El sueño argentino de repetir en el Mundial Sub-20 lo conseguido con la Selección mayor quedó trunco anoche en el San Juan del Bicentenario. El equipo dirigido por Javier Mascherano mereció algo más, porque de los dos equipos fue el que más control de pelota tuvo, y quien más opciones generó; pero no puede argumentarse que la victoria 2-0 de Nigeria fue injusta, por los octavos de final del torneo. Por aquello que al fútbol se lo valora en juego, pero se mide en goles, la selección africana continúa en competencia, y los chicos locales deberán ver el resto del certamen desde afuera.

El partido fue muy táctico. Tan equilibrado que por lo que se veía durante su trámite, daba la sensación que se definiría por algún error. Si bien el elenco albiceleste fue quien propuso más, en la mayor parte del desarrollo, Nigeria también tuvo sus momentos. Y de los dos, el que sacó provecho, justamente a sus momentos, fue el visitante.

Entre dos equipos muy parejos, la única diferencia fue la efectividad a la hora de concretar las opciones

Argentina fue el que, dentro de la paridad, empezó siendo más agresivo. Romero (7m.) y Carboni (12m) desviaron por poco sus intentos. Nigeria salió, primero a no dar ventajas, y propuso un partido de "parejitas" en la mitad. Así podía verse a Bameyi sobre Romero, Samson Lawall con Redondo y Daga sobre Carboni. Para frenar las subidas de Barco, Sunday se abría sobre la izquierda, y como Aguirre no estuvo en su noche, se centralizaba mucho el juego facilitando las marcas rivales. Aún así, Argentina terminó mejor con un cabezado de Veliz (37m) y un taco del centrodelantero de Rosario Central, luego de un centro de Romero (42m.)

A los 15m. de la segunda mitad, Ladan Bosso mandó a la cancha a Haliru Sarki y Umeh Emmanuel. Este último, un centrodelantero fuerte y rápido, fue quien sacó rédito de una duda defensiva y habilitó a Ibrahim Muhammad, quien batió a Gomes Gerth, abriendo la cuenta.

El final. La desazón de los pibes y de Javier Mascherano fue tremenda. De las tribunas bajó el aplauso y el agradecimiento por su entrega, que no alcanzó.

Hasta allí era un partido. En ese instante comenzó otro, con Argentina buscando la igualdad, con más ganas que fútbol. Con mucho amor propio y entereza los pibes buscaron la igualdad, que por lo generado, merecieron. Así se fueron sucediendo fallos en la definición, con la falta de fortuna en un remate cruzado de Romero, que rebotó en la base del poste izquierdo (38m.). Un par de veces no pudo el tucumano Maestro Puch, hasta que a los 45m., cuando el árbitro sueco Glenn Niberg había adicionado 8 minutos, Haliru Sarki, con otro cabezazo, sentenció el resultado final.

20-3 en llegadas

A la hora de contar las llegadas a los arcos, fue abrumadora la diferencia a favor del
equipo de Mascherano. La falta de puntería, el arquero rival y los palos impidieron que Argentina plasmara en la red sus intenciones. Algo que Nigeria logró con menos opciones.