Como si hubiese sido una jugada planificada, todos los actores se pusieron de acuerdo para cumplirle el sueño a más de un chico que a diario concurre al Comedor Infantil "Niño Jesús" de Angaco por un plato de comida o una taza de leche. El deseo cumplido fue conocer y estar cerca de los jugadores de San Martín.

Todo comenzó por la iniciativa que desde hace por lo menos 5 años llevan adelante los alumnos del Jardín Pequeñitos. En este centro maternal tienen un proyecto solidario, denominado Servicio, como parte del programa educativo y en el que participan los alumnitos de todas las salas de 1, 2 y 3 años, con la complicidad de los papás. Desde siempre en este espacio, los chiquitos juntan ropa, últiles, juguetes, alimentos no perecederos para sus "amigos invisibles", tal como llaman a los niños del comedor de Angaco que recién conocen a fin de año cuando por primera vez se encuentran, pese a que en distintas actividades del año les envían las donaciones.

Esta vez y con la colaboración de un papá del jardín, que justamente es el capitán de San Martín y es el rosarino que juega de defensor del equipo de fútbol -Raúl Damiani- se planificó un encuentro único para los niños, con la cancha verdinegra como escenario. Pero el verse cara a cara no fue todo. Por supuesto que hubo un picadito de fútbol entre grandes y chicos con varios tiros al arco, el sorteo de una camiseta regalada y autografiada por todo el plantel y un almuerzo compartido.

"Esto no se podría haber llevado adelante si no hubiésemos contado con muchas ayudas: por un lado, los papás quienes siempre responden a nuestras propuestas y que esta vez no sólo mandaron felices a sus chiquitos sino que además aportaron hamburguesas, gaseosas y helados para el almuerzo. Pero también hay que destacar la buena voluntad y el compromiso de los dirigentes del club y de los mismos jugadores que hicieron un alto en el entrenamiento y vinieron a disfrutar como un chico más con nosotros. Además del señor de la cantina del club que asó todas las hamburguesas", contaron Alejandra Sausset, Alejandra Pesado y Marcela Pesado, las directoras del jardín que funciona en la calle Santiago del Estero.

Si bien en esta actividad sólo participaron los chicos de 3 años del jardín y sólo 50 niños de entre 7 y 10 años del comedor -al que en realidad concurren tres veces más-, fueron muchos los que colaboraron. "No es obligatorio que un niño de tres años sepa de qué se trata la solidaridad, pero si es bueno que sea un tema que se pueda trabajar entre la casa y la institución educativa. Hay cosas que se aprenden y se vivencian de chico que no se olvidan jamás. Y es maravilloso que nuestros niños sepan que hay chicos con realidades distintas pero con los que se puede compartir un juego, una comida, una ilusión. Por eso, nosotros proponemos pensar y hacer algo por los amigos invisibles para el día del niño, entonces los chicos traen un regalo especial para un chico con nombre y apellido. También nos juntamos en distintas oportunidades y los alumnitos a pesar de ser pequeños cuando les contamos que vamos a juntar donaciones, saben de qué les hablamos", explicaron acerca de la experiencia en las aulas.