Ante el tribunal lloró y pareció arrepentido. Después fue esposado y trasladado a la cárcel de Chimbas, pero ya con una condena, los 13 años de cárcel que él mismo aceptó como parte del acuerdo de juicio abreviado con la Fiscalía, por el grave delito que había cometido: haber violado a su propia hija hasta que la chica, de 15 años, y dio a luz a una beba en octubre de 2021. Inicialmente se sospechó que esa criatura había sido fruto del ataque sexual de otro sujeto, ya condenado también a 3 años en suspenso. Pero como el cotejo de ADN con ese otro hombre dio negativo y sugirió que el padre de la niña podía ser alguien de su propia familia, el fiscal Duilio Ejarque y los ayudantes fiscales Daniela Pringles y Benjamín Spatzer pidieron autorización para indagar entre los familiares de esa chica. Y ahí se toparon con la sorpresa: el padre de la beba resultó ser también el padre de la joven madre.

La chica nunca señaló a su papá. Pero las pericias psicológicas y sobre todo el cotejo de ADN fueron concluyentes contra el acusado que, al final, decidió junto a su defensor oficial Alejandro Martín García, que lo más apropiado era reconocer al menos un ataque sexual contra su propia hija a cambio de una rebaja de pena. Y en un juicio abreviado, se acordó un castigo de 13 años, la condena que finalmente impusieron ayer los jueces Verónica Chicón, Eugenio Barbera (h) y Javier Figuerola.