“ADN Positivo”. Eso dice el informe que recibió la Justicia de San Luis y que avala la cruel hipótesis sobre el horror que vivió Florencia Di Marco (12) antes de morir: fue su padrastro quien la violó brutalmente antes de descartarla en un descampado a la vera de la ruta provincial N°41, en El Saladillo, a 55 kilómetros de la capital puntana. La había tirado debajo de un puente tras, como mínimo, un año de padecimientos desde aquel “hay veces que mi papá me acaricia” que le había dicho a su maestra como un pedido de auxilio que nadie escuchó y que su mamá tildó de mentira cuando le advirtieron.
 

La información fue confirmada este mediodía y se conoce 22 días después de que Lucas Gómez, acusado de violar y estrangular a su hijastra, fuera encontrado ahorcado en su celda del penal de Pampa de las Salinas. El día anterior a su muerte justamente le habían extraído sangre para cotejar su perfil genético con el hallado en el cuerpo de Florencia, asesinada la madrugada del 22 de marzo.
 

Gómez dejó en la mesita que tenía en su celda tres cartas en papeles pequeños escritas con lápiz. Una iba dirigida a sus tres hijos, hermanastros de Florencia de 9, 3 y una beba de dos meses que ahora están bajo la tutela de familias solidarias; la otra era para su mamá y la tercera para su pareja Carina Di Marco, madre de la chiquita asesinada y de sus tres hijos, donde negaba ser el autor del crimen, decía que la había encontrado muerta en su habitación y que había descartado el cuerpo porque sabía que le iban a echar la culpa.
 

Pero la ciencia no lo dejó mentir a Gómez. La autopsia había revelado que Florencia “vivió un calvario antes de morir”, que el crimen fue entre las 4 y las 6 de la madrugada de ese 22 de marzo y que la nena presentaba lesiones que evidenciaban “habitualidad” sexual. El ADN ahora lo confirmó. Más allá de que cuatro testigos lo ubicaron la noche del homicidio en las inmediaciones de El Saladillo, también quedó filmado por las cámaras de un peaje de paso directo a la zona donde se halló el cadáver y su propio teléfono lo ubicó en las escena: “El tráfico de su celular fue interrumpido entre las 3.19 y las 8.16”, dice un peritaje. Justo coincide con la data de muerte. Horas antes del homicidio había consumido 415 páginas porno.