La participación del presidente Alberto Fernández en la asunción de Luiz Inácio Lula da Silva como presidente de Brasil, el 1 de enero próximo, constituye uno de los puntos centrales de la agenda internacional del Gobierno nacional para 2023.

Principalmente por el impacto que la llegada por tercera vez del líder del Partido de los Trabajadores (PT) al Palacio del Planalto tendrá en la estratégica relación bilateral. Pero también, por la gravitación que tendrá Lula en el futuro de la integración regional.

Si bien en un primer momento se especuló con la posibilidad que Fernández viajara a Brasilia el 31 de diciembre, donde recibiría el año nuevo con su familia, cambios en el cronograma de la ceremonia de toma de mando de Lula modificaron los planes del presidente argentino, que finalmente partirá junto a su comitiva a la capital brasileña el 1 de enero, para retornar el mismo día a Buenos Aires.

La asunción de Lula constituye uno de los platos fuertes de la agenda internacional 2023 del mandatario argentino, que continuará con la Cumbre de Jefes de Estado de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y caribeños (Celac), que el 24 de enero se desarrollará en Buenos Aires, y que tendrá como plato fuerte el regreso de Brasil al bloque (de donde fue excluido por decisión del ultraderechista Jair Bolsonaro) con la participación del líder del PT.

"La llegada de Lula puede ayudar en volver a unir al continente, donde la globalización está en tela de juicio", declaró días atrás el presidente argentino, a cargo de la Presidencia Pro Témpore de ese mecanismo regional.

Alberto hará su segunda visita a Brasil en menos de dos meses.

Así, la asistencia de Fernández a la toma de mando del presidente electo de ese país marca para la Casa Rosada un hecho de gran relevancia en su política exterior no sólo por el modo en que gravitará en la estratégica relación bilateral con el principal socio comercial de la Argentina, sino también por la relevancia que tiene para el futuro de la integración regional.

Brasil es el principal socio y primer destino de exportaciones industriales de la Argentina.

Ambas naciones tienen además una relación estratégica en cuestiones nucleares y de seguridad regional.

Alberto hará su segunda visita a Brasil en menos de dos meses.

Esta será la segunda visita del mandatario argentino a Brasil en menos de dos meses, tras el viaje que realizó a San Pablo el 31 de octubre pasado, una vez confirmado el triunfo del líder del PT.

Se sabe, Fernández y Da Silva mantienen una relación de "amistad" y una fuerte "sintonía política". De hecho, Argentina será, el 24 de enero, el primer viaje al exterior de Lula.

La importancia que Lula le asigna a la relación bilateral con Argentina quedaría plasmada en la decisión del presidente electo de enviar como embajador en Buenos Aires a un dirigente con peso político, a contramano de la tradición de nombrar a representantes con trayectoria diplomática. En ámbitos diplomáticos resuena la posibilidad de que ese cargo recaiga en la expresidenta Dilma Rousseff.

Se prevé que, en el marco del cónclave de presidentes de la Celac, el mandatario brasilero sea recibido por su par argentino, Alberto Fernández, en la Casa Rosada, para firmar acuerdos energéticos.

La llegada de Lula significará además un giro en la posición geopolítica de Latinoamérica.

En el encuentro que Fernández y Lula mantuvieron en San Pablo, dialogaron sobre cómo encarar la relación con EEUU. Por otro lado, Brasil integra el Brics, el bloque de fuerte peso geopolítico y económico que comparte con Rusia, India, China y Sudáfrica, al que la Argentina busca incorporarse. Según Fernández, "con Lula tendremos un activista para que Argentina entre al Brics".