Con los días más frescos y disponiendo de unas horas, puedes realizar esta tarea que como gran beneficio podrás multiplicar tus plantas. La división de plantas implica partirlas en dos o más secciones, ya sea para mantenerlas saludables (porque, por ejemplo, están muy apretadas en su maceta o han crecido demasiado) o para multiplicarlas.  

Debes tener en cuenta que al realizar esto también divides las raíces, por eso solo podrás usar las plantas que tienen raíces desarrolladas más en extensión que en profundidad; y cuyos brotes también las tienen. Específicamente, son las que tienen las llamadas "raíces fibrosas" (difusas, fasciculadas o adventicias), caracterizadas por tener muchas raíces del mismo tamaño que se extienden en una red desde la base de la planta. Por eso, las que tienen raíces pivotantes (las que crecen verticalmente hacia abajo), por lo general se reproducen por esquejes o semillas; y no a partir de la división.  

  
Cuándo dividir una planta 

  
Aunque puede variar de acuerdo al tipo de planta, generalmente las que florecen en primavera y verano, se dividen en otoño; y las que florecen en otoño o invierno, en primavera.  

 
Pasos a tener en cuenta para la división

 
En primer lugar, examina con cuidado tu planta para ver si cumple con las condiciones de raíz que hemos descrito más arriba. Luego sigue los siguientes pasos:  

 
1. Riega la maceta o zona donde se encuentre la planta que quieras dividir unas horas antes de hacerlo para que la tierra no se desprenda del todo cuando sea quitada de la tierra y se expongan mucho las raíces, para no dañarlas. 

 
2. Desentiérrala con cuidado y divide la bola de raíces en dos o más secciones; separando cada grupo de hojas con su propio sistema de raíces.  

Para esto puedes usar solo tus manos (como en el caso de muchas especies de bulbos), pero en otras más grandes puedes necesitar un cuchillo o pala. Si es éste tu caso, procura siempre desinfectar lo que vayas a usar con agua, jabón y un algodón con alcohol para evitar infectar la planta. Haz esto lo más rápido que puedas para no dejar las raíces expuestas por mucho tiempo. Si se trata de bulbos y los cormos (tallos engrosados subterráneos), como los gladiolos, separa con cuidado los bulbos pequeños del bulbo madre.

 
 
3. Quita el exceso de tierra, elimina cualquier follaje muerto o enfermo (puedes aprender aquí cómo reconocerlo) y vuélvela a plantar. Mantenlas protegidas del sol, ya que hasta que vuelvan a enraizar bien estarán más frágiles. 

 
4. Por último en el espacio preparado con un buen sustrato hace los hoyos y coloca bien las raíces. Luego tapar y apretar para que no entre aire. Regar con moderación 

 
5. Estas nuevas plantas no pueden ser abonadas con fertilizantes químicos hasta que pase 1 año.