Tras quedar detenido. Las huellas dactilares y las fotografías de frente y perfil de Julio De Vido, tras quedar detenido en el Penal de Ezeiza.

Julio De Vido seguirá en el Hospital Penitenciario Central (HPC) hasta que, concluido el informe médico definitivo, se resuelva por estas horas, si queda alojado en el HPC, si pasa a un pabellón especial de la misma cárcel de Ezeiza o lo trasladan al Penal de Marcos Paz, unos 50 kilómetros al oeste de la ciudad de Buenos Aires.

Después de perder los fueros de diputado, el exministro de Planificación Federal llegó el miércoles la noche al HPC, en el Penal de Ezeiza, donde "cenó, pero poco", informaron fuentes de la investigación. Asmático crónico e insulinodependiente, llevaba consigo su propia insulina, junto a otros medicamentos.

Ayer proseguían los estudios destinados a establecer con precisión el estado general de salud de De Vido. Una vez concluido el informe médico definitivo, esperan que se resuelva hoy dónde cumplirá la prisión preventiva dispuesta en la causa por supuestos sobreprecios en la importación de gas natural licuado (GNL), a cargo del juez federal Claudio Bonadio, y también en la causa por malversación de fondos en obras de remodelación en la mina de Río Turbio, que lleva adelante el juez Luis Rodríguez.

Fuentes del Servicio Penitenciario Federal (SPF) indicaron que, salvo contraindicaciones médicas, el aún diputado nacional quedará seguramente alojado en uno de los pabellones de la cárcel de Ezeiza (provincia de Buenos Aires), que cuentan con los requisitos edilicios y de capacitación de personal del llamado sistema de Intervención para la Reducción de Índices de Corruptibilidad (IRIC).

Este sistema comprende "medidas tendientes a prevenir eficazmente los riesgos de corrupción que puedan darse dentro de establecimientos penitenciarios".

Bajo ese régimen, se encuentran encarcelados el empresario Lázaro Báez y los exfuncionarios José López y Ricardo Jaime.

En la noche del miércoles pasado, De Vido fue revisado por los mismos cardiólogos que auscultan el corazón de Báez y el exsecretario de Obras Públicas, José López, dos hombres -sobre todo el primero- con los cuales De Vido no quiere mantener contacto, según medios digitales.

Esta sería una razón de peso por la cual el exsuperministro de los presidentes Néstor y Cristina Kirchner podría ser destinado, en los próximos días o semanas (mientras tanto seguirá alojado en el hospital del penal) a la unidad de máxima seguridad de Marcos Paz.

Sin embargo, la decisión final sobre el lugar definitivo de encierro, lo decidirá, no el juez Rodríguez, sino las autoridades del ministerio de Justicia de la Nación. Y lo harán no sólo evaluando la antipatía que el diputado pueda tener con los hombres con quienes habría participado en maniobras delictivas, sino donde existan mejores condiciones sanitarias.

El magistrado solicitó que De Vido no esté en contacto con Roberto Baratta, su segundo en el Ministerio de Planificación que está detenido en Marcos Paz. Por eso, también existe una segunda alternativa, que Lázaro Báez, sea trasladado de Ezeiza a Marcos Paz (provincia de Buenos Aires) para dejarle esa plaza a De Vido. Según medios digitales, hasta ahora De Vido no se cruzó con ninguno de los resonantes presos que están alojados en el pabellón destinado a personas con "alto grado de corruptibilidad", es decir con suficiente poder económico para "corromper" las voluntades de los celadores que deben vigilarlos. Entre esas personalidades se encuentran el ex jefe del Ejército, César Milani; Daniel Pérez Gadín, el otrora contador de Báez; José López, con quien De Vido tampoco tendría ningún interés de cruzarse; y Juan Pablo "Pata" Medina, el extitular de la UOCRA La Plata. Télam

 

No le "sorprende que esté deprimido"

 

En declaraciones radiales, el abogado defensor de De Vido, Maximiliano Rusconi, fue ayer al Penal de Ezeiza a ver a su cliente. Señaló que no le "sorprende que esté deprimido porque es víctima de un conjunto de decisiones alejadas del estado de Derecho".

"Lo que corresponde es que quien está sindicado por un delito, pueda defenderse. Y si hay elementos, que se lleve ese caso a un juicio oral y se emita una decisión de condena. Ahí sí, eso es lo que habilita la imposición de una pena. En Argentina lo que está siendo aplaudido es un espanto, es la aplicación de penas sin juicio previo", añadió. "Trascendió lo de la domiciliaria pero por ahora no hemos pedido nada. Lo único que le avisamos al juez es que es insulinodependiente y de modo intenso. Es una persona que tiene que autoinyectarse entre dos y hasta siete u ocho veces por día. Eso no tiene horarios fijos. Le avisamos al juez que no le saquen esa insulina. Llevó insulina para unos 10 días", reveló.