Para algunos es un desastre de la naturaleza, para los trabajadores de la isla una posibilidad de renovación. Todos los años en temporada de ciclones un huracán modifica el escenario de la paradisíaca Isla Sandy, una de las 33 playas que pertenecen a Anguilla Island, el archipiélago "joya" del Caribe.
 

El paso de los huracanes "Luis", "Omar", "Earl", "Gonzalo" y "Erika" le otorgaron una nueva vida al pedacito de tierra en el corazón del Atlántico. "Cada visita es como conocer un nuevo destino, es pisar una nueva postal", confiesa entusiasmado Simone Connor, gerente de la isla.
 

En 1999 el huracán Lenny trajo a las orillas del islote reliquias del pasado, "un barco que había naufragado y que hoy sirve como sostén de nuestra red de voleibol", comentó Connor. Y tal vez ese sea el mayo encanto del lugar: un escenario en plena transformación. "Hoy Sandy se encuentra más hermosa que nunca", resaltó.
 

"Escape, relax, placer y disfrute", este es el leitmotiv de la isla que recibe a turistas desde 1984, una parada obligatoria y en la actualidad considerado un destino top entre aquellos viajeros que buscan lugares exclusivos para conocer y visitar. En temporada alta -de noviembre a julio- recibe solo hasta 50 viajeros por jornada.
 

Reposeras, sombrillas, algunas palmeras (dependiendo del clima) y el restaurante, el único espacio lejos del sol.  Con una vista 360 hacia el mar cristalino del Caribe es posible disfrutar de una magnífica postal, relajarse con el servicio de masajes, hacer snorkeling o degustar la cocina local.