¿Hay algo más argentino que el dulce de leche?  Aunque por ahí nos pelean el lugar de origen, esta delicia cremosa y versátil que, como otras tantas cosas, nació de casualidad (o eso cuentan), es un clásico que ha conquistado paladares en diferentes países, donde han sabido replicarlo y muy bien… aunque nunca igualarlo. Sobre una tostada, como relleno de tortas, acompañando un flan y hasta del pote (¿quién no se puso a cucharear al pie de la heladera, en alguna noche de insomnio o de “ganas de algo ducle”?) las combinaciones son muchísimas, una más rica que otra, y por eso se ha ganado un puesto destacado. Tanto que hasta tiene su propio día… ¡Y es hoy! Sí, desde 1998 y por iniciativa del Centro Argentino de Promoción del Dulce de Leche y Afines, el 11 de octubre se celebra el Día Internacional del Dulce de Leche. 

 

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“¡Qué fruta noble el dulce de leche!”, bromeará más de uno hoy ¿o no?

 

Desde “fabricarlo” en la hornalla de la cocina hasta degustar las novedades que actualmente ofrece el mercado (una de las últimas es la versión “Dubái”, muy a la moda), hay decenas de maneras de rendirle tributo, todas muy buenas. Pero aquí elegiremos una de las más clásicas: su aplicación en la pastelería y en una preparación en particular.

Entre las tortas, tartas y demás que lo tienen como estrella indiscutida, hay varias muy conocidas: la torta Cabsha, el Rogel y hasta la Chocotorta, por citar algunas. Pero vamos a rescatar a otra, menos popularizada pero no por eso menos espectacular, sabrosa y rendidora. Se trata de la Tarta Banoffee, que tiene una combinación irresistible: banana y dulce de leche. Además lleva pocos ingredientes, la hacés en un periquete y no necesita cocción.

Originalmente su nombre deriva de la conjunción de banana y toffee, tal como nació (un clásico de la repostería británica y, cuentan, la preferida de Lady Di). Pero luego, la crema de caramelo fue reemplazada en muchos lugares por el gauchito dulce de leche.

Es tan adaptable a diferentes ocasiones, que se puede comer como postre (una porción pequeña, porque es intensa), es ideal para acompañar una copa de champagne (mejor si es Extra Brut o Brut Nature) y también va bárbaro para la hora del té.

Acá te dejamos una versión muy sencilla de Tarta Banoffee para que te animes y la hagas. Vas a parecer chef y seguramente se convertirá en una de tus aliadas.  

 

 

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Fácil de hacer, sin horno y riquísima

 

Qué necesitás

(Los ingredientes son aproximados, dependerá del tamaño de tu molde y de lo “dulceros” que sean los comensales)

  • Galletas tipo María, de vainilla, un paquete o paquete y medio
  • Manteca, 150 gr
  • Dulce de Leche (en lo posible, repostero): entre 500 y 750 gr
  • Bananas, 3 o 4 unidades
  • Crema de leche para batir, 250 gr
  • Azúcar: 75 gr
  • Esencia de vainilla

Paso a paso 

1- Triturar muy bien las galletas (en procesadora o a mano) y mezclarlas con manteca pomada. Tapizar un molde bajo (puede ser desmontable) en base y pared (como una piletita), presionar bien y llevar a heladera.

Tips: Podés usar otra galleta, pero asegurate que no sea muy dulce, porque el postre todo ya lo es y bastante. Y usá una manteca de buena calidad.

 

2- Cuando la base ya esté firme (se habrá enfriado la manteca), poné arriba una capa generosa de dulce de leche, mejor si es repostero.

Tips: Si te quedaste sin dulce de leche repostero, podés mezclar el tradicional con leche en polvo, de a poquito, hasta hacerlo más consistente. Sabé que va a alterar un poco el sabor (igual queda rico).

 

3- Arriba del dulce de leche disponé las bananas cortadas en rodajitas no muy finas. Podés ubicar las rueditas de manera horizontal o bien de canto, pegaditas. Llevar a heladera.

Tips: Si cortás las bananas y las ponés inmediatamente, no se oscurecen. Si querés cortarlas un rato antes, podés ponerles unas gotitas de limón por arriba.

 

4- Batí la crema con el azúcar (que no te quede tan dulce, mejor menos que más) y la esencia de vainilla (poquitín) hasta montarla bien (ojo que no se pase de batido y se corte). Colocala sobre las bananas, puede ser de manera “rústica” con cuchara, estirada con una espátula o con manga, más elegante. ¿Cuánta crema poner? Depende de tu preferencia. Y si querés, podes rallarle un poco de chocolate amargo por arriba o decorar con hilos de dulce de leche.

Tips: Si la querés más fácil todavía, usá la crema que ya viene batida, enlatada; apretás el aplicador y listo, pero… Por otro lado, algunos la prefieren con merengue. Más allá del gusto personal, tiene una buena y otra mala: es más “noble” para aguantar afuera de la heladera, sobre todo los días de calor, pero también es más complejo de preparar. Lo dejo a tu criterio, diría…

Ahora sí, una horita o más de heladera. Servir bien fría y… ¡A gozar! 

(¿Sugerencia? Podés quedar como los dioses en el Día de la Madre. De nada 😉)

 

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Banoffee ¡Solo para golosos!

 

La historia del dulce de leche

Según cuenta el libro El mundo de la Leche, de Pascual Mastellone, el dulce de leche nació un día de 1829, en Cañuelas (Buenos Aires), cuando una criada de Juan Manuel de Rosas preparaba una “lechada”, es decir, leche caliente con azúcar con la que “El Restaurador” gustaba tomar sus mates.

En un momento, la mujer “descuidó” la preparación (algunos cuentan que para avisarle a Rosas que su adversario Juan Lavalle había llegado al campamento, se había recostado en su cama y se había quedado dormido). Claro, la mujer demoró; y cuando volvió a la lechada que había quedado sobre el fuego, la leche azucarada ya se había convertido en una crema ligera, amarronada, perfumada y… ¡riquísima! a juzgar por el mismo Rosas, quien afortunadamente decidió probarla antes de descartarla.

En paralelo, hay relatos que -con otros nombres claro-ubican sus orígenes en Indonesia, en el S VI; en la Rusia ancestral y hasta en la dieta ayurveda. Pero para nosotros, el dulce de leche seguirá siendo argentino ¿O no?

Una curiosidad: ¿Sabés cómo le dicen en otros países?

  • En México: Dulce de Cajeta
  • En Chile: Manjar
  • En Venezuela, Guatemala y Colombia: Arequipe 
  • En Panamá: Bienmesabe
  • En Cuba: Fanguito
  • En Perú: Manjar Blanco
  • En Bolivia: Queso de Urrao 
  • En Francia: Confiture de lait
  • En los países sajones: Milkjam