Las expectativas de inflación para 2021 que relevan cada mes el Banco Central y la consultora FocusEconomics subieron 20 puntos en los últimos 12 meses. El salto en las previsiones está basado en la masiva emisión monetaria a la que tuvo que recurrir el Gobierno este año para cubrir el aumento del déficit que generaron la caída en los recursos y el aumento en los gastos en medio de la pandemia de coronavirus COVID-19. Ayer se conoció que el índice de precios al consumidor terminó 2020 con un avance del 36,1%.

Consultoras, bancos, fondos de inversión y otros especialistas prevén que este año termine con una inflación acumulada de 49,8%, según los resultados del último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central. La cifra coincide con sorprendente exactitud con el consenso recogido en diciembre por otra encuesta, el LatinFocus Consensus Forecast, en el que la mediana de expectativas también está en el 49,8%.

En diciembre de 2019, el REM había previsto una inflación del 30,1% para 2021, mientras que la encuesta de FocusEconomics la estimaba en 29,7% para este año. Doce meses más tarde, período en el que entre otros factores jugó ni más ni menos que el cisne negro de una pandemia que sumió al planeta en su peor crisis económica desde la Segunda Guerra Mundial, las previsiones de inflación para 2021 sumaron como consecuencia en torno 20 puntos.

Los analistas de FocusEconomics atribuyeron el salto en las previsiones a, previsiblemente, el fenómeno monetario: “El próximo año, la inflación probablemente será impulsada por una expansión sostenida de la base monetaria debido a la financiación monetaria del déficit fiscal”.

El análisis va a contramano de una visión más heterodoxa que sostiene el titular del BCRA, Miguel Pesce. La entidad el 12 de enero concluyó que es “resultado de un conflicto por la distribución del ingreso”, en un posteo publicado en Central de Ideas, el blog de la entidad.

Las expectativas de inflación, incluso las que como el BCRA o FocusEconomics, consultan a decenas de especialistas para obtener algo cercano a un consenso, están lejos de ser predicciones precisas.

“La inflación núcleo –general, menos precios regulados y estacionales– vino creciendo por arriba de la inflación en regulados sistemáticamente en 2020, y eso no es sostenible. Además, el año pasado la inflación en bienes fue del 43% y la de servicios 22%, justamente los más afectados por el contexto de pandemia y cuarentena. Si la economía continúa recuperándose y el sector de servicios vuelve a funcionar con más normalidad, la inflación en ese rubro se va a acelerar. Y no queda claro que el Gobierno pueda frenar la inflación en bienes, con el último dato del año dando cuenta de una inflación anualizada por arriba del 60%”, dijo Lorena Giorgio de Econviews.