Al finalizar 2020, habrá 1,2 millones de pobres más entre los niños y adolescentes de Argentina en relación al año anterior, según un informe presentado ayer por Unicef que actualiza las estimaciones realizadas en mayo, cuando la organización pronosticaba que 750 mil niños y adolescentes (NNYA) caerían en esa situación para la misma época, por la pandemia de coronavirus.

Las nuevas proyecciones alertan que, entre diciembre de 2019 y diciembre de 2020, la cantidad de chicos pobres pasará de 7 a 8,3 millones, lo que en términos porcentuales implica que casi el 63% de los NNYA estará en esa condición a fin de año, muy por encima de la estimación del 58.6% realizada en mayo.

En tanto, se espera que la pobreza extrema crezca de 1,8 a 2,4 millones, afectando al 18,7% de los NNYA al final del período analizado.

"La pobreza extrema aumenta más en términos relativos, porque se incrementa un 33% mientras que la pobreza general está aumentando un 18%, lo que implica que los más afectados por esta situación son los que están en la indigencia", dijo Sebastián Waisgrais, especialista en Inclusión Social de Unicef.

No obstante "estos valores cambian significativamente" en función del lugar de residencia, el nivel educativo o de ingresos de los padres, evidenciando las "desigualdades".

Estos datos forman parte del informe "Actualización de la estimación de pobreza infantil" que Unicef elabora sobre la base de datos oficiales del INDEC y los nuevos pronósticos de evolución del PBI realizados por el FMI, que en el caso de Argentina prevé una caída de la actividad del 9,9%, es decir, "significativamente" más alta que la previsión anterior, que era de sólo el 5,7%; y una recuperación "más lenta" durante el 2021.

Durante la videoconferencia que reunió ayer a una treintena de medios de todo el país, la Unicef, que es el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, presentó también los resultados de la "Segunda Encuesta de Percepción y Actitudes de la Población. Impacto de la pandemia y las medidas adoptadas por el gobierno sobre la vida cotidiana de niños y adolescentes" realizada sobre la base de 2.525 encuestas telefónicas a hogares de todo el país.

La encuesta muestra que, más allá de la apertura de actividades, de la flexibilización de la cuarentena en parte del país y los programas de asistencia, 2,6 millones de hogares (45%) tienen sus ingresos laborales reducidos por la cuarentena.

Esto "no se da por la pérdida de empleo, que sigue estable en torno al 7%, sino por la disminución de la cantidad de horas de trabajo o de las ventas o changas" al interior de los hogares.