera, las empresas que hoy no cumplen con lo establecido en materia de intercambio, con el nuevo esquema, estarán en regla. Entre 2020 y 2023, el Flex sube a 1.8 y, a partir de entonces, va creciendo cada dos años hasta llegar a 3.

En la práctica, esto significa postergar por 10 años el libre comercio que, si no había acuerdo, comenzaba a regir el año que viene (ahora lo haría desde el 2030) pero, de todas maneras, implicará una mayor apertura comercial desde ahora y, especialmente, a partir del año próximo.

Las terminales locales estaban en vilo por las consecuencias que podría tener en el sector que este acuerdo no se alcanzara con las actuales autoridades locales y debiera ser negociado por un posible gobierno kirchnerista, en medio del cruce de insultos y acusaciones. En agosto pasado, este diario informó sobre la presión de las terminales locales para acelerar las negociaciones. Hay que recordar que el 70% de la producción local de autos tiene como destino al socio principal del Mercosur. La prórroga era esperada por el sector debido a que, en caso contrario, comenzaría a regir el libre comercio a partir de junio próximo, algo para lo que la Argentina no está preparada.

Actualmente hay un acuerdo de 5 años que rige hasta julio del año próximo. Define el intercambio comercial entre los dos países mediante un coeficiente que regula las exportaciones e importaciones. Se denomina Flex y, hoy, establece que por cada dólar que se exporta se puede importar, sin arancel, por u$s1,5. En junio pasado venció la primera parte de este acuerdo que preveía, para el último año, la posibilidad de revisión.

La idea original era discutir si ese coeficiente se subía a 1,7 hasta 2020 con una prórroga por tres años más del actual esquema para postergar la entrada del libre comerciopero se alcanzó un acuerdo de más largo plazo. La Argentina es menos competitiva que Brasil y tiene un mercado más chico, lo que provocaría, en estas condiciones, la migración de automotrices y autopartistas hacia el país vecino.

La incertidumbre actual, sumada a la tensión entre Bolsonaro y Fernández, generaba complicaciones y se apuraron las negociaciones. Las terminales locales no querían llegar a julio próximo con una situación sin definición debido a que del futuro de ese acuerdo dependen los planes de producción e inversiones para los próximos años. A esto se suma que Brasil está planteando una política de mayor apertura comercial con la amenaza de abandonar el Mercosur en caso de que un Gobierno kirchnerista plantee una política más proteccionista. Un dato: Brasil acordó el libre comercio con México. Esta es una señal de la dirección que está tomando.