Un micro emprendedor utilizó ostras molidas para revestir placas de telgopor de alta densidad y edificar las paredes de una casa que construyó en la "Bahía de San Blas", al sur de la provincia de Buenos Aires, por lo que la vivienda instalada en cercanías del mar resultó más económica, hermética, acústica y térmica, aseguró el fabricante.

Se trata de Raúl Díaz, productor de premoldeados en el parque industrial de Viedma, que hasta el momento lleva construidas tres casas y su propia cocina aprovechando la cáscara de la ostra, especie invasiva diseminada en las playas del sur bonaerense que es considerada una plaga.

La limpieza y descontaminación de las playas, la generación de trabajo con mano de obra local son los ejes del emprendimiento.

Díaz aseguró que esta modalidad de construcción logra reducir los costos por metro cuadrado prácticamente en un 50% en comparación con las viviendas tradicionales.

Los paneles utilizados para construir las viviendas se encastran uno sobre otro, miden 1,50 metros de largo por 40 cm de ancho y tienen 15 cm de espesor.

Según relató, Díaz adquirió una moledora para las cáscaras de ostra y además fabricó una máquina lavadora para desalinizar la materia prima y una caja contenedora con la que pudo calcular que, para conseguir un metro cuadrado de molienda de cascara de ostras, son necesarios cuatro metros cuadrados de cáscara virgen. Para la elaboración, utilizó moldes rebatibles que mandó a fabricar para revestir los bloques de telgopor y así obtuvo placas ultra livianas, que fueron testeadas en una prueba de resistencia de alta presión por Vialidad Provincial de Río Negro.

"El resultado es que se obtiene un hormigón de tipo H17 que no lleva hierro, porque no es necesario", precisó el fabricante.