El 7 de mayo de 1813 en la recordada Asamblea se mencionó por primera vez la promoción de la actividad minera. Desde un año antes, San Juan comenzaba a gozar cierta autonomía que se consolidaría luego de que se declarara la Independencia en 1816. Desde aquel momento, 1812, nuestra provincia vivió prácticamente una anarquía hasta hace 18 años. Si bien el primer lingote de oro se extrajo en 2005, ya se habían invertido en Veladero 580 millones de dólares para establecer el campamento. El movimiento económico de esa sola mina fue 5 veces superior al resultado de todo un año de vendimia y se comenzó a notar también en la parte social y política. Los conflictos empezaron a disminuir hasta desaparecer por completo. ¿Mayor riqueza? ¿Más trabajo? ¿Pura coincidencia? Trabajo para los sociólogos, pero esa es la realidad. A continuación una síntesis que describe la que había sido nuestra historia política previa. Varios años atrás, en una reunión social, una boda, pude charlar largo con Julio Cobos, exgobernador de Mendoza, exvicepresidente de la Nación y actual Senador Nacional. Estábamos con nuestras esposas y en esa época el tema principal de San Juan era la reelección de José Luis Gioja, quien estaba terminando de cumplir su segundo mandato de 4 años y quería ir por el tercero. Para eso había que enmendar un artículo de nuestra Constitución Provincial, cosa que finalmente se hizo. Visto que en Mendoza no se permite siquiera una reelección, la cuestión apareció en la conversación. Le conté cuál había sido la historia política de San Juan y por qué creía que la gente apoyaría esa iniciativa. Nuestra provincia había tenido desde su nacimiento una turbulencia extrema y se intuía que pudo ser la causa de nuestro atraso. Encontrado un liderazgo estable, eficiente, con respeto a la oposición y de buen posicionamiento nacional, era lógico que el votante, que prefiere una vida tranquila, no haría mucha insistencia por la figura formal de la alternancia, idea correcta pero que sería juzgada abstracta. Mi suposición venía de un estudio sobre la totalidad de los que gobernaron San Juan desde 1812 con la conducción del Teniente Gobernador Coronel Saturnino Sarassa quien fue reemplazado dos años después interinamente por el Cabildo Provincial. El listado es enorme llegando a 187 nombres para un total de 209 años, un promedio de 13 meses cada uno. Ese promedio cambia si se cuenta a partir de nuestra primera Constitución de 1856 y se excluye los casos anómalos de Nazario Benavídez, quien mantuvo el sillón 19 años, José Luis Gioja, 12, y el mismo Sergio Uñac que cursa su segundo mandato de 4 años y se dice que aspirará a un tercero. Quitando esos tres casos, quien sigue en una permanencia razonable en el cargo es José Ignacio de la Roza, que estuvo 5 años desde 1815 a 1820 y luego sigue una lista escasa integrada por Juan Maurín, de 1934 a 1938; Américo García, 1958 a 1962; Carlos Gómez Centurión, 1987 a 1991 y Jorge Escobar en su segundo mandato, 1995 a 1999 con 4 años cada uno (en el primero Escobar había corrido la misma suerte que muchos de sus antecesores, fue depuesto). Con tres años siguen el Coronel Carlos Sarmiento, 1908 a 1911; Rinaldo Viviani, 1952 a 1955 y Eloy Camus de 1973 a 1976. Un período extremo en violencia política se dio a partir del asesinato del Dr. Amable Jones el 24 de noviembre de 1919. Desde ese momento habrían de ocupar el sillón de Sarmiento Luis S. Colombo desde el 20 de noviembre de 1921 hasta el 21 de enero del 22; Aquiles Castro le siguió hasta el 1 de marzo, menos de dos meses; Julio Bello pudo estar casi todo el año, hasta diciembre; Marcelo Izasa duró una semana hasta el 17 de aquél diciembre, el Dr Manuel Carlés un mes hasta el 18 de enero del 23, vuelta de Aquiles Castro hasta mayo de ese año para llegar a la elección de Federico Cantoni quien pudo gobernar 2 años hasta que fue intervenido por el General Eduardo Broquen en 1925. Un caos total, prácticamente una guerra civil en la que hubo varios enfrentamientos armados que se prologarían como método de acción política por muchas décadas más. Aldo Cantoni fue intervenido por Modestino Pizarro desde 1928 hasta el 30; Pizarro reemplazado un mes por el Coronel Domingo Cuello en intervención federal, éste reemplazado a su vez por el Teniente Coronel José Ruda Vega un par de semanas hasta el 22 de septiembre de 1930 y siguió la lista de intervenciones con el Dr. Marcos Avellaneda, el Dr. Celso Rojas, Ignacio Delfín Medina, el interinato de Sigifredo Bazán Smith, la vuelta de Federico Cantoni, el interinato del General Juan Jones, el Comisionado nacional Vice Almirante Ismael Galíndez para llegar a don Juan Maurín quien hizo la proeza de permanecer casi 4 años desde el 23 de agosto de 1934 hasta el 9 de abril del 38 fecha en que fue intervenido por el Almirante Enrique Fliess a su vez reemplazado por Nicanor Costa Méndez hasta mayo del 39. ¿Agotados hasta aquí? Vengamos un poco más cerca. 


Desde 1987 hasta 1991 pudo mantener el timón del barco Carlos Gómez Centurión, primero en lograr ese objetivo en más de 50 años. Antes, en el reinicio de la democracia Leopoldo Bravo renunció y siguió Jorge Ruiz Aguilar hasta el final del mandato. En 1991 fue electo y comenzó a gobernar Jorge Escobar. Condenado por juicio político fue reemplazado por Juan Carlos Rojas. Repuesto por la Suprema Corte de Justicia sacó a Rojas y terminó su mandato. Reelecto pudo gobernar los 4 años desde 1995 hasta fines de 1999. Derrotado por Alfredo Avelín, éste también fue depuesto por juicio político y reemplazado por su Vice Wbaldino Acosta quien concluyó el período hasta la llegada de José Luis Gioja. Desde 1983 hasta 2003, 20 años y 8 gobernadores, 30 meses cada uno. Varios magnicidios, Benavídez, Aberastain, Jones, 34 intervenciones federales, numerosas balaceras que terminaron con heridos y muertos, una suerte de guerra civil a veces sorda y otras bajo el zumbido de las balas o los chispazos de los facones por no contar las asonadas durante la época de la organización nacional previa a la Constitución de 1853. De ahí venimos. Tal vez la razón de aquél desorden haya sido una lucha por la supervivencia, la escasez de agua para riego, la ausencia de caminos que nos mantuvo encerrados, en fin, lo cierto es que desde hace casi 20 años disfrutamos una era normal, de respeto a los resultados electorales y de paz social. Esta era arrancó en 2003 y se prolonga hasta la actualidad. En ese lapso han estado operativas minas en Iglesia (Veladero), Jáchal (Gualcamayo) y Casposo en Calingasta. Mientras estuvo en proyecto Pascua Lama, los contratos directos de trabajadores bien pagos sumó los 14.000 en alta cordillera. Derrame en servicios, proveedores y constitución de más de 500 empresas nuevas. ¿Casualidad? La opinión es libre, los hechos son sagrados.