Mucho se habla de los adolescentes, pero también es cierto que en los tiempos que corren muchos padres y adultos se preguntan cómo abordar una multiplicidad de temas. Entre ellos el más delicado de manejar hoy es el de la sexualidad, tanto en mujeres como varones adolescentes. El cómo tratar el cuerpo y respetarlo debe ser tema de familia y a temprana edad. Los tiempos cambiaron y se hace necesario abordar la entrada de la adolescencia con bases sólidas de aprendizaje.
Marta Bustos de Torcivia, doctora especialista en ginecología infanto juvenil, con una vasta trayectoria en el Hospital Rawson de San Juan da su mirada acerca de un tema tan delicado.
"Esto genera bastante interés en los adultos y en los profesionales de salud que atienden jóvenes y adolescentes, preocupación que no es exclusiva de la época actual.
Un historiador decía que "la juventud es frívola, no como antes, en que se enseñaba a ser discreto y respetuoso de los mayores; en cambio ahora, es impaciente e intolerante de los límites y restricciones". Creo que aquí está la punta del ovillo, para empezar a entender y acompañar a nuestros hijos en búsqueda de límites sanos para la salud mental y física de ellos.
"Aristóteles lo afirma y dice que cuando aparecen los cambios puberales en el individuo aparecen tendencias ardientes, irritables, apasionadas e impetuosas, y en relación al deseo sexual, los jóvenes practican la no restricción".
"Se sabe que la sexualidad es parte del desarrollo normal, que cumple diversas funciones y que es un derecho de todos, pero en esta etapa de la vida son motivo de especial preocupación, debido a la existencia de posturas disímiles encontradas entre el mundo adulto y adolescente", explica la Dra Bustos.
En los últimos años se han producido cambios sociales vertiginosos, dando origen a grandes diferencias entre lo que los padres piensan y lo que los chicos hacen o piensan. A los padres les cuesta entender muchas cosas, ya que en su época se "noviaba" y no se "andaba" y no se partía a las doce de la noche.
"La comunicación con sus hijos es difícil debido a dos factores; por un lado la falta de resolución de sus propios conflictos en torno a la sexualidad y por otro lado la carencia de herramientas para abordarla, clara la médica.
"En general la preocupación de todos los padres comienza durante la adolescencia y se centra en determinar la conducta sexual apropiada para con sus hijos, basándose en el temor a las consecuencias de la relación sexual. La consulta con los profesionales por parte de los adultos es fundamental ya que de esa manera se obtienen los conocimientos actuales de las herramientas para abordar el problema.
Es cierto que los medios de comunicación ejercen mucha influencia en los jóvenes, lo que no se debería desconocer, pero algunos padres no tocan el tema y los colegios tampoco, y parecen no ver cómo los jóvenes son bombardeados con erotismo, sin entregarles las herramientas para que lo manejen y con ausencia absoluta de contenido acerca de las consecuencias negativas para con su vida. Tanto en programas de TV como en publicidades se promueven imágenes de cantantes famosos con alto contenido erótico, y en Internet se puede tener acceso a todo con sólo apretar un botón, desde páginas eróticas hasta conductas bizarras; mientras que los padres, en su tiempo, con suerte pudieron ver una revista".
El mal de los tiempos
Existe una falta de información y formación en sexualidad. No encontramos hoy un modelo sexual en los colegios, familias, instituciones, etc.; aún existe un enfoque machista por parte de los papás y la responsabilidad sigue cayendo sobre las mujeres. Por lo tanto estos jóvenes sufren algunas de estas temáticas:
– Alto grado de experimentación, que es normal para la época que están viviendo.
– Gran sentimiento de invulnerabilidad.
– Dificultad para conversar de sexualidad con la pareja.
– Falta de un adulto referente a quién pedir ayuda en sexualidad.
– Difícil acceso a salud sexual y reproductiva.
– Presencia de conductas de riesgo que influyen en la sexualidad, como el consumo de alcohol y drogas.
"La característica más generalizada que posee el adolescente es que no puede planificar, de modo que no se plantea el uso métodos anticonceptivos. Al no tener conocimientos resuelve sobre la marcha sin tener presente su historial clínico que es de suma importancia.
Es común que los profesionales se encuentren con estos factores de riesgo: Las relaciones a edades tempranas, parejas múltiples, falta de protección y conocimiento de los métodos anticonceptivos. Esto sumado además al tabaco, alcohol y la droga. El manejo de estas situaciones es algo que deben tener muy presente los protectores de ese individuo como son padres y escuela. La información y la concientización.
Es casi una constante ver y escuchar a madres e hijas que no previnieron las consultas con un especialista en ginecología y luego pagan consecuencias muy problemáticas. Me refiero al uso de métodos anticonceptivos. Es un tema que generalmente las adolescentes no lo consultan con sus padres sino que es a través de una amiga, tía o farmacia, se ilustran de los mismos y los consumen, ignorando que antes de comenzar con su uso deben consultar con el médico para evitar contraindicaciones. Es importante saber la clínica del adolescente antes de proceder, algunas de los tópicos a tener presente son: asma, hipertensión arterial, diabetes, sobrepeso, problemas vasculares en miembros inferiores y también en algunos casos de ingesta de psicofármacos específicos. Por tal razón es imprescindible una buena evaluación del paciente, el Pap y la colposcopia para descartar ( HPV); además de análisis de laboratorio con control de glucemia, colesterol, hepatitis, citomegalovirus, entre otros .
Hay una realidad que estamos viviendo y que es un desafío para este siglo XXI, debemos abordar y estar al lado de nuestros adolescentes y no dejarlos solos. De esta manera como padres, como escuela, como institución, sumaremos esfuerzos para mejorar la actitud de nuestros adolescentes, concluye la Dra. Marta Bustos.
Fuente:
Dra. Marta Bustos de Torcivia
Médica Cirujana – Universidad Nacional de Córdoba – 1978
Médica Especialista en Ginecología y Obstetricia
Médica Certificada en Ginecología Infanto Juvenil
Diplomada en Administración Hospitalaria
