Señor director:


Todos, grandes y chicos, hombres y mujeres, de cualquier parte del mundo soñamos cuando dormimos, unos más, otros menos, al principiar la noche, aquel más bien hacia el fin, existen muchas variantes en esa cuestión, pero es un hecho que todos soñamos dormidos. Mucho se ha dicho o escrito sobre los sueños, pero poco se dice que los niños sueñan despiertos. Hoy es el "Día del Niño" y soñar despierto. Es el privilegio de los chicos, más aún, esa facultad de soñar con los ojos abiertos y a plena luz, puede decirse que es sello distintivo de la infancia. Hoy, en este siglo XXI, en donde la tecnología muchas veces nos ha superado y no nos deja de sorprender, no ha logrado que los niños dejen de soñar. Ellos tienen una tendencia innata a rodearse de seres imaginarios, cualquier cosa le sirve de pretexto, para jugar y ser niños. El niño no sueña ser grande, no así el grande sueña ser niño, añora su niñez, porque casi seguro no vivió como niño. El niño rompe sus juguetes, el grande se los guarda para que le dure más tiempo, más, porque son caros y el niño es solo niño y no sabe de costos, sabe que ese regalo se lo merece por ser niño y porque el grande lo quiere, aunque el grande no lo entienda y muchas veces lo reproche. ¿Qué importa si los juguetes se rompen por usarlos jugando, es decir creando sueños? Decirle a un niño que no rompa sus juguetes, es como decirle a un pintor que no gaste pintura pintando. Se los educa para cuidarlo. Poco importa que el juguete este roto si ha servido para dar vida a sus sueños. El uso de la razón va creciendo con los conocimientos. Dejemos que el niño sea niño, porque es inevitable y no rompamos sus sueños, que ellos sueñan despiertos y se hacen grande durmiendo.

Leopoldo Mazuelos Corts
DNI 5.543.908
Foto: José Mazuelos F.