Señor director:


El temor del verano a la proliferación de insectos, arácnidos y roedores nos debe llevar a tomar medidas de precaución que en ocasiones no tienen un gran costo y que ajustan a poner un poco de voluntad. Me refiero a la tarea de fumigación casera que todos podemos hacer comprando insecticida y un rociador pequeño que se puede adquirir en cualquier ferretería o supermercado.


Hay varias marcas de insecticida que se diluyen con agua y que ofrecen una gran protección. Solo hay que dedicar un par de horas y en el interior de las viviendas mover algunos muebles para que el líquido llegue a todos los rincones. En la parte exterior también hay que fumigar, especialmente cerca de las ventanas y puertas de acceso. También en la zona de jardines y cerca de donde duermen los perros.


Todo esto se puede hacer en un rato y sin un excesivo costo, y garantizar un verano con menos insectos. Si entre todos nos abocamos a estas pequeñas tareas conseguiremos un mejor ambiente.