El martes al mediodía, mientras se preparaba para salir, Danna Castillo vio una notificación que la sorprendió y horrorizó a la vez: una desconocida le había transferido $256.000. “Fue una locura. ¿De dónde me llega tanta plata y con un nombre que no conocía?”, dijo en diálogo con TN y la gente.

Castillo estudia Psicomotricidad en la Universidad Provincial de Córdoba y tenía actividades pendientes, pero tan pronto vio la transferencia, le contó a una amiga y les avisó a sus padres, que viven en Santiago del Estero, para que la ayudaran a encontrar a la dueña del dinero. No quería esperar, era un monto muy alto que alguien necesitaba: “Imaginate el apuro por no saber lo que estaba pasando del otro lado”, remarcó. “Empezamos a buscar por Facebook, enviamos mensajes para corroborar el DNI y el nombre. No nos contestaba nadie”.

“Puse un punto de más”

Rita Heredia, desde Catamarca, iba a pagarle a uno de los albañiles que construyeron una habitación en su domicilio. “Tenía que transferirle a otra persona, a la pareja de un chico que trabaja en la casa. Puse un punto de más, me equivoqué”, contó. No se dio cuenta del error porque la destinataria también se llama Danna.

Al enviar la captura del comprobante, le respondieron que el CUIL y el apellido no coincidían. “Se me vino el mundo abajo porque era mucha plata”, aseguró. Heredia hace changas como empleada doméstica y, junto con su pareja, que también hace trabajos informales, tardó tres meses en ahorrar ese monto. Desesperada, le envió un audio a su cuñada, Gabriela Aragón. No sabía qué hacer para encontrar a la persona que había recibido la transferencia.

Aragón vio que le había llegado un mensaje, pero no pudo responder al instante porque estaba haciendo un recorrido para entregar los productos que vende a través de Facebook. “Cuando llegué a casa, veo que Rita me mandó un audio llorando. Yo la conozco y sé lo que se sacrifican para tener las cosas”, recordó, así que recurrió a distintos grupos en su ciudad y también en otras provincias como Tucumán y Santiago del Estero, donde tiene clientes, para tratar de socorrer a su cuñada.

Pasaron las horas y el miedo a caer en una estafa aumentaba. “Me lloré la vida, me consumieron los nervios”, confesó Rita Heredia al recordar el tiempo de espera.

“Teníamos fe de que la plata iba a aparecer, pero hay mucha gente que no la devuelve. Teníamos la mínima esperanza”, señaló Gabriela. A pesar de que varias personas le confirmaron que los datos correspondían a una dirección de Santiago del Estero, no lograba encontrar un número o cuenta de alguna red social para escribirle.

 

La ayuda de un tercero

Una amiga del padre de Danna Castillo, Sebastián, vio la publicación y se la envió. Eran las 20:30 cuando Danna finalmente encontró a Gabriela Aragón en Instagram. “Le pregunté si había subido el comunicado y me dijo ‘sí, mi cuñada, transfirió mal’”, relató Danna. Al comprobar que los datos coincidían, la joven pidió su CBU y le transfirió los $256.000.

Rita Heredia sintió que le “volvió el alma al cuerpo” cuando recibió el mensaje de Danna Castillo y expresó que estará “eternamente agradecida por su buen corazón”.

“No podíamos creer que alguien quisiera devolver la plata. Le devolvió todo, nosotros estábamos muy agradecidos porque es una persona de bien. Mi cuñada estaba recontenta anoche. Ya lo dábamos por perdido, habían pasado varias horas”, celebró Aragón y, para agradecer el gran gesto, hizo una segunda publicación en Facebook y adjuntó el perfil de la estudiante, lo que causó una reacción en cadena.

“Me empezaron a llegar mensajes de gente que me felicitó y me dijo, ‘te empecé a seguir por lo que vi que hiciste’. No dimensiono lo que significa, porque a mí me sale natural. Lo que no es mío, lo devuelvo. No pensé que iba a convertirse en algo tan grande”, admitió Danna.