Mario Quintana no seguirá en el Gobierno. Este lunes presentó su renuncia indeclinable y luego reunió a su equipo en su despacho del primer piso de Casa Rosada.

Allí, ante un número reducido de colaboradores, el ex vicejefe de Gabinete les confirmó que no aceptó la propuesta del Presidente de seguir en la gestión, a cargo de las empresas públicas, y volverá a la actividad privada. Y dio la nota al leer un poema de un monje budista. 

Así lo confirmaron a Clarín desde su entorno, aunque descartaron que el ex Farmacity esté enojado con Mauricio Macri o el jefe de Gabinete Marcos Peña, como había trascendido inicialmente.

En ese sentido, desligaron a Quintana de la furia que desató Elisa Carrió contra Peña, por entender que "entregó" a los vicejefes de Gabinete. "Habló durante el fin de semana con Lilita, pero Mario no está enojado con nadie. Al contrario", sostuvieron.

Y advirtieron que la decisión de Quintana fue dar un paso al costado, pero que dejó abierta la puerta para trabajar con el Presidente, en caso de que así se lo pida en el futuro. "Mauricio sabe que si lo llama, él va a estar", indicaron.

A diferencia de Quintana, Lopetegui decidió continuar en el Ejecutivo, en el cargo de asesor presidencial. Aunque todavía no está claro qué rol tendrá. Incluso, hay quienes no descartan que siga monitoreando la gestión, pero en cualquier caso no desde un lugar de auditor de ministerios. Esa tarea, en principio, quedará para el nuevo vicejefe de Gabinete, el ministro de Modernización Andrés Ibarra, uno de los pocos que se animó a enfrentar a Quintana abiertamente.

Antes de dejar por última vez la Casa Rosada como vicejefe de Gabinete, Quintana leyó un poema del monje budista Thich Nhat Hahn, cuyo repertorio supo utilizar para zanjar algún debate en reuniones de gestión. El inicio del poema que ayer eligió para despedirse, comenzó con una frase sugerente: "No digas que partiré mañana porque todavía estoy llegando".