Una posibilidad para mantener los muebles en buenas condiciones es reacondicionándolos por medio de una buena pintura que se puede hacer en forma personal. Para ello el mercado ofrece productos especiales para mobiliario que brindan protección a las piezas para evitar la aparición de plagas o aquellos que protegen contra la humedad y el paso del tiempo, entre otros.
También está la pintura que sólo persigue fines estéticos con el único objetivo de cambiar la cara al mueble en cuestión. Este tipo de pinturas permiten devolverle a una silla, escritorio o mesa la juventud que le faltaba o simplemente transformarlo en algo útil y presentable.
El tema es que una vez elegido el producto también hay que asegurarse el tipo de técnica a utilizar para su aplicación ya que hay mil formas diferentes de pintar estas piezas. Cada una de ellas brindará diferentes resultados, entre las más populares se encuentra el esponjado, decolorado, peinado y dorado.
La primera consiste en aplicar primero una capa de esmalte satinado. Una vez seco, se procede -con una esponja blanda de superficie irregular y, previamente sumergida en una cubeta con pintura-, a colocar una o varias capas de distintos tonos salteados.
La ventaja de esta técnica radica en que es una de las más fáciles y rápidas de realizar; las desventajas no son muchas pero se debe lavar a fondo la esponja cada tres o cuatro usos porque queda muy pegajosa.
Este método suele usarse mucho para puertas de armarios, mesas y objetos con superficies lisas.
El peinado es una antigua técnica decorativa que provoca un efecto rayado; una vez seca la capa de esmalte satinado, se aplica una segunda capa que se "peina" con una espátula dentada. Se puede peinar haciendo líneas onduladas o zig- zags. En este caso no se utiliza pintura para muebles sino que todo se hace con esmalte satinado.
Como ventaja se puede mencionar es que se consiguen innumerables variedades de diseños, pero si la superficie a pintar es muy lisa, la espátula dejaría algunas zonas sin rayar. Es ideal para usar en cómodas, alacenas o boureaus. Con el decolorado se consigue un efecto como si el mueble estuviera descolorido por el sol y los años; lo que se hace aquí es aplicar una capa de pintura para muebles del mismo color que el mobiliario en la dirección de la veta de la madera; luego se retira la capa frotando con un trapo o brocha cuando todavía siga fresca. Como resultado se observa que las hendiduras y las zonas irregulares retienen el color, mientras que las áreas más homogéneas lo pierden; esta técnica es ideal para muebles rústicos, habitaciones infantiles y cocinas.
Por último está el dorado. Con esta alternativa se consigue dar realce y elegancia a las piezas; se realiza aplicando una capa base de pintura para muebles de color ocre oscuro y luego se rellenan con crema dorada a la cera las hendiduras que se desea decorar; ya sea mediante el uso de un trapo suave, el dedo o un pincel; luego con otro trapo se retira el sobrante.
