En 9 meses, la docente Gladys Páez se esforzó al máximo para juntar plata para construir su casa prefabricada, en el fondo del terreno donde viven sus padres, en Ullum.

La mujer se divorció y se mudó con sus dos hijos, de 10 y 20 años, a lo de sus padres. A partir de allí, Gladys multiplicó su esfuerzo para conseguir el dinero necesario para terminar su hogar y mudarse antes de Fin de Año.

Ir en bicicleta a dar clases en dos lugares en Ullum y un tercero en Zonda, como también hacer empanadas para vender, fueron algunos de los sacrificios que hizo la docente. Hasta su hijo mayor la ayudó con parte del sueldo que le pagan por sus tareas en un diferimiento. 

Pero todo el sacrificio de la familia quedó destruido en minutos: alguien ingresó ayer en la madrugada por el fondo, abrió una precaria puerta hecha de palos y alambres y le prendió fuego a la vivienda, aseguró la damnificada.

Para cuando la familia se percató del siniestro, no pudieron hacer nada. Lo único que atinaron a hacer fue retirar unos vehículos y otras cosas de un garaje contiguo y luchar para que el fuego no alcance ese sector.

Todo pasó a las 3 en esa propiedad situada en pasaje Obrero, en Villa Ibáñez. ‘Nos despertaron las explosiones. Cuando salimos, mi casa estaba en llamas y no se podía hacer nada. Lo único que hicimos fue sacar el auto del garaje y la moto de mi hijo, que estaba cerca del fuego.

Esto fue algo intencional. La puerta del fondo siempre está cerrada y alguien la abrió. Cortocircuito no fue porque los disyuntores estaban apagados, así que electricidad no había.

Y además encontramos una botella con nafta, que se la llevó la Policía’, dijo Páez. Y agregó: ‘Mi casa estaba amueblada y se quemó todo. Hasta una pileta de lona y el tanque de agua. Todavía no caigo.

El dolor que tengo no es sólo por la pérdida material, sino también por el sacrificio que hicimos. Pero no queda otra que volver a empezar’.