Señor director: 


Ya ha pasado 73 años del trágico terremoto del año 1944. Cada vez que salgo a la puerta de mi casa en calle General Acha entre Cereceto y Juan Jufré, Concepción, Capital. A unos 20 metros de la mítica palmera de Dos brazos. Desde allí veo estas ruinas y me recuerda la tragedia viendo fotos de mi padre. Siempre me encuentro con el mismo "paisaje". Las ruinas de la construcción que se empezó unos años antes del sismo, ya respetando las normas sismorresistentes, y que al día de hoy están tal cual la abandonaron. Futura casa con sótanos en donde se escondían víboras y mulitas traídas del campo (toda una historia). Hoy es guarida de delincuentes o punto de reunión con olor a marihuana. 


La Unión Vecinal Concepción Centro y los vecinos han realizado y casi agotado, creería con todos los recursos posibles, pero queda uno, para que ese espacio sea correctamente cerrado de una vez por todas. 


Se presentaron notas a la Seccional Segunda de la Policía y a la Municipalidad de la Capital. Se hicieron los reclamos correspondientes para que intime a sus actuales propietarios al cierre con paredes de ladrillos u otro material de concreto, y no una tela metálica, como si fuera un corral. Pero los dueños, que sabemos quiénes son, no lo quieren y no les da gana hacerlo. Ellos no viven en esta cuadra, pero son vecinos. 


Es una falta de respeto, una burla, una total falta de consideración y un pisotear nuestros derechos de ciudadanos que buscamos una mejor calidad de vida y mejorar nuestro paisaje urbano. 


Este monumento a la desidia intencional, se ha trasformado en un constante acecho a nuestra seguridad, al deterioro de la estética urbana, al paisaje de lo permitido, y a la impotencia de no poder hacer tomar conciencia a los dueños, del mal que están ocasionando, en ignorar esta situación. 


La ultima instancia que nos queda en carpeta es acudir a la Justicia, pues los argumentos, los daños y el tiempo nos han hecho acumular muchos considerandos y razones. Todos válidos. 


Son 73 años de espera, pero el doble de tolerancia por parte de los vecinos. 


Estas ruinas no significan terremoto de 1944, ni atracción turística. Significa daño colectivo e individual hacia los vecinos, hacia Concepción y San Juan.