Roberto Correa busca en unos estantes y lleva hasta la mesa del comedor de su casa dos bolsas grandes, las pone boca abajo y deja caer de ellas varias pilas de carpetas, fotos, diplomas, recortes de diarios, afiches, certificados. Todo ello es una especie de testimonio de los años de su vida en los que este Bailarín de la Vida o Embajador de la Danza, como le dicen sus amigos cauceteros, ha promovido su pasión por los bailes nativos. Y es esa labor la que, por ordenanza municipal, fue reconocida dándole a don Correa, a sus 62 años, el título de Ciudadano Ilustre de Caucete, que se le entregará el próximo domingo frente a todo el pueblo en las fiestas patronales en honor a Cristo Rey.
Con un Mal de Parkinson intenso que se manifiesta en su brazo izquierdo, consecuencia de una falla cerebral que tuvo hace un año y medio, don Correa intenta mostrar sus diplomas de reconocimiento sin temblar demasiado. Un poco nervioso pero con sano humor asegura que la enfermedad no le ha afectado para nada su baile, ya que el brazo sólo tiembla cuando está quieto. "Por eso lo muevo", dice mientras levanta sus brazos como para agitar un pañuelo y se pone en pose de baile. "A veces hasta hago bromas, le pego y le digo: quedate quieto che".
Este bailarín es también peluquero desde joven y aún atiende a sus clientes en el salón que tiene armado en su casa. Pero esa no es la única profesión que tuvo en su vida. De joven fue boxeador y el buen estado físico que le dejó tanto entrenamiento le sirvió para animarse a competir en la danza a pesar de tener más de 40 años.
Con una dieta y entrenamiento diario y estricto, Roberto logró tres récords nacionales bailando sin parar por varias horas e hizo una gira recorriendo todo el país y algunos del exterior con su baile.
El primer récord nacional lo logró en abril de 1997 en el Festival de Permanencia y Calidad de Danzas Folclóricas Argentinas que se hizo en Caucete frente a un jurado y una jueza de Paz. Bailó durante 15 horas y 17 minutos seguidos y tuvo que parar por el dolor que le provocaban las ampollas que le cubrían los dedos y las plantas de los pies.
En octubre de ese mismo año superó su propia marca, al bailar 1 hora 43 minutos más que en la oportunidad anterior. Ahí tuvo que abandonar por imposición del jurado porque empezó a sangrar por la nariz y tuvo problemas con una rodilla. "Sólo su gran fuerza de voluntad lo mantiene en pie porque tiene prácticamente dislocada la rodilla", dijo el médico que lo revisó durante el concurso.
Al año siguiente, en su lucha por revalorizar el folclore nacional, Correa hizo una gira por las 24 provincias argentinas terminando en el Obelisco porteño. Y en el 2001, logró un nuevo récord en el Complejo Eva Perón de 18 horas y 20 minutos ininterrumpidos en los que bailó más de 300 piezas folclóricas, además de tangos.
Ahora, este peluquero dice que ya no compite pero que sí sigue participando con su ritmo folclórico en cuanto evento folclórico hay. Además, para difundir su amor por el folclore, enseña el arte a niños y jóvenes cauceteros en su Academia de Danzas Folclóricas Argentinas.
Ahora, por una inquietud de los mismos vecinos que llegó al municipio de la mano de la concejal Marcela Carrasco (quien presentó el proyecto de declaración de Ciudadano Ilustre), toda la labor de don Correa será reconocida nuevamente. Y una medalla y un diploma de honor se sumarán a esa pila de reconocimientos y recuerdos que tanto atesora en su hogar el Bailarín de la Vida.

