Acorralado por el rotundo rechazo del Senado a su pliego, con asfixia política y fatiga moral, el catedrático, Manuel García Mansilla renunció a su cargo en la Corte Suprema de Justicia al que había accedido el 26 de febrero pasado después que el presidente, Javier Milei, lo designara por decreto.
El juez renunció de forma indeclinable al cargo, según una carta presentada ayer y dirigida al propio mandatario, en la que expresa duras críticas al funcionamiento actual del máximo tribunal. Y contrariamente a lo que se podría prever, el Ejecutivo Nacional no enviará en el corto plazo una nueva nómina o pliegos al Senado para cubrir las vacantes, por lo que, el Máximo Tribunal de Justicia seguirá funcionando solo con tres miembros: Horacio Rosatti, presidente; Carlos Fernando Rosenkrantz, vicepresidente; y Ricardo Lorenzetti.
En la misiva García Mansilla fundamentó su decisión en “la convicción de que la falta de integración de la Corte Suprema era un grave problema institucional que requería una solución urgente”.
El juez sostuvo que el tribunal viene funcionando desde diciembre con solo tres miembros, situación que consideró “sorprendente” y que agravó la parálisis judicial. Además, advirtió sobre la “falsa creencia de que la Corte Suprema puede funcionar con solo tres jueces”, lo cual calificó como un “espejismo institucional que puede causar un daño incluso mayor que el que ya ha causado la demora en integrar el Tribunal”.
Para la Casa Rosada, su salida representa “un reflejo más de lo que ha ocurrido en el año”, en el que detectan que la dirigencia política opositora “intenta bloquear al Gobierno”.
La definición se da en consecuencia con la decisión del Gobierno de responder con un per saltum a la determinación del abogado Alejo Ramos Padilla, quien inhabilitó a Mansilla a tomar decisiones judiciales por tres meses.

