El ‘Gringo’ José Antonio Fernández era adicto a las drogas y se supone que, hace 20 años, lo mataron unos narcos. El caso sigue impune.

 

 

Yamila Pérez (25) y José Antonio ‘Gringo’ Fernández (29) nunca se conocieron, pero sus cortas vidas registraron un paralelo con llamativos puntos en común: ambos eran padres, ambos eran adictos y ambos terminaron asesinados por su presunta vinculación al ambiente del narcotráfico. Pero la coincidencia más sorprendente en ambas tragedias, se da en el modo en el que fueron eliminados, prácticamente con un mismo sello: fueron asesinados a cuchillazos y quien lo mató esperó a que se desangraran antes de abandonarlos en lugares con basura, irreconocibles.

 

Yamila Pérez también era adicta. Se supone que mandaron a matarla desde la cárcel unos narcos que, al parecer, ella delató.

La diferencia entre sendos homicidios parece estar en el después: el de Fernández nunca se esclareció. El de Yamila parece enfilarse hacia una posible resolución.

 

El ‘Gringo’ Fernández

 

El 23 de noviembre de 1998 fue la última vez que un testigo lo vio vivo al ‘Gringo’ Fernández, un mecánico de motos de 29 años, padre de tres hijos que vivía en el barrio Manantial, en Trinidad, Capital. Ese día lo vieron subirse a la moto de un sujeto (tal vez su asesino) en España y Circunvalación. Y nada más se supo de él hasta que un vecino halló restos putrefactos, irreconocibles y llenos de gusanos en calle Costa Canal, unos 100 metros al norte de cruce con Doctor Ortega, en Rawson. Por pericias en la ropa y testigos se supo que era Fernández.
La autopsia en los restos reveló que su victimario fue un criminal desalmado: pues Fernández había sido degollado y había esperado a que se desangrara y se pudriera antes de arrojarlo en el lugar donde encontraron el cuerpo.

Una venganza de narcos fue la principal teoría sobre el móvil de ese ataque, pero hasta el día de hoy el caso sigue impune.

 

Caso Yamila

 

Yamila Pérez vivía en el barrio Cabot, Capital, era madre de 4 chicos, era adicta a la cocaína y se prostituía. Fue vista por última vez el viernes a la noche. El domingo a última hora, una vecina avisó a la Policía de que más temprano, sobre las 14, había visto un cadáver en un basural de Callejón Muñoz y Luna, en El Mogote, Chimbas.

Cuando la Policía llegó el cuadro era dantesco. Al cuerpo le habían seccionado ambos brazos y con la misma arma perpetraron otra maniobra espeluznante: le hicieron un corte horizontal sobre sus mamas, y de ahí para arriba fueron arrancando la piel de su rostro y el cuero cabelludo (incluido el ojo derecho) hasta concluir a la misma altura del primer corte, pero en la espalda, dijeron.
Otro punto muy llamativo en el análisis de los médicos forenses fue que el homicida mató con la precisión de un faenador de chanchos, porque detectó 8 puntazos en un mismo lugar entre la quinta y la sexta vértebras del lado izquierdo, en busca de los conductos sanguíneos que le servirían para que la mujer se desangrara por completo.

Supieron que era Yamila porque la autopsia reveló que fue madre hace poco y porque su madre postiza reconoció la ropa que vestía y un tatuaje muy característico de la víctima en la parte externa de su pantorrilla izquierda.

Enseguida también se supuso que pudo ser un crimen por encargo desde el Penal de Chimbas, porque a Yamila se le atribuye haber delatado ante la Policía Federal a 17 sujetos que, en diciembre de 2016, cayeron con unos 60 kilos de marihuana, 1 de cocaína y unos $700.000.

Entre esos detenidos está el ‘Cuky’ Sosa, expareja de la víctima y padre de dos de sus nenas, sospechado de integrar con otros cuatro parientes, apodados los ‘Pastelito’, la banda narco que lideraba las ventas de esas drogas en San Juan y Mendoza.

Uno de los parientes de los Sosa que no cayó en esa redada, Juan Ramón ‘Cunta’ Sosa, fue detenido porque se sospecha que pudo ser el encargado de matar a Yamila. El otro detenido es un vendedor de gas de apellido Molina, con el que Yamila habría mantenido sexo a cambio de garrafas.

Cayó, porque en el lugar donde hallaron el cuerpo, encontraron una indicación médica con su nombre, pero los pesquisas no descartan que el homicida hubiera plantado ese papel para desviar la investigación.

 

Las meretrices pidieron Justicia

Cerca de 300 personas se congregaron y marcharon ayer por la tarde en la Plaza 25 de Mayo, para pedir justicia y el esclarecimiento del brutal ataque homicida contra Yamila Pérez. El reclamo
fue encabezado por la Asociación de Meretrices y contó con el apoyo de otras organizaciones. 
La investigación del caso continuaba ayer en estricto hermetismo, pero con una orientación definida: un crimen por supuesto encargo de los ‘Pastelito’ Sosa, para vengarse de la supuesta ‘batida’ de Yamila que terminó con cinco de ellos y otros 12 implicados (incluidos dos mendocinos) presos y ya
procesados por traficar unos 60 kilos de marihuana y otro kg de cocaína que les incautaron en  diciembre de 2016.

Ayer, seguían sin saber dónde están los brazos y la piel del rostro y de la cabeza arrancados a la víctima.