El anuncio de Alberto Fernández sobre cierre de las escuelas en el AMBA cayó como balde agua fría entre los padres y sorprendió hasta el ministro de Educación, Nicolás Trotta, que horas antes en el Consejo Federal de Educación reafirmó -después de repetirlo por más de una semana en todos los medios de comunicación- que lo último que había que cerrar si aumentaban los contagios eran las escuelas. "Las restricciones no pueden empezar por la escuela cuando la evidencia demuestra que son espacios seguros y necesarios para acompañar a nuestras niñas y niños", dijo Trotta y acompañó sus dichos con un gráfico que elaboró el propio gobierno. Allí se mostraba que la incidencia de contagios en el ámbito escolar era de 0,16% entre alumnos presenciales y de 1,03% en personal docente y no docente.

Ayer, para justificar el decreto que suspende las clases presenciales desde el lunes hasta en 30 de abril en al AMBA, el Presidente recurrió a otro gráfico que muestra un "crecimiento exponencial de contagios (25%) en la franja de edad que va de los 9 a 18 años". Pero el argumento hace agua por todos lados porque no precisa en qué ámbitos de dieron esos contagios, lo que dejó margen para nuevos fuertes cuestionamientos, incluso de los expertos que asesoran al gobierno en materia de Covid-19.

La mayor magnitud de contagios que muestra el gráfico de Alberto se ve el 14 de abril: ese día, las determinaciones positivas de coronavirus en chicos de esas edades fueron 12.500, la mitad del total registrado en el país en esa fecha.

Pero dos renombrados infectólogos pediátricos, Ángela Gentile (una de las asesoras del Gobierno en la pandemia) y Roberto Debbag, cuestionaron los datos y coincidieron en señalar una confusión: En concreto, se generó una lectura forzada a partir de datos que, para decirlo de modo sencillo, expresan "A", pero no expresan "B".

"A" en este caso son los nuevos contagios en niños y adolescentes. Si los casos en la sociedad argentina crecen, se espera un reflejo de esa situación en los distintos segmentos etarios, dijeron los expertos. "B", en cambio, son los datos de la fuente de contagio. Es decir, dónde contraen coronavirus las personas infectadas.

La curva difundida desde el ámbito nacional no ahonda en la fuente de contagio, pero como queda sugerido elípticamente, se crea una confusión.

El Presidente ratifica el cierre de escuelas, luego explica que los contagios se producen dentro y fuera de la escuela, como resultado de la movilidad social inherente a esa actividad ("que representa un tercio de la movilidad global del AMBA", especifica).

Ángela Gentile explicó que "toda la semana previa, Nación, Provincia y Ciudad de Buenos Aires y expertos habían acordado la presencialidad cuidada.

De la curva, puntualmente dijo que "es correcta porque habla del grupo etario, pero no refleja una investigación epidemiológica de la fuente de contagio".

"Uno puede perfectamente tener un aumento de casos en esa edad, lo que no implica que la fuente de contagio sea la escuela. Los contagios podrían ser los fines de semana o en actividades que a lo mejor están relacionadas con lo que ocurre antes o después de la escuela", esbozó.

Un dato importante es que de los chicos de 0 a 19 años que se contagiaron en la ciudad de Buenos Aires a lo largo del último mes, la mitad de los más de 31.000 positivos corresponde a la franja 15 a 19 años. Y todos los chicos de primaria (6 a 12 años) infectados, que superan los 7.000 casos, igualan, en cantidad, a los positivos en la franja mucho más pequeña de 18 y 19 años.

Con estos datos a la vista y la experiencia urbana de estos meses, se vuelve por lo menos aventurado afirmar que los contagios se dan necesariamente en la escuela o en la puerta de la escuela.

Roberto Debbag, que es vicepresidente de la Sociedad Latinoamericana de Infectología Pediátrica, mostró cierta indignación por la lectura del Gobierno: "Si realmente tomaron la decisión de cerrar las escuelas basándose en un gráfico de aumento de casos, es un error... un gran error".

El médico, luego de compartir un estudio epidemiológico propio que lleva adelante en un colegio de gestión privada, explicó que "el ambiente de la escuela es seguro. Y no sólo eso: el beneficio que le reporta a los chicos y adolescentes es muchísimo mayor que aquel que pueda darle al resto de la sociedad el potencial cierre escolar".

Debbag fue enfático: "La ciudad de Buenos Aires documentó que el 70% de los niños viven en la cercanía a su escuela; no usan transporte público". En la misma línea, Gentile aclaró que "los datos de contagios de CABA y la curva de Nación son correctos y miden cosas diferentes con distinta metodología. La escuela es espejo de la comunidad y los chicos pertenecen a la comunidad. Pero, cumpliendo los protocolos, la escuela es un sitio seguro".

  • Catarata de críticas de Lavagna

El economista Roberto Lavagna publicó un duro mensaje contra el Gobierno por el cierre de las escuelas y por el manejo de la pandemia de coronavirus. Lo hizo con una seguidilla de tuits en los que también deslizó una crítica al presidente Alberto Fernández por haber dicho que el sistema de salud se había relajado y también por no haber llegado a un acuerdo con Pfizer después que testeó su vacuna en el país.

"Si científicos y altos funcionarios nos dicen que "las escuelas no son foco de contagio", entonces las escuelas pueden y deben seguir ABIERTAS en medio de esta pandemia", comenzó con sus críticas Lavagna. También se refirió a la frase de Fernández que hizo estallar de bronca a muchos médicos y trabajadores de la salud y se refería a que el sistema sanitaria se había relajado. Lavagna sostuvo que el personal de salud merece apoyo y respeto porque está bajo una "sobre exigencia extrema". Además, cuestionó que sí se hayan permitido "masivas honras fúnebres" como el velatorio de Diego Maradona en la Casa Rosada, o que miles de jubilados se hayan agolpado frente a los bancos para cobrar durante la primera ola de contagios.