Investigadores del Conicet y de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) desarrollaron en Argentina una vacuna de tercera generación contra la tos convulsa, una infección respiratoria, especialmente grave en bebés y niños pequeños, que demostró ser segura, inmunogénica y efectiva en pruebas preclínicas.

La formulación, impulsada por el equipo que dirige la doctora Daniela Hozbor, se basa en vesículas de membrana externa derivadas de la bacteria Bordetella pertussis, agente causante de la enfermedad. Esta nueva tecnología permitiría incluso la aplicación nasal y ya fue patentada en Estados Unidos y Brasil.

“La vacuna que hemos logrado formular y aplicar por la vía nasal no solamente lleva a una protección contra la enfermedad severa en modelo animal, sino que también permite reducir la colonización en las vías respiratorias superiores y, así, disminuir la transmisión de la enfermedad”, explicó Hozbor.

Aunque ya existen vacunas eficaces contra la coqueluche, en las últimas décadas se observó un resurgimiento de la enfermedad, incluso en poblaciones vacunadas. Según los expertos, esto se debe a que la inmunidad natural o inducida por las vacunas actuales no dura toda la vida y no previene completamente la transmisión. “En todos los casos, y de manera muy robusta, obtuvimos resultados que muestran a las VME como un excelente candidato vacunal de tercera generación, que superan las debilidades de las vacunas actuales”, aseguró Hozbor.

La tos convulsa puede afectar a personas de todas las edades, pero los bebés sin esquema completo de vacunación son los más vulnerables. “En general, el 50% de los bebés menores de un año que se infectan necesitan atención médica”, señaló Hozbor, y advirtió que 1 de cada 100 casos puede ser mortal.

Actualmente, en Argentina se aplica un esquema de vacunación con varias dosis y refuerzos durante la infancia y la adolescencia, así como en embarazadas y personal de salud.

En los últimos años hubo un resurgimiento de esta enfermedad a nivel global y empezó a afectar a Argentina: en las primeras seis semanas de este año se confirmaron 19 casos en Ciudad de Buenos Aires cuando el año pasado no hubo ninguno.