Chupines grises y medias blancas, esa es toda la ropa que viste el tenista Juan "Pico" Mónaco en el más reciente comercial de una firma de depilación láser. Aunque en el final del corto se pone la camisa, de lo que se trata es de mostrar sus trabajados (y depilados, obviamente) abdominales, mientras juega con una raqueta que hace las veces de guitarra. Pico ha reemplazado como modelo masculino de la firma de depilación al futbolista Fabián Cubero, con quien comparte el hecho de tener un cuerpo moldeado por la práctica del deporte, pero también enrolado en una nueva estética masculina que se ha dado en llamar "espornosexual".

Espornosexual o, en inglés, spornsexual se forma por la suma de sport y porn, y es un término acuñado por el periodista británico Mark Simpson, el mismo que creó el término metrosexual. De hecho, los espornosexuales serían una segunda generación de metrosexuales, en los que la mayor preocupación por la apariencia no está centrada ahora en la ropa sino en sus propios cuerpos, para lo que es necesario invertir horas y horas en gimnasio, donde moldear pectorales, abdominales y cuádriceps, pero también en peluquerías y barberías, para obtener peinados de diseño como los que David Beckham, Cristiano Ronaldo y sus representantes locales lucen dentro y fuera de la cancha.

El modelo de masculinidad que proyectan estas celebridades del deporte funciona hoy como un aspiracional para el varón promedio, que extiende su influjo a las distintas áreas del cuidado masculino. Basta como ejemplo la campaña de Invictus Intense, de Paco Rabanne, protagonizada por el atlético Nick Youngquest, rugbier y modelo profesional. "Los atletas siempre han sido grandes influenciadores de tendencias y más ahora donde el deporte y la salud está en el centro de la vida de los consumidores más activos en cuanto a moda", sostiene Carolina Goodacre, gerente senior de Comunicación de Reebok.

"El deporte se ha convertido en los últimos años en una gran fuente de inspiración para el mundo de la moda" coincide Claudio Zafarani, director creativo de Garçon García. "Esto también se ve en los hábitos y en la apariencia de los hombres. Hoy ser deportista y verse sano y saludable está de moda y es sin duda un valor de época", agrega Zafarani, que reafirma el valor que poseen los deportistas para el mundo de la moda: "Generalmente suelen tener buen cuerpo, un look prolijo, una agenda cargada de eventos sociales y RR.SS. seguidas por miles de hombres y mujeres, un mix ideal para mostrar como embajadores y a través de sus vidas el lifestyle que la marca propone".

De la mano de este nuevo modelo de estética masculina, el vestuario del varón admite hoy prendas difíciles de imaginar hace tan sólo unos años: pantalones y remeras superajustadas, los primeros con telas cada vez más finas, las segundas con grandes escotes. La ropa deportiva masculina incluso ha abandonado esas prendas sueltas, optando por otras mucho más ceñidas al cuerpo: "La ropa de running, por ejemplo, se volvió más entallada, utilizando texturas diferentes para hacerla más atractiva, contraíble -describe Goodacre-. Los pantalones son más ajustados hacia la parte del puño inferior (chupines); las remeras se vuelven más suaves, entalladas en la parte media y textura que colaboran con verse más al cuerpo. Entendemos que el hombre busca marcar más el cuerpo con el ejercicio, se cuida más de sacar hidratos e incorporar proteínas y fibra , y el calce y diseño de la indumentaria debe acompañar con eso."

Sino mostrar, la idea es por lo menos sugerir bastante explícitamente lo que se encuentra debajo de la ropa. Músculos, principalmente, pero también tatuajes -muchos de ellos de grandes dimensiones y complejos diseños-, que han sido incorporados al aspiracional de imagen masculina espornosexual.

"Todo va encaminado, en lo que a imagen externa se refiere, a mostrar una hipermasculinidad cercana a la de los superhéroes de los cómics -opinó el estilista Oscar Guimarey en una nota sobre espornosexuales publicada por El País-. De ahí los pantalones ceñidos como mallas de ballet, las remeras empotradas en los bíceps y los escotes superlativos que dejan poco a la imaginación. Todo muy lógico, si piensas en las horas que invierten en sus gimnasios. La paradoja reside en que para conseguir su objetivo, buscan sus referencias en estéticas que ellos mismos, no hace demasiado tiempo, seguramente consideraban marcadamente gays. Tampoco esto es nada nuevo, y ya sucedió con los pendientes, los cosméticos y muchos otros elementos, ahora plenamente asentados en el guardarropa masculino".