El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, provocó una aglomeración de personas dentro del mar en Playa Grande, San Pablo. Sucedió el viernes por la tarde cuando decidió arrojarse al agua desde el bote en el que viajaba y acercarse nadando a los bañistas.

“En la playa con el pueblo”, escribió el jefe de Estado brasileño junto al video en el cual se puede ver toda la secuencia de su aventura. Al comienzo, Bolsonaro saludó a las personas que se encontraban en las costas. En un momento, tomó la decisión de tirarse al mar y su equipo de seguridad lo siguió.

En la filmación, se puede ver cómo el mandatario nadó hacia donde se encontraban los bañistas y fue rodeado por ellos. Muchas personas entraron al agua con sus cámaras y celulares para intentar registrar el momento, lo que generó una gran concentración de personas sin barbijo ni distanciamiento social. Finalmente, el presidente de Brasil regresó al barco nadando crol.

Bolsonaro llevaba puesta la camiseta del Santos, equipo en cuyo estadio participó de un partido de fútbol benéfico el pasado lunes, cuando inició unas cortas vacaciones en la Baixada Santista. El jefe de Estado brasilero celebró el Año Nuevo en Forte dos Andradas, en Guarujá, una ciudad que queda cerca de Praia Grande. La semana próxima regresará a Brasilia para retomar sus funciones.

Pese a la alegría de los brasileros que pudieron nadar en el mar con su presidente, también circularon varias críticas frente a su actitud desinteresada con el coronavirus. Es que esta escena se da en un momento en el que no solo la pandemia de coronavirus no terminó, sino que varios países de América Latina, entre ellos Brasil, se comenzó a manifestar una exponencial suba de contagios.

Desde que el COVID-19 llegó a Brasil, Bolsonaro mostró esquivez frente a las posibles consecuencias y hasta se ofendió con los alcaldes de algunos estados que decidieron restringir la circulación de personas. Cuando el virus comenzó a propagarse en la región, y llevó a su país a convertirse en el segundo con más contagios en el continente, el mandatario brasilero lo calificó como “una gripecita” y se mostró sin barbijo, haciendo oídos sordos a las recomendaciones de los expertos.

El 7 de julio, el mandatario brasilero, de 65 años, dio positivo en coronavirus. Mientras cursaba la enfermedad, se sacó el barbijo para hablar con los periodistas que lo aguardaban a la salida del hospital, sin respetar la distancia social con ellos. Finalmente, logró superar la enfermedad.