Las diferencias de edad pueden ser un obstáculo para que una relación perdure. Los intereses generacionales que se comparten entre personas de edad similar generan un buen sustento en el que basar los cimientos de una pareja.

Ciertamente, las motivaciones de cada uno suelen cambiar a lo largo de los años influenciadas, entre otras cosas, por la edad. Es por esto que se argumenta que una brecha etaria significativa dificulta el sincronizar los intereses comunes con los personales de cada miembro de la pareja.

La mayoría de expertos coinciden en que las uniones en las que un miembro de la pareja es mucho más joven que el otro no suelen llegar a buen puerto. Aunque existen claras excepciones muy conocidas, como  los casos de Michael Douglas y Catherine Zeta-Jones, Emmanuel y Brigitte Macron, René Angélil y Celine Dion o Tilda Swinton y Sandro Kopp.

Un estudio difundido por la revista The Atlantic arrojó que una diferencia de edad superior a 5 años aumenta las chances de divorcio en un 18 por ciento. Una cifra que demuestra una tendencia.

Cada pareja es un mundo y a veces la diferencia de edad suma más que resta. En términos generales, no obstante, la recomendación es que la diferencia de edad sea de alrededor de cuatro años.