Después del huracán de la reforma previsional, el interbloque Cambiemos se apresta a cumplir con el segundo capítulo de la ola reformista lanzada por el presidente Mauricio Macri. El oficialismo se encamina a darle media sanción al proyecto de ley de reforma tributaria, también acordado con los gobernadores del peronismo.

“Estamos ante la reforma más ambiciosa y profunda que se ha hecho en las últimas décadas”, destacó al inicio del debate el presidente de la Comisión de Presupuesto y Hacienda, Luciano Laspina (Pro).

El economista reconoció que “el punto de partida es delicado” por el “elevado déficit”, aunque recalcó que la presión tributaria bajó dos puntos desde la asunción de Mauricio Macri. “Por eso proponemos que todas las reformas se hagan en un plazo gradual de cinco años”, dijo.

Según cálculos preliminares del Ministerio de Hacienda que citó Laspina en el recinto, la carga impositiva bajará 1,5 puntos del PBI durante ese período.

El macrista enumeró los objetivos de la reforma: “incentivar la inversión”, “formalizar el mercado laboral”, “mejorar la competitividad”, “mejorar la equidad y la eficiencia del sistema tributario” y “luchar contra la evasión”.

Como contracara, el exministro de Economía, Axel Kicillof, sostuvo que la reforma en discusión “le perdona impuestos a los que más ganan e intenta trasladar la carga tributaria a los consumidores y a los pobres”.

“Esta ley forma parte del ‘paquetazo’ de reformas neoliberales que el Gobierno tuvo escondido toda la campaña, y que sacó a la luz ni bien terminaron los comicios”, denunció Kicillof, miembro informante del Frente para la Victoria-PJ.

En respuesta a Laspina, el legislador advirtió que el Gobierno redujo la presión tributaria en dos puntos del PBI porque bajó “los impuestos a las mineras, a los grandes patrimonios, y con la amnistía a los evasores” a través del blanqueo.

Por su parte, Marco Lavagna, del Frente Renovador, consideró que la iniciativa “no trabaja sobre el fondo de la cuestión, que es cambiar la matriz impositiva en Argentina”, y mencionó puntos positivos y negativos.

Entre los aspectos que destacó, mencionó la implementación del impuesto a la Renta Financiera, pero en cambio cuestionó que se rebajen aportes patronales “sin tener en consideración el efecto que puede tener sobre el sistema previsional”.

A su turno, por el bloque Justicialista, Diego Bossio opinó que “hay que exigir a los empresarios que pongan lo que tienen que poner”. “Si no hay una vocación real del Ejecutivo y del sector empresario de invertir en Argentina, no hay ningún beneficio que alcance”, dijo.

“Nos quedamos a mitad de camino con esta reforma. No termina de ser lo suficientemente agresiva”, observó Bossio, aunque admitió que “hay un límite, que son los 638 mil millones de pesos que tenemos de déficit”.