Son los practicantes del retrorunning, aquellos que agregan a cada competencia una cuota de dificultad a la tarea, que desafían las reglas más básicas del deporte y que ahora buscan el reconocimiento largamente reclamado.
 

El retrorunning es un modalidad que data oficialmente de más de 10 años. Específicamente, nació como deporte en el año 2005, por una iniciativa conjunta de atletas alemanes, austriacos, suizos y franceses, que se unieron para crear la International Retro Running Association, el ente encargado de regular y fiscalizar la actividad. Aunque pese a la antigüedad, su explosión mediática no iba a llegar hasta hace un par de años.
 

Por entonces se practicaba casi exclusivamente en espacios cerrados o en pista, con distancias menores. Circuitos adecuados para disminuir las probabilidades de algún accidente, preservando el físico del atleta. Con el tiempo, los más avezados fueron elevando la vara de exigencia y probaron en tramos de calle o en parques. Hoy, hay hasta quienes se animan a competiciones de larga extensión, en maratones convencionales, debiendo sortear los obstáculos que se antepongan en el camino.
 

La exótica modalidad tiene varios referentes: uno es el alemán Markus Jürgens, que este año completó su tercera maratón corriendo de espaldas, estableciendo un nuevo récord mundial al finalizar en Hannover 10 kilómetros en 3h38m27s. Otro atleta destacado es el mexicano Diego Polino, quien participó en la exigente prueba Iroman de Lanzarote (España) y corrió en reversa los poco más de 42 kilómetros que correspondían a la maratón, en un tiempo de 4 horas y 52 minutos.
 

Pero la figura sobresaliente es la española Corcuera. Ella es quien lleva la bandera por la difusión del deporte.