Con la llegada del invierno y las temperaturas gélidas, los gorros son mucho más que un accesorio ya que el 70% del calor corporal lo perdemos por la cabeza y por eso son un elemento clave en el guardarropa. Además de protegernos del frío, el sol, la lluvia y de  frenar la fuga de calor de nuestro organismo, gorros y sombreros también realzan nuestra personalidad y hasta nos permite estar a la moda.
 



El gorro de lana será el gran protagonista, tanto los de tejidos finos como los gruesos,  entre los que se destacan los que terminan con un gran pompón de piel en la punta y los que llevan uno en cada extremo, simulando orejas de oso. El modelo “tuque” es de los más usados por su comodidad y prestancia para amoldarse a la cabeza. Este año, se afianzan los que están volcados hacia atrás estilo Papá Pitufo.  
 



Otro fuerte es el gorro tradicional a crochet, que viene es distintas combinaciones y colores, aunque sobresale el verde militar, el negro, blanco y el azul. El chulo, o popularmente conocido como gorro  de colla, sigue vigente, aunque con colores más fuerte y estridentes que los originales y claro, la  versión infantil con animales que envuelven la cabeza.
 



En esa línea, se suma la "ushanka", la gorra rusa de piel que tiene orejas o alas laterales, mientras que las boinas también se usan tejidas o de paño.