En un rincón. Mónica acomodó sus muebles en el galpón donde hay envases de agroquímicos. Contó que hay noches que no se puede respirar.

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Para Mónica Zamora, de 46 años, la vida nunca fue fácil. Al poco tiempo de casarse se convirtió en una víctima de violencia de género. Soportó este flagelo por más de 15 años, pero decidió ponerle fin, aunque eso la llevó a comenzar otra etapa de sacrificio y necesidades. Actualmente vive con su hija de 11 años entre envases de agroquímicos en un galpón que le prestó una familia amiga en Zonda. Dijo que a veces no pueden dormir en el lugar por el olor que emana de los envases. Por eso salió a pedir ayuda para poder terminar una casa.

Hace casi dos años, la mujer decidió separarse de su marido para terminar con el maltrato físico y psicológico del que era víctima. Tras la separación abandonó su casa junto a su hija menor en busca de paz. ‘No me importó quedarme sin casa sólo quería huir y salvar a mi hija más chica. Mis otros dos hijos mayores de edad prefirieron quedarse con el padre. Nosotros conseguimos que en una finca nos prestaran una casa a cambio de que cuidáramos del lugar. Yo trabajaba de empleada doméstica durante el día y de sereno durante la noche, pero a cambio del préstamo de la vivienda. Allí estuvimos por 7 meses’, dijo la mujer.

Los dueños de esa propiedad le pidieron el desalojo hace un par de meses y la mujer con su hija quedaron en la calle. Pero la solidaridad otra vez estuvo de su lado. ‘Otra familia de una finca en Zonda nos ofreció que nos quedáramos en el galpón donde guardan los agroquímicos. Aceptamos porque no teníamos dónde ir. Agradecemos profundamente esta ayuda, pero no podemos seguir ahí por mucho tiempo’, dijo.

Para ayudar a Mónica, se puede llamar al teléfono 264546609.

La mujer agregó que como se trata de un lugar cerrado, a veces el olor de los agroquímicos es insoportable y les hace doler la cabeza. Por eso, algunas noches duermen en casa de su mamá. ‘Nunca nos enfermamos, pero no podemos seguir por mucho más tiempo acá sobre todo no queremos molestar’, sostuvo. Desde que se separó ahorró el dinero de la Asignación Universal por Hijo que cobra para comprar adobes y lo necesario para construir un par de habitaciones en el lote de sus padres. Dijo que la obra ya está a la altura del techo, pero que necesita ayuda para poder terminarla. ‘Del municipio de Zonda me dieron mano de obra gratis, pero los obreros vinieron por un par de días y no regresaron más. Los maridos de mis amigas, en sus ratos libres, me ayudaron con la construcción. También algunos vecinos me donaron puertas y ventanas, y hasta el padre Víctor Hugo Gallardo me dio una mano. Con un empujoncito más podré terminar mi casa’, dijo Mónica.

La mujer dijo que por ahora sólo necesita mano de obra para terminar el techo y para hacer el pozo negro.