El rapto de locura de un muchacho de 20 años cuando fue detenido el pasado sábado lo llevó a que 48 horas después, en un juicio bajo el sistema de Flagrancia, termine con una condena firme y con destino final el Penal de Chimbas. El caso tomó hasta trascendencia nacional en virtud que la violenta forma de resistir a la detención fue grabada justo en momentos cuando destrozaba a patadas el interior de un patrullero.

Este lunes el Ministerio Público informó que se condenó a Gustavo Javier Castro a 2 años y 6 meses de prisión de cumplimiento efectivo, declarándose, además, "la reincidencia (art 50 del CP) por los delitos de atentado y resistencia a la autoridad agravado  en perjuicio de la administración pública  en concurso ideal con lesiones leves en perjuicio de un agente de la Policía; todo ello e concurso real con daño agravado en perjuicio de un móvil policial"

El caso

Todo comenzó a las 18,40 del último sábado, cuando en inmediaciones de los Barrios Franklin Rawson y Los Caracoles, personal del Comando Radioeléctrico Sur en forma conjunta con efectivos de la Subcomisaría Ansilta procedieron a la aprehensión de Gustavo Javier Castro, quien se encontraba generando disturbios en la vía pública. En ese momento, Castro agredió con un piedrazo al agente Franco Palacio en su brazo izquierdo produciéndole lesiones.

Como consecuencia, el hombre fue subido a un móvil policial y traslado a dependencias de la Subcomisaría Ansilta, bajo una lluvia de piedras de familiares que se arrimaron al lugar. Tras la llegada, el nerviosismo de Castro aumentó y comenzó a destruir el vidrio y protector de la puerta trasera izquierda del móvil.